Mathieu Djessan, de 29 años, mira con satisfacción las cuatro hectáreas de estanques acuícolas que administra cerca del poblado de Tiassalé, en el sur de Costa de Marfil, y que rápidamente le están dando réditos económicos.
"Cuando cosechemos, en mayo, será nuestra tercera serie de pescado en 13 meses. Entre diciembre de 2011 y febrero de este año vendimos los primeros dos lotes: 5.500 carpas y 4.900 bagres. Pese a pérdidas importantes de alevines ejemplares juveniles-, nos embolsamos más de cinco millones de francos CFA (cerca de 10.000 dólares)", dice Djessan a IPS.
Él administra tres estanques junto con tres amigos en este establecimiento ubicado 120 kilómetros al noroccidente de Abidján, la capital comercial del país. Cada estanque tiene 6.000 carpas y bagres, que engordan a base de salvado de arroz.
Los cuatro socios iniciaron el proyecto con dinero que lograron ahorrar poco a poco, sumado a 4.000 dólares que les prestaron varios benefactores privados. Ya pagaron la deuda, aseguran.
"Necesitábamos encontrar algo que hacer para llegar a fin de mes", dice Chantal Aya, de 26 años, una de los socios del proyecto de Djessan.
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"Así que elegimos invertir en lo que parecía un sector promisorio, no solo en esta región, sino también en el norte, el centro y el occidente del país, que a menudo carecen de peces", añade.
Incluso en el sur, donde se encuentra su establecimiento, mucho más cerca del océano, en los últimos dos años fue inusual que hubiera pescado en los mercados de lugares como Tiassalé y Sikensi.
Cuando había pescado traído de Abidján, era demasiado costoso para la mayoría de la población.
"Las carpas, que normalmente cuestan 1.000 francos CFA (dos dólares), se vendían aquí por 2.500 francos CFA (casi cinco dólares)", explica a IPS la comerciante Eugènie Logbo, que vende pescado en el centro de tránsito de Tiassalé.
Las dos grandes mesas de Logbo están cubiertas de carpas. "Estas no vienen de Abidján, sino que son de los estanques acuícolas de por aquí. Hace dos o tres meses que hay un suministro estable de pescados procedentes de esos estanques, y el precio se ha vuelto accesible. Medio kilogramo de carpa ha vuelto a costar 1.500 francos CFA (tres dólares)", dice.
En Bonoua, a orillas de la laguna Aby, al sudeste de Abidján, Williams Yao Brou construyó dos estanques que cubren 2,5 hectáreas. Actualmente nadan en ellos 3.800 peces recién nacidos.
En todo el año pasado vendió casi 3.500 pescados, pero espera vender todos los que ahora maduran en sus estanques en los próximos tres meses.
"Un problema de mantenimiento me costó 300 pececitos, pero no creo que eso pase de nuevo", dice Yao Brou, quien gana unos 6.000 dólares por ciclo productivo.
"Este negocio se ha vuelto más emocionante, dado que otros jóvenes empiezan a acudir a mí para que los capacite y para ayudarme Esto nos permitirá producir lo suficiente como para compensar la ocasional escasez de pescado", dijo a IPS.
Él aprendió técnicas acuícolas a principios de la década de 2000, cuando trabajaba en un enorme complejo de estanques construidos en 1996 en Mahapleu, en el occidente del país.
Ese proyecto, creado con finanzas del Banco Africano de Desarrollo, se abandonó en 2007 por falta de inversiones en el mantenimiento de los estanques.
Además de abastecer a los vendedores de pescado del mercado local, los jóvenes acuicultores buscan nuevos horizontes para su producción.
"Vender pescado en el mercado o en centros de tránsito no da ganancias rápidas. Queremos hallar restaurantes a los que proveer directamente", dice Aya, exestudiante de administración en Abidján. Al no poder conseguir un empleo en la ciudad, ella optó por autoemplearse en la acuicultura.
Yao sostiene que, "por lo general, el problema es encontrar el capital inicial".
"Pero actualmente los jóvenes entienden la necesidad de compartir sus ideas y proyectos, y juntos hallan algún pequeño capital semilla para iniciar" sus empresas, declara a IPS.
Según Dramé Sékongo, un ingeniero agrícola de Tiassalé, la acuicultura requiere mínimo equipamiento, dinero y conocimientos.
"Lo que los agricultores marfileños están empezando a hacer especialmente los jóvenes- es cavar estanques en áreas bajas, junto a los arrozales, para ganar un poco de dinero. Pero algún apoyo del gobierno ayudaría un poco", dice a IPS.
En marzo, Costa de Marfil y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) firmaron un acuerdo por 22,5 millones de dólares para financiar un proyecto de apoyo a la agricultura y a la comercialización en tres regiones del norte: Bouaké, Korhogo y Bondoukou.
Según un comunicado de prensa del FIDA, el objetivo del proyecto es ayudar a mejorar la seguridad alimentaria e impulsar los ingresos de los pequeños productores, particularmente jóvenes y mujeres de zonas rurales.
Cofinanciado por el gobierno marfileño, este proyecto será llevado a cabo por el Ministerio de Agricultura y el FIDA espera que genere beneficios directos e indirectos a las más de 25.000 familias rurales pobres.