Estamos asistiendo últimamente a una creciente ola de protestas contra el casino capitalista que nos ha traído una serie de crisis económicas y un aumento de la brecha entre ricos y pobres. Con la inspiración de la primavera árabe, se sucedieron protestas masivas en Israel y ahora el movimiento Occupy Wall Street, se está extendiendo a través de Estados Unidos, Europa, Japón y Corea, hasta ahora sólo como protesta, no aún con propuestas.
Al respecto, yo uso aquí el método de la organización no gubernamental que represento, TRASCEND, consistente en diagnosis, prognosis y terapia.
Diagnosis: las sociedades y el mundo entero sufren de una creciente desigualdad patológica. En Estados Unidos, por ejemplo, el 90% «de abajo, tiene un ingreso promedio anual por familia de 31.000 dólares, mientras que el 0,1 % de arriba tiene entradas multimillonarias. Como consecuencia, no hay suficiente poder adquisitivo disponible para hacer que las ruedas de la economía real funcionen, pero al mismo tiempo hay suficiente liquidez en lo alto de la pirámide como para hacer que la economía financiera sufra un recalentamiento. Abajo, la gente padece e incluso muere de hambre. Arriba, el desequilibrio entre la economía financiera y la real destruye la entera economía.
Prognosis: en Estados Unidos, tres burbujas están por estallar: la contradicción entre una galopante economía financiera y una estancada economía real; la contradicción entre el excesivo monto de dinero en circulación y todo valor real que se supone debería reflejar y la contradicción entre el servicio de la deuda pagando intereses a los ricos propietarios de bonos gubernamentales- y el servicio a la gente -pagando por necesidades como las de la salud, la educación, el bienestar y la infraestructura. Y estamos sólo al comienzo.
Terapia: establecer un mejor equilibrio entre rescate y estímulo y entre elites y mayorías. Los políticos estadounidenses responden más a las corporaciones que financian sus campañas electorales que a los votantes. Es corporatocracia, no democracia. Mejor que demasiado grande para quebrar sería demasiado grande para existir: no unos pocos grandes sino muchos pequeños bancos. A continuación, siete pasos recomendados para poner fin a la crisis:
1) La sociedad civil debería crear un máximo de pequeños bancos de ahorros que ofrezcan créditos para inversiones respaldados por su capital, pero con prohibición de especular. Los grandes bancos se opondrán y los pequeños bancos necesitarán formar cooperativas para mutuo respaldo. La inversión está ligada a empresas específicas, mientras que la especulación busca ganancias indiscriminadamente.
2) La sociedad civil debería boicotear a los bancos irresponsables y nada profesionales que ofrecen créditos más allá de sus propias reservas de capital. Los peores merecen hundirse y dejar libre el camino para muchos más pequeños. Islandia, por ejemplo, ha emergido de la crisis financiera al dejar que aquellos bancos se hundieran. Los votantes por dos veces han rehusado que la población islandesa fuera tomada como rehén de créditos dados por esos bancos. Los acreedores deben pagar por su propia imprudencia cuando conceden rédito a igualmente temerarios y no profesionales banqueros.
3) Los banqueros irresponsables deben ser radiados de su profesión durante varios años o de por vida, como sucede con los médicos en casos de mala praxis.
4) Los propietarios de casas que tomaron una hipoteca que no iba más allá de su razonable potencial para su amortización deben ser objeto de rescate, si ello fuera necesario, y no los bancos irresponsables. Ello implicaría la cancelación de numerosas ejecuciones hipotecarias..
5) El foco debería ponerse en los sectores menos protegidos de la sociedad: minorías, ancianos, mujeres, enfermos. Aliviar la miseria es la principal prioridad, el crecimiento económico, la segunda.
6) Levantar el nivel de vida de los de abajo, haciendo que satisfagan sus necesidades básicas. Elevar el nivel de las comunidades, no de los individuos, por medio de la cooperación privada, pública, de la sociedad civil y del sector técnico. Otorgar generosos créditos a microempresas en el terreno de las necesidades básicas y para dar empleo a los más necesitados. En la medida que éstos suban su nivel de vida podrán devolver los créditos obtenidos, incrementar su poder adquisitivo y estimular la economía en general. Aprendamos del capi-comunismo chino.
7) Prohibir la venta y la compra al descubierto, prácticas desestabilizadoras y tóxicas para la economía.
Y a largo plazo: viraje completo de la economía, del crecimiento material a la salud, la educación y las necesidades básicas. El propósito no es aumentar la producción y las ganancias sino enriquecer las vidas humanas. Y dejar de poner a la gente de mayor edad en guetos para jubilados y de quejarse del envejecimiento de la población, eliminando la posibilidad de que los ancianos ofrezcan su sabiduría y experiencia.
En síntesis, elevar a los de abajo por medio de estímulos, salvar a los más afectados, dejar que las instituciones incompetentes se hundan. Actualmente, la incompetencia y la codicia no sólo son recompensadas con rescates sino también estimuladas, dejándose así que los de abajo sufran y se hundan ulteriormente. Esto es insostenible. (FIN/COPYRIGHT IPS)
(*) Johan Galtung, rector de la Universidad de Estudios sobre la Paz TRANSCEND y autor de «The Fall of the US Empire -And Then What?» ( www.transcend.org).