Durante los próximos 1.000 días, 75 millones de niños africanos entrarán en el más crítico período de sus vidas. La ciencia ha demostrado que la fase más temprana del desarrollo tiene un impacto fundamental en el futuro de un niño, de su comunidad y de su nación. Si su madre está bien alimentada, él tendrá muchas mejores oportunidades de sobrevivir en sus primeros meses. Si es criado a pecho durante los primeros seis meses y luego recibe nutritivos alimentos que contengan vitaminas y minerales esenciales hasta la edad de dos años, es más probable que pueda completar su educación, tener un más alto coeficiente de inteligencia y un 46% más de expectativa de vida.
De hecho, la estatura de un niño de dos años es el mejor índice para predecir su capital humano. Increíblemente, la mitad del insuficiente crecimiento de un niño se genera durante el embarazo de la madre. Por esta razón, el Sexto Informe de las Naciones Unidas sobre la Situación de la Nutrición Mundial exhorta a realizar un renovado esfuerzo para invertir en la nutrición materna para romper el ciclo intergeneracional de disminución del crecimiento.
Está bien documentado que el bajo crecimiento es trasmitido a través de las generaciones por medio de la madre. Es más probable que las mujeres adultas de baja estatura tengan bebés de peso bajo al nacer. A su vez, niñas nacidas con bajo peso es más probable que tengan un crecimiento insuficiente durante la infancia y se conviertan en adultas de estatura pequeña.
El ciclo puede romperse si se mejora el acceso a una nutrición de calidad, especialmente si el esfuerzo se concentra en mujeres en edad reproductiva. Al mejorar sus reservas de elementos nutrientes cruciales -como el hierro y el ácido fólico- en la preparación para el embarazo, se reduce el riesgo de mortalidad de la madre y se protege al bebé contra los debilitantes y a menudo mortales defectos de nacimiento.
Estamos en una situación sin precedentes en la historia en la cual la escasez de recursos, el aumento de la población y el ascenso de mercados emergentes se combinarán para crear una amenaza sistémica contra las antiguas instituciones y las relaciones internacionales que sostienen la seguridad global.
Lo que se requiere para enfrentar esos desafíos son nuevas vías de colaboración entre los sectores, con la sociedad civil en la vanguardia en demanda de un eficaz liderazgo de los gobiernos para establecer una sociedad justa en la cual toda madre y su hijo tengan acceso a una asistencia sanitaria de calidad, a una nutrición adecuada y a leyes que protejan sus derechos.
Para alcanzar esas ambiciosas metas, necesitaremos que los sectores público y privado trabajen conjuntamente para maximizar el impacto de nuestros esfuerzos e inversiones y crear la muy necesaria eficiencia en nuestros modelos de servicio público.
En verdad, no alcanzan los fondos públicos para hacer frente a los crecientes desafíos a nuestro sistema de salud, como los que plantean el VIH/SIDA, la desnutrición, la salud maternal e infantil o las emergentes epidemias que afectan la salud pública, lo que incluye enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y las dolencias cardiovasculares.
Un estudio reciente de Harvard demostró que la estatura alcanzada es un determinante indicador del estatus socioeconómico de una mujer y de la salud, bienestar y potencial económico de sus hijos. De los 54 países incluidos en el estudio, la estatura de las mujeres bajó en 14 países, todos en África, y se mantuvo estable en 21. Los investigadores atribuyen la caída o el estancamiento a la pobre nutrición, a la exposición a las infecciones y otros factores ambientales que pueden impedir o dificultar el crecimiento de los niños.
Cuando pensamos en el 2030 y en las oportunidades que África ofrecerá a sus próximas generaciones debemos tener en mente las madres de 75 millones de niños que están ahora en el período de los 1.000 días críticos para el desarrollo. Invertir en el futuro de nuestra juventud con la seguridad de que esté adecuadamente nutrida no sólo puede romper el ciclo de la pobreza sino además aumentar su potencial para el bien del continente africano. (FIN/COPYRIGHT IPS)
(*) Jay Naidoo preside la Alianza Mundial para Mejorar la Nutrición (GAIN).