El nivel del mar en Costa de Marfil y otros países de África occidental creció nuevamente este año, destruyendo casas e infraestructura en general. La búsqueda de soluciones efectivas se demora y la erosión en la costa se acelera.
Desde hace mucho tiempo, en el tercer trimestre de cada año se produce un incremento en el nivel del mar en el Golfo de Guinea.
En Abiyán, la principal ciudad económica marfileña, varias casas fueron destruidas y decenas de familias quedaron sin hogar en agosto pasado. El problema no está limitado a áreas urbanas: no lejos de Abiyán, la comunidad de pescadores artesanales en Grand-Bassam perdió muchos equipos, lo que afectó severamente su subsistencia.
En tanto, la capital de Mauritania, Nouakchott, ha sufrido grandes inundaciones, y algunas estimaciones prevén que 80 por ciento de la ciudad estará bajo agua para 2020.
Miles de kilómetros en la costa de Cotonou, centro económico de Benín, también sufren la erosión. Un artículo del diario Nouvelle Expression cuestionó este mes al gobierno por no salvar la costa, y documentó la inundación de varias partes de Roi de Langouste Hotel, al este de la ciudad.
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Hay un proyecto en marcha para construir siete nuevas barreras contra el agua en torno a Cotonu, así como para rehabilitar la barrera existente de Siafato, que ya había sido ampliada de 220 a 260 metros.
El cambio climático es uno de los factores en el aumento del nivel del mar, pero otras actividades como la extracción no regulada de arena y la destrucción de los manglares han jugado un papel importante en toda la región.
Administrando la costa
En Costa de Marfil, especialistas señalan que lo que se necesita es reabrir la boca del río Comoé. Este río, de 813 kilómetros de largo, crece entre las ciudades de Banfora y de Bobo-Dioulasso, en el oeste de Burkina Faso, y fluye a través de Costa de Marfil de norte a sur antes de alcanzar la laguna Ebrié, no lejos de Abiyán.
La laguna, que se extiende por más de 100 kilómetros a lo largo de la costa, está abierta al mar solo a través del canal artificial de Vridi, construido en 1950 para permitir que Abiyán se convirtiera en un puerto de agua profunda.
El agua de Comoé también llega al mar unos pocos kilómetros al este, cerca de Grand-Bassam, pero esta salida natural está ahora bloqueada por el cieno del río.
"Tenemos 500 kilómetros de costa que están siendo absorbidos por el mar, y en algunos casos ésta retrocede hasta dos o tres metros por año. El mar está ganando terreno", alertó Cédric Lombardo, ambientalista en Abiyán que trabajó en el tema para el gobierno durante cinco décadas.
Lombardo señaló que el cierre de la boca natural del río Grand-Bassam por la acumulación de sedimento tendría serias consecuencias. El estuario de Comoé recibe grandes depósitos de lodo, que varían entre 60 y 100 centímetros por año.
El canal de Grand-Bassam fue artificialmente reabierto cuatro veces, la última de ellas en 2004, solo para bloquearse de nuevo en forma casi inmediata.
Lombardo cree que la nueva operación para reabrirlo, por unos 30 millones de dólares, debería también crear otro acceso del río Comoé a la laguna, y luego hasta el mar, para así permitir que el lodo se estabilice en la ribera.
Soluciones sostenibles
"Esas son las opciones", coincidió el ambientalista Frédéric Kouamé, de Abiyán. "Pero todavía está por verse si van a funcionar a largo plazo, y sin tener consecuencias negativas en el corto plazo. Porque, generalmente, las soluciones propuestas son solo temporales", añadió.
Kouamé citó como ejemplo la construcción de dunas artificiales para proteger la costa hace una década, todas las cuales han colapsado por la presión del mar.
Añadió que los efectos del cambio climático, en particular el aumento en el nivel del mar, solo agravarán la erosión de la costa de África occidental.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) también ha observado que las respuestas de los gobiernos solo han tenido el efecto de enlentecer o desplazar un proceso de erosión que se intensificará.
En una reunión de ministros de Ambiente de África occidental celebrada en mayo pasado en Dakar, Senegal, la UICN subrayó la necesidad de dar respuestas más sostenibles.
En el mismo encuentro, siete países costeros, desde Mauritania en el oeste hasta Benín en el este, acordaron la creación de un observatorio costero en África occidental para reducir los riesgos relacionados con la erosión marina.
Los gobiernos también reconocieron que la mayoría de los métodos efectivos para estabilizar la costa incluyen la protección y extensión de la infraestructura natural, como los manglares, las dunas costeras y las lagunas.