CAMBIO CLIMÁTICO: Durban puede ser la última oportunidad

Las posibilidades de contener el recalentamiento planetario en menos de dos grados se disipan rápidamente, alerta un informe científico de cara a la próxima conferencia internacional en la oriental ciudad sudafricana de Durban.

El retorno a las temperaturas previas al fenómeno del cambio climático es muy improbable. Crédito: US EPA Creative Commons
El retorno a las temperaturas previas al fenómeno del cambio climático es muy improbable. Crédito: US EPA Creative Commons
Si no se frenan muy pronto las emisiones de dióxido de carbono (CO2), las temperaturas en grandes regiones de África, la mayor parte de Rusia y el norte de China aumentarán dos grados en menos de 10 años. Luego vendrán Canadá y Alaska, indica el estudio.

Fijar un pico mundial de emisiones y un año límite para éste tiene sentido desde una perspectiva científica, dijo Joeri Rogelj, del Instituto para Ciencias Atmosféricas y Climáticas en Zurich, director del análisis publicado el domingo en la revista Nature Climate Change.

Entre el 28 de noviembre y el 9 de diciembre se celebrará en Durban la 17 Conferencia de las Partes (COP 17) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Representantes de gobierno realizarán una nueva ronda de negociaciones por un tratado mundial que garantice un incremento menor a dos grados centígrados.

IPS le preguntó a Rogelj si los delegados en Durban deberían fijar un año en el cual las emisiones mundiales tendrían que alcanzar su pico y luego disminuir para asegurar ese límite en el aumento de las temperaturas.
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"Comprometerse con esas metas nos obligaría a embarcarnos a nivel mundial en un camino de bajas emisiones tecnológica y económicamente viable", respondió el científico.

El análisis señala que para tener una probabilidad de 66 por ciento o más de que el recalentamiento no supere los dos grados este siglo, las emisiones globales de carbono deberían llegar a su pico antes de 2020.

Las liberaciones de CO2 tendrían que llegar hasta 44.000 millones de toneladas en 2020, esto es, 4.000 millones menos que las estimadas para 2010.

Después de 2020, las emisiones deberían disminuir rápidamente, alrededor de dos o tres por ciento al año, para llegar a 20.000 millones de toneladas en 2050, según los modelos elaborados por computadora.

Pero éste será un camino muy difícil de emprender, reconocieron Rogelj y sus colegas en el estudio.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) estimó que 80 por ciento de las emisiones proyectadas de parte del sector energético en 2020 ya están aseguradas, puesto que provendrán de plantas que están funcionando ahora o se encuentran en construcción.

"El significativo incremento en las emisiones de CO2 y el hecho de que futuras emisiones estén ya aseguradas debido a inversiones en infraestructura representan un serio revés para nuestras esperanzas de limitar el incremento mundial de la temperatura a menos de dos grados", dijo en mayo Fatih Birol, economista jefe de la AIE.

El recalentamiento por causa del uso de combustibles fósiles se manifiesta en forma desigual, ya que 70 por ciento del planeta es agua, y la mayor parte es agua fría. Por varias razones, el Ártico, Canadá, Eurasia y partes de África se calientan más rápido y sufrirán un sustancial aumento de temperaturas en las próximas décadas.

También es importante entender que el retorno a las temperaturas previas al fenómeno del cambio climático es muy improbable.

Otro nuevo análisis también publicado en Nature Climate Change el domingo alerta que gran parte del Hemisferio Norte y regiones de África cruzarán el umbral de los dos grados.

Si no hay grandes reducciones en las emisiones, el Sahel africano (franja semiárida que atraviesa el continente), el Cuerno de África, el norte de Eurasia y el Ártico cruzarán el umbral muy pronto, entre 2020 y 2030, según un estudio liderado por Manoj Joshi, de la británica Universidad de Reading.

También señala que, para cuando un niño nacido hoy cumpla los 50 años, las temperaturas estarán dos grados más altas en todo el planeta, excepto en los océanos.

Aun si las emisiones de carbono no pueden ser reducidas lo suficientemente rápido hoy para evitar un aumento de dos grados en algunas partes del mundo, acciones urgentes podrían ganar tiempo (una década o dos) para que esas regiones se adapten, asumiendo que tuvieran herramientas para hacerlo.

Aunque dos grados parece poco, es suficiente para que una persona sufra fiebre alta, con graves consecuencias para todo su organismo. Del mismo modo, el incremento en la Tierra afectaría severamente los alimentos, el agua y la biodiversidad, desatando eventos climáticos extremos más fuertes, incluyendo sequías e inundaciones.

Un aumento de dos grados llevaría a la humanidad a vivir en un planeta más caliente y tormentoso, y por lo tanto con menos posibilidades de supervivencia.

Mientras, naciones africanas, del Pacífico y otras insisten en limitar el incremento de las temperaturas a menos de 1,5 grados, pues lo consideran esencial para su existencia. Sin embargo, podría ser ya demasiado tarde.

En todos los 193 escenarios examinados por Rogelj y sus colegas, solo había dos que sugerían la posibilidad de que las temperaturas no aumentaran más de 1,5 grados este siglo. Y para ello se necesitaría un fuerte uso de bioenergía con métodos de captura y secuestro de carbono.

"Los dos escenarios que analizamos indican que sería tecnológica y económicamente posible seguir un camino así. (Aunque) no tienen en cuenta el hecho de que podría haber barreras políticas y sociales", señaló el científico.

La posibilidad de contener el recalentamiento planetario en menos de dos grados se diluye más rápido de lo que muchos creen, ni que hablar de 1,5 grados.

Los gobiernos, la industria y el público tienen poco tiempo para reducir las emisiones por lo menos 4.000 millones de toneladas. Es muy difícil, pero puede hacerse, señalaron Rogelj y sus colegas en su estudio.

Y empezando antes sería más fácil. Las conversaciones de Durban podrían ser la última chance de los gobiernos para cumplir su promesa de limitar el recalentamiento a menos de dos grados.

El estudio de Rogelj termina con una exhortación a los gobiernos y al público en general.

"Sin un firme compromiso para aplicar mecanismos que permitan un pico temprano en las emisiones globales, seguido de rápidas reducciones, existen significativos riesgos de que la meta de dos grados, apoyada por tantas naciones, se escape de las manos".

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