El autodenominado Foro Económico Mundial (WEF) se reunirá nuevamente en Davos, Suiza, entre el 25 y el 29 de este mes. Se espera que una nueva serie de consejos gratuitos emane de ese encuentro. Sin embargo, sus participantes fueron completamente incapaces de comprender las manifestaciones de la crisis económica mundial cuando se reunieron en septiembre de 2008. De modo que es lógico preguntar de que hablarán ahora.
Lee Howell, Director Gerente del WEF, nos dio un anticipo en El fracaso de la gobernanza en un mundo hiperinterconectado (International Herald Tribune, 11 de enero 2012). La interrogante general que plantea es ¿Cuáles riesgos deberían ser abordados por los líderes mundiales durante los próximos 10 años? Deberíamos esperar, por supuesto, el sufrimiento y la humillación masivos en los sectores de bajos ingresos de la sociedad mundial: Casi la mitad de los indios de menos de cinco años está desnutrido (IHT, 12/1/12). ¡Qué vergüenza! Deberíamos esperar, por supuesto, el apoderamiento de la economía mundial de parte de la economía financiera, con recurrentes y cada vez peores crisis, causantes y causadas por una flagrante desigualdad, más calentamiento global y calamidades ambientales en general a causa de la actividad económica.
El informe Riesgos globales 2012 (a cargo de Howell) presenta tres casos de riesgos con un tema común, fracaso de la gobernanza en un mundo hiperconectado, a saber: 1) hay semillas de distopia, la preocupación de que la globalización no esté cumpliendo con sus promesas; 2) surge la duda de cuán seguras son nuestras salvaguardias, de que la gobernanza esté quedando rezagada detrás de una acelerada complejidad; 3) el lado oscuro de la conectividad por medio de Internet, el potencial del terrorismo, el crimen y la guerra en el mundo virtual.
¿En qué mundo viven los autores de ese tipo de informe? ¡En el mundo del 1% con mayor riqueza! Por supuesto que podría haber una hermosa globalización con los dos géneros, las tres generaciones (ancianos, personas de mediana edad y jóvenes), las cuatro clases (económica, militar, cultural y política), las cinco razas (blanca, amarilla, marrón, negra y roja) empujando juntos hacia una vida digna para todos con medios de subsistencia sostenibles para la vida humana y la naturaleza en general.
Pero sabemos que tenemos globalización de, por y para los varones, los de edad mediana, la clase económicamente alta y los blancos. Y difícilmente podríamos esperar que ellos se preocupen por algo más que por sus propios intereses.
Pero hay una salvaguardia. Ahora, cuán segura sea es otra cuestión. La salvaguardia es la gente; la gobernanza es llamada democracia de, por y para el 99% de abajo. La Primavera Árabe, los indignados, los Ocupen Wall Street y movimientos similares. Por supuesto que ellos han sido espiados por el 1% de arriba por medio de la CIA, el FBI y sus clones alrededor del mundo. Pero es destacable que no haya habido un solo contacto con el movimiento Occupy Wall Street por parte de algún alto dirigente político estadounidense. Ni por los autores del informe Riesgos globales 2012 que aborda las amenazas en el mundo virtual.
El terrorismo es un problema. Pero ¿dónde está el terrorismo de Estado en esta fórmula? Los Estados todavía consideran que la guerra es una opción que constituye su derecho, quizás guiados por una pervertida ONU.
Hoy en día, las nubes sobre el mundo real son más oscuras que nunca.
Por lo tanto ¿cómo hará el 1% de arriba para controlar a Estados Unidos, el país que ha atacado a otras naciones y pueblos más que ningún otro, principalmente en defensa del hipercapitalismo? Washington tiene aún el monopolio de la moneda mundial de reserva ejercido por un club de bancos privados, entre ellos el peor culpable en el golpe de la economía financiera, la Reserva Federal. ¿Cómo harán ellos para manejar la posición de Estados Unidos en las agencias calificadoras? ¿Y la creciente desigualdad, sentados confortablemente allá arriba?
Respuesta: lo harán del mismo modo que la aristocracia feudal de Francia en el siglo 18: no manejándola. Ellos quizás lamentarán la falta de propuestas concretas desde abajo, incluyendo el Foro Social Mundial. Y ¿no será que la complejidad demande soluciones complejas y pluralistas, con el debido respeto a la inmensa diversidad del mundo, no un manojo de eslóganes pegadizos? ¿Puede ser que el mundo sea también la suma de una miríada de mundos diversos, locales, autónomos? ¿Podría ser incluso que Davos se convierta en uno de ellos y no en un museo, como Versailles? (FIN/COPYRIGHT IPS) (*)
(*) Johan Galtung, rector de TRANSCEND Peace University y autor de The Fall of the US Empire-And Then What?