La zimbabwense Duduzile Sibanda se toma un descanso mientras prepara su tierra para cultivar maíz. Seca su frente transpirada por el sol abrasador y mira hacia arriba. Le preocupa que haya pocas nubes y se pregunta en voz alta «cuándo llorará el cielo».
Esta mujer de 57 años vive en la rural Mberengwa, en la central provincia zimbabwense de Midlands. Agricultora de pequeña escala toda su vida, esta abuela está preocupada porque en esta temporada de siembra las lluvias llegarán tarde.
Le han fallado hasta los conocimientos indígenas que usó siempre para estudiar las estaciones. La zafra de siembra empezaba en octubre con las lluvias, pero ahora ya está avanzado diciembre y todavía están por caer.
"Nos dirigimos hacia otra sequía", dijo con notoria frustración. El año pasado la cosecha fue mala, y Sibanda no quiere otra más de bajo rendimiento.
En estas áreas rurales, los aldeanos practican la agricultura de subsistencia. "Siempre estudiamos el cielo para saber cuándo empieza cada estación. Ahora ya no lo sabemos", explicó Sibanda a IPS.
[related_articles]
Su vecina, Jennifer Nkomo, dijo ser muy consciente de la amenaza de malas cosechas, agregando que teme que las postergadas lluvias puedan implicar que tenga que recibir asistencia alimentaria.
"Lo que siempre quisimos es poder alimentarnos a nosotros mismos, pero sin las lluvias esto no ocurrirá, y no podemos afrontar la maldición de los cielos", señaló Knomo, expresando la frustración que se ha vuelto palpable entre los pequeños agricultores de la zona.
"Solo queremos que los cielos se abran", enfatizó. Pero cuando las lluvias llegan, no lo hacen en las mismas cantidades que en el pasado.
Según el Departamento de Servicios Meteorológicos de Zimbabwe, precipitaciones "por debajo de normales a normales" se iniciaron en la provincia de Midlands el día 18, más de dos meses después de lo habitual.
La Alianza Clima y Desarrollo (CDKN), que trabaja con el gobierno de Zimbabwe para formular una política sobre el cambio climático, dijo que investigaciones tempranas sobre el impacto de este fenómeno sugieren que el país tendrá que hacer frente a los cambiantes patrones de lluvias, aumentos de temperatura y más eventos extremos, como inundaciones y sequías.
Según CDKN, sequías más prolongadas y frecuentes pueden reducir sustancialmente los rendimientos de los cultivos, incluido el maíz, alimento básico en este país africano.
Sobona Mtisi, especialista en cambio climático que lidera las investigaciones de CDKN en Zimbabwe, dijo que la producción se está viendo afectada por estas modificaciones.
La Unión de Agricultores Comerciales de Zimbabwe (ZFCU, por sus siglas en inglés) señaló que los pequeños cultivadores de todo el país han visto sus rendimientos reducidos a entre 50 y 75 por ciento este año, en comparación con 2000.
Años de actividades agrícolas interrumpidas tras el lanzamiento del programa de reforma agraria en 2000, aparejados con las modificaciones climáticas, hicieron que Zimbabwe experimentara varias malas cosechas consecutivas.
En lo que va de este año se cosecharon apenas 800.000 toneladas, contra los 1,2 millones de toneladas que se esperaba, según la ZCFU.
Esto suscitó preocupaciones en torno a la necesidad de utilizar métodos agrícolas alternativos para mitigar los efectos del cambio climático.
Zimbabwe es actualmente un gran importador de maíz de sus vecinos. Este año compró un millón de toneladas, pagando por ellas 270 millones de dólares.
"Los pequeños agricultores son especialmente afectados por los cambios del clima, dado que no tienen ni idea de cuándo plantar y cuándo no, ya que los sistemas de conocimientos que usan les están resultando inútiles", dijo Josh Manyora, de la organización ambientalista Environment Africa.
"En ausencia de programas que enseñen a las personas de las áreas rurales más apartadas sobre la meteorología, el clima y las nuevas técnicas agrícolas que responden a los desafíos del cambio climático, tendremos estos problemas cada año", declaró.
La estadounidense Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna anunció en noviembre que más de un millón de zimbabwenses requerirán asistencia alimentaria en el próximo año, en medio de señales de que el país no podrá cultivar suficientes alimentos para autoabastecerse.
La seguridad alimentaria está ligada a los desafíos que presenta el cambio climático, sostiene el Grupo de Análisis de Sistemas Climáticos de la Universidad de Ciudad del Cabo, que observó que los sistemas agrícolas que utilizan las lluvias en África son los más perjudicados.
Según la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), "para cientos de millones de personas" en este continente el cambio climático no tiene que ver con reducir las emisiones contaminantes ni con apagar lámparas eléctricas, sino con "si tendrán o no suficiente para comer".
Sibanda y Nkomo saben esto muy bien. Pero representan una proporción ínfima de los más de 70 por ciento de africanos la mayoría mujeres- que de acuerdo a la AGRA dependen de la agricultura para sobrevivir.