COLUMNA: Palestina y la ONU, una historia de doble discurso

La falta de una solución al conflicto palestino-israelí, luego de 40 años de ocupación, «seguirá afectando la reputación de la ONU y despertando dudas sobre su imparcialidad», según palabras del ex secretario general Kofi Annan.

Ninguna otra causa ha consumido más papeleo en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) como la de los palestinos. Pero cientos de resoluciones sobre el tema no han sido respetadas, mucho menos aplicadas por más de un siglo.

En ningún lugar los ideales y mecanismos de la ONU se han visto tan atascados como en Palestina.

Los esfuerzos para neutralizar la intervención del foro mundial en el conflicto han sido siempre liderados por Estados Unidos. Pero los de la administración de Barack Obama esta semana, actuando en nombre de Israel, han alcanzado un nuevo nivel.

Washington ha vetado más de 40 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU críticas a sus políticas, algunas de las cuales fueron redactadas por sus propios aliados europeos. Una rápida mirada a Medio Oriente hoy deja en claro que esas obstrucciones conspiraron contra los intereses de todas las partes, y no trajeron ni paz ni seguridad a la región.
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Las rivalidades de la Guerra Fría también contribuyeron a la parálisis de la ONU en el conflicto palestino-israelí: más de la mitad de las 690 resoluciones adoptadas por la Asamblea General entre 1947 y 1990 han sido ignoradas.

¿Pero por qué se ha mantenido alejada a la ONU durante dos décadas del proceso de paz?

La sencilla respuesta es que hay un doble discurso.

La ONU intervino directamente para resolver todos los conflictos posteriores a la Guerra Fría: Bosnia, Kosovo, Somalia, Kuwait, Iraq, Afganistán, Irán, Siria, y ahora Líbano y Sudán del Sur.

Pero no en el problema palestino. Este conflicto fue en cambio derivado a un proceso diplomático auspiciado por Estados Unidos, aun cuando sus estrechas relaciones con Israel no lo convierten en mediador imparcial.

No solo el conflicto palestino-israelí ha estado alejado del organismo mundial, sino que además las resoluciones más críticas a Israel han sido desconocidas.

Solo después de una década de fracasos en el proceso de paz, el gobierno de George W. Bush (2001-2009) permitió que la ONU participara, e incluso entonces solo como socio menor en el denominado Cuarteto, instancia de mediación internacional que incluía también a la Unión Europea y Rusia.

Mientras, Israel ha hecho caso omiso a decenas de resoluciones «exhortando», «instando» o «recomendando» cambios en sus políticas o directamente «condenando» o «censurando» sus ataques y la construcción de colonias judías en territorios palestinos, así como las deportaciones y la ocupación militar.

Del mismo modo, todos los llamados y las demandas de intervenciones políticas y humanitarias han caído en oídos sordos. La única que vez que la ONU pudo actuar fue en 1997, cuando envió a unos pocos observadores desarmados a la ciudad ocupada de Hebrón. Lamentablemente, no se les permitió hablar públicamente sobre las violaciones cometidas.

En las últimas cuatro décadas, Israel ha violado todas las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad de la ONU, como la 465 y la 1980, que deploran todas las medidas israelíes para cambiar el carácter físico, la composición demográfica y la estructura institucional de Palestina y otros territorios árabes ocupados desde 1967, incluyendo Jerusalén.

También rechazó la 476, que reafirmaba la necesidad de poner fin a la ocupación israelí de los territorios árabes. La única resolución que fue aceptada por Estados Unidos e Israel y que formó la base del proceso diplomático, la 242, de 1967, fue también sistemáticamente violada.

Israel expandió sus colonias, cuando la resolución señala la «inadmisibilidad de la adquisición de territorio por la fuerza».

Paradójicamente, el Estado de Israel fue creado por una recomendación de la ONU para la Partición de Palestina en 1947, y fue aceptado como nuevo miembro del foro mundial sobre la base de su compromiso de respetar la resolución, y específicamente la 194 de la Asamblea General sobre el regreso de los refugiados palestinos.

Ahora que todos los medios han sido probados y han fracasado, incluyendo 18 años de negociaciones bilaterales, el Consejo de Seguridad debe asumir su responsabilidad, exigiendo a Israel que cumpla sus obligaciones de acuerdo con la Carta de la ONU y que reconozca el derecho palestino a su autodeterminación como estado. Punto.

* Publicado en acuerdo con Al Jazeera. Marwan Bishara es analista político de Al Jazeera. Fue profesor de relaciones internacionales en la Universidad Estadounidense de París. Es considerado una autoridad en asuntos de Medio Oriente.

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