Mientras la crisis griega sacude la eurozona y los movimientos de indignados de Estados Unidos critican cada vez más el sistema neoliberal dominante, se multiplican los análisis sobre la extinción del viejo orden económico.
Las promesas que hicieron décadas atrás las naciones ricas e industrializadas de asistir al Sur en desarrollo, siguen incumplidas, y crece la duda de quién se hará cargo de ellas.
Unos 2.000 delegados gubernamentales y especialistas preparan las valijas para asistir al 4º Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda entre el 29 de este mes y el 1 de diciembre en la ciudad surcoreana de Busan.
Y en todos los continentes se levanta el llamado a que las economías emergentes, en especial Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), se hagan cargo del desarrollo global.
Según el Banco Mundial, los países BRICS prometieron 26.000 millones de dólares en préstamos al mundo en desarrollo entre 2000 y 2008, la mayor parte procedente de China.
Los cinco países tienen 4,3 billones de dólares en reservas de divisas, tres cuartos de las cuales están en bancos chinos. Y en 2014 concentrarán 60 por ciento del crecimiento económico mundial.
Sin embargo, todavía son dejados de lado por las tradicionales economías ricas del Norte, en especial en lo que respecta a la asistencia al desarrollo.
"La Declaración de París de 2005 se adoptó en el marco de la división Norte-Sur. La Agenda de Accra de 2008 se amplió muy poco para incluir algunas frágiles declaraciones sobre la cooperación Sur-Sur", según el Centro de Estudios Chinos de la sudafricana Universidad de Stellenbosch.
La Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo se planteó objetivos para mejorar la calidad de la asistencia y su impacto. Tres años después, para acelerar el avance de la misma, se redactó en la capital de Ghana la Agenda de Acción de Accra, que propuso asociaciones más inclusivas e impactos medibles, entre otros puntos.
Mientras Estados Unidos y la Unión Europea recortan fondos de asistencia oficial al desarrollo a los países de bajos ingresos, probablemente se pida al BRICS que llene el vacío.
En Busan se dará prioridad a África, donde están 33 de los 48 países menos adelantados. Según las últimas estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 50 por ciento de la población del sur del Sahara vive con menos de 1,25 dólares al día.
La situación se agravó porque las naciones ricas no cumplieron con la resolución de la Asamblea General de la ONU de 1970 que pidió destinar 0,7 por ciento de su producto interno bruto a la ayuda al desarrollo.
Difícilmente los países ricos vayan a cumplir ahora con ese objetivo, lo que añadiría presión a los países BRICS.
"La importancia significativamente mayor de China en el comercio y las inversiones mundiales es ampliamente reconocida. Rusia interesa no solo por su tamaño, sino porque al ser un exportador de petróleo tiene capacidad de acumular reservas", dijo a IPS la economista Jayati Ghosh, de la Universidad Jawaharlal Nehru, de Nueva Delhi.
"Las posibilidades de India son mayores a su papel actual, y Sudáfrica y Brasil no solo son las economías más grandes de sus respectivas regiones, sino que pertenecen a redes mayores, como el Mercosur y Nepad", indicó Ghosh, refiriéndose al sudamericano Mercado Común del Sur y a la Nueva Alianza para el Desarrollo de África.
"El hecho de que esos países se hayan aliado indica su reconocimiento de la necesidad de conectar centros fuertes independientes y diferentes de los ofrecidos por Estados Unidos, Europa y Japón", apuntó.
En un ejemplo de acción colectiva de los BRICS, sus dos principales miembros y rivales, India y China, emitieron un comunicado conjunto el miércoles 9 de este mes urgiendo a los países occidentales a "adoptar políticas macroeconómicas responsables para atender los problemas de deuda y estabilidad financiera de una forma adecuada".
El documento, publicado por el Ministerio de Finanzas chino, condensa el resultado del Quinto Diálogo Económico India-China, que terminó el martes 8 en Nueva Delhi.
La declaración critica a la eurozona por el manejo de la crisis de deuda soberana y por permitir que sus consecuencias impactaran en el Sur en desarrollo. "En los mercados emergentes, donde el crecimiento es relativamente más fuerte, hay señales claras de enlentecimiento pues los acontecimientos en las economías avanzadas comienzan a generar preocupación en nuestros países", reza el comunicado.
Pero la unidad no es del todo sólida, pues el Ministerio de Finanzas de India se apresuró a tomar distancia de la fuerte amonestación a Occidente.
Fue evidente la ausencia del documento en la prensa india, lo que llevó a numerosos analistas a reiterar su escepticismo sobre las posibilidades del grupo BRICS de ejercer un papel colectivo en el concierto internacional, en particular porque sus prioridades y estrategias socioeconómicas y geopolíticas son ampliamente divergentes.
"No veo base para agrupar a esos países", sostuvo Rajan Menon, presidente del departamento de relaciones internacionales de la Universidad de Lehigh. "Decir que es un grupo es una prestidigitación interesante, crea la ilusión de una entidad capaz de actuar de forma conjunta. Pero no veo en la historia de esos países que puedan obrar como colectivo cohesionado", dijo a IPS.
"Si sacas a China, ¿cuál será la capacidad residual del resto de los países para tener una incidencia global? Difícilmente sea comparable con otros centros de poder", añadió.
De hecho, el comercio de los últimos 10 años entre países BRICS reafirma el argumento de Menon.
Las exportaciones de Brasil a China aumentaron de 1.100 a 21.000 millones de dólares entre 2000 y 2010, en tanto sus importaciones de productos chinos aumentaron de 1.200 millones a 15.900 millones de dólares en nueve años, según un estudio realizado por la Brookings Institution.
Pero si bien China pasó a ser el principal socio comercial de Brasil, este ni siquiera figura entre los 10 primeros del gigante asiático.
Los países "BRICS todavía no mostraron una agenda colectiva, y mientras no lo hagan, postularlos como grupo de presión parece un poco exagerado", arguyó Menon.
* Este es el primero de dos artículos sobre el grupo BRICS y cómo sus agendas políticas y de desarrollo pueden incidir en el futuro de la asistencia al mundo pobre.