Los agricultores de todo el planeta produjeron muchos más granos en 2011 que nunca antes. Estimaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos muestran que la cosecha mundial llegó a 2.295 millones de toneladas.
Esto es, 53 millones de toneladas más que el récord previo, de 2009.
Pero el consumo creció 90 millones de toneladas en 2011, para sumar 2.280 millones.
Como la producción de grano fue deficitaria respecto del consumo en siete de los últimos 12 años, las reservas son aún peligrosamente bajas, dejando al planeta vulnerable a nuevos aumentos de los precios.
Casi la mitad de las calorías consumidas en todo el mundo proceden directamente de los granos y, gran parte de las restantes, de productos de animales alimentados con granos.
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Tres granos dominan la cosecha mundial: el trigo y el arroz, consumidos directamente como comida, y el maíz, usado en gran medida como alimento para el ganado.
El trigo era la principal cosecha mundial hasta mediados de los 90, cuando emergió el maíz en respuesta a la creciente demanda de productos de animales alimentados con granos, y más recientemente del etanol.
A pesar de registrarse una caída en la importante cosecha estadounidense, debido fundamentalmente a las altas temperaturas del verano boreal, la producción global de maíz alcanzó el récord histórico de 868 millones de toneladas en 2011.
Las cosechas de trigo (689 millones de toneladas) y de arroz (461 millones) también fueron récords.
Las reservas de granos sobrantes (el monto que queda cuando comienza la nueva cosecha) ahora suman 469 millones de toneladas, lo suficiente para cubrir 75 días de consumo en los actuales niveles. Entre 1984 y 2001, las reservas de granos se mantuvieron en el más cómodo nivel de 100 días.
Sin embargo, en 2002, la producción de granos tuvo un déficit de 88 millones de toneladas respecto de la demanda, y desde entonces las reservas sobrantes han tenido un promedio de 72 días de alcance, cerca del límite de la seguridad alimentaria.
En 2006, las reservas sobrantes tocaron fondo, al llegar solo a cubrir 62 días de consumo, preparando así el escenario para el aumento de precios de 2007-2008, cuando estos se duplicaron o triplicaron en un corto periodo.
A las familias pobres en los países en desarrollo, que gastan la mitad o más de sus ingresos en comida, por lo general en granos, esto les ha dejado el plato vacío y les ha llenado de frustración. En unos 35 países estallaron protestas, mientras el número de hambrientos en el mundo superó los 1.000 millones.
Las reservas mundiales cayeron una vez más en 2010 cuando la sequía, los incendios y un calor abrasador diezmaron los cultivos de trigo en Rusia y en países vecinos. Las exportaciones de ese país fueron prohibidas, y los precios de los alimentos volvieron a crecer, desatando temores de una segunda crisis de precios en tres años. El incremento de los precios entre junio y diciembre de 2010 arrastró a 44 millones de personas más a la pobreza extrema, según el Banco Mundial.
Las perspectivas de los más pobres el mundo siguen siendo lúgubres. La producción récord de 2011 no logró superar suficientemente el consumo como para recuperar las reservas.
La volatilidad de los precios de los alimentos y las magras reservas tienen como contexto una disminución de la cantidad de tierra cultivada por persona.
En todo el planeta, los cultivos de granos crecieron a casi 700 millones hectáreas. Pero como la población mundial llegó a 7.000 millones de habitantes en 2011, el promedio de hectáreas plantadas con granos por persona fue de 0,1, la mitad del registrado a comienzos de los años 60.
Aunque el área total cultivada con granos cayó de su pico de 732 millones de hectáreas en 1981, la producción es más de 50 por ciento mayor gracias a los suelos mejorados. En 1950, los agricultores podían esperar cosechas de un promedio de una tonelada de grano por hectárea. Ahora los cultivos son tres veces más productivos.
El problema de las perspectivas alimentarias del planeta es que la agricultura ya no es, como se le conocía proverbialmente, «un fruto al alcance de la mano» de todos.
En varias partes del mundo se adoptan variedades de cultivo más eficientes y nuevas prácticas de irrigación y clases de fertilizantes.
Tres países produjeron casi la mitad de los granos del mundo en 2011: China en primer lugar con 456 millones de toneladas, Estados Unidos con 384 millones e India con 226 millones. Los 27 países de la Unión Europea cosecharon en conjunto 286 millones de toneladas.
Mientras, un creciente número de países dependen de granos importados para cubrir sus necesidades, lo que ha llevado a que la parte de las cosechas de granos que ingresa al comercio internacional aumente a 12 por ciento.
Estados Unidos es por lejos el mayor exportador de granos: en 2011 vendió 73 millones de toneladas, lo que equivale a una cuarta del mercado mundial. Es seguido por Argentina, con 32 millones de toneladas, Australia y Ucrania, cada uno con 24 millones, y Rusia y Canadá, ambos con 20 millones.
En cuanto al maíz en particular, Estados Unidos domina el mercado mundial, con 40 por ciento del total. Por esta razón, los países importadores están preocupados por la creciente parte de las cosechas estadounidenses (40 por ciento en 2011) convertidas en etanol.
Japón sigue siendo el mayor importador de granos, comprando más de 25 millones de toneladas del exterior en 2011, en su mayor parte usadas como alimento animal.
Egipto, México, Corea del Sur y Arabia Saudita siguen en la lista de países que importan más de 10 millones de toneladas de granos.
La dependencia del mercado internacional de granos es alta en todo Medio Oriente. Por ejemplo, Arabia Saudita ahora depende de importaciones por 90 por ciento para su consumo. Como el país casi agotó todas sus reservas de agua subterránea, está abandonando sus cultivos de trigo en el desierto.
* Este artículo fue originalmente publicado por el Earth Policy Institute. Información adicional en: www.earth- policy.org