SUDÁFRICA: Escuela rural funciona con su propio biogás

Inserta entre las colinas de la provincia sudafricana de Cabo Oriental, una pequeña escuela rural convierte los residuos agrícolas y humanos en metano para cocinar y en fertilizante rico en nutrientes, e incluso recicla el agua.

Empleando un sistema de biogás integrado, la escuela rural de Three Crowns, en el distrito de Lady Frere, enseña a sus estudiantes, a la comunidad y a ingenieros de todo el país una nueva manera de tratar el agua, los desechos y la energía.

Según el Consejo de Investigaciones Científicas e Industriales, de continuar con el enfoque empresarial habitual, los recursos de agua dulce de Sudáfrica se agotarán completamente para 2030, incapaces de satisfacer las necesidades de la población o de la industria.

"Los problemas empeorarán por incidentes más frecuentes de contaminación hídrica y por mayores costos de tratamiento del agua", dijo el autor del informe 2010 del Consejo, Peter Ashton.

El país tiene alrededor de 40 por ciento de sus represas afectadas por el proceso de eutroficación, por el cual el agua se vuelve demasiado rica en nutrientes y propensa a florecimientos de algas tóxicas. A esto se suman drenajes mineros que amenazan con envenenar la plataforma hídrica en torno a la densamente poblada provincia de Gauteng, en el norte.
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Además, según el informe "Green Drop 2010/2011" del Departamento de Asuntos Hídricos, 56 por ciento del saneamiento de la nación funciona o bien en un "estado crítico" o bien con "un desempeño muy malo".

Por todo esto, la árida Sudáfrica debe desarrollar vías económicas de reciclar de modo efectivo sus recursos hídricos, naturalmente escasos.

Un proyecto exitoso

Financiado por el Banco de Desarrollo de Sudáfrica, el Programa de Manejo Ambiental de la Municipalidad del Distrito Chris Hani hace precisamente eso desde que inició su proyecto piloto de dos años en la escuela rural de Three Crowns.

El sistema de residuo cero de la escuela se alimenta de los desechos orgánicos de la cocina de ese centro educativo, así como de sus huertos y retretes, en un "digestor" anaeróbico donde la acción microbiana descompone los residuos, creando "biogás" metano en el proceso.

El efluente resultante es enviado a una serie de estanques, donde primero los contaminantes remanentes se combinan con oxígeno y se transforman en "estiércol de algas", rico en nutrientes, que constituye un excelente fertilizante.

El agua que surge del primer estanque pasa al siguiente, donde peces como la tilapia pueden alimentarse de las algas restantes. El ecosistema del estanque de peces produce otro fertilizante en base a algas, y el agua está lista para la irrigación.

El resultado final es un sistema que transforma 100 por ciento de los desechos orgánicos en biogás para cocinar, fertilizante de algas libre de elementos patógenos, y agua reciclada para irrigar los huertos de la escuela.

El proyecto también brinda un impactante laboratorio de ciencias donde los estudiantes presencian y entienden a diario conceptos como descomposición, acción biológica aeróbica y anaeróbica, o sustentabilidad.

"Para los niños no es nada nuevo hablar sobre digestores y bacterias, sobre el estanque de algas y la esterilización. Ojalá que cuando salgan de la escuela estos muchachos ayuden a promover este tipo de pensamiento", dijo Mark Wells, de People's Power Africa (PPA), un consorcio de empresas de biotecnologías ambientales encargado de instalar, administrar y controlar el sistema.

Francois Nel, director de servicios de salud ambiental y comunitaria en la municipalidad del distrito de Chris Hani, enfatizó la capacidad del proyecto de afectar la manera de pensar de la gente.

"Lo primero es educar a los niños y cambiar la mentalidad en términos de energía, desechos y cambio climático. Y el sentido de propiedad: los niños se apropian del ambiente y de la importancia de protegerlo", dijo.

También es importante para Zothe, el conserje de la escuela, quien vigila el funcionamiento del biodigestor. "Aprendimos a usar cosas que están conectadas con la naturaleza: tenemos una cocina solar, un biodigestor, energía eólica, así que no gastamos mucho dinero", señaló.

El premiado proyecto de Three Crowns es todo un éxito: cuatro escuelas requieren la instalación del mismo sistema, y en las comunidades cercanas de Intsikayethu y Engcobo planean replicarlo a una escala mucho mayor.

También hay escépticos

Aunque la adopción del proyecto de Three Crowns parece estar despegando, cerca de allí, en East London, otra iniciativa de PPA intenta demostrar su valor a la escéptica municipalidad de Buffalo.

Como en Three Crowns, el "Centro Verde eMonti" busca recuperar recursos a partir de los desechos, pero también se alimenta de aguas residuales municipales, de sedimentos derivados del saneamiento y de la fracción orgánica de la basura sólida municipal.

Según el estudio de viabilidad de PPA, el Centro Verde, que actualmente recibe 10 millones de litros diarios de aguas servidas sin tratar, producirá un metano "ecológico", que se constituirá en una sólida fuente de ingresos para mantener esa planta.

La subsidiaria de Mercedes Benz en Sudáfrica ya envió una carta de interés para comprar el biometano, a fin de utilizarlo en sus plantas.

En definitiva, PPA quiere que el Centro beneficie a las comunidades locales, así que hay planes para que sea administrado principalmente por una fundación ambiental municipal.

Pero poner el Centro en marcha implicará abrirse paso entre una engorrosa burocracia, y dependerá de los cambios en las actitudes de los ingenieros y administradores de la ciudad.

"Sabemos que todo es posible, pero lograr la aprobación de la ciudad es todo un esfuerzo. Estos proyectos son muy difíciles de implementar porque se trata de recursos municipales", dijo Wells.

Francois Nel coincidió en que al PPA no le será fácil lograr la aprobación del Centro. "Es una idea brillante. El problema es que la gente no entiende ni al ambiente ni al cambio climático", dijo, recordando que incluso ahora se esfuerza por convencer a los ingenieros de que se sumen a la partida.

No obstante, PPA y sus socios anticipan que pronto se iniciará la evaluación de impacto ambiental del Centro, y trabajan con la municipalidad para hacer avanzar el proceso de consulta pública.

Son optimistas en cuanto a que para fines de 2013 el Centro quedará operativo.

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