Cada semana muere una persona en Kenia por falta de anestésicos, y la situación es más grave en tugurios urbanos y en áreas rurales.
En zonas como Turkana, en el valle del Rift, y en las provincias Nororiental, Oriental y Occidental, muchos pacientes sufren dolorosas operaciones sin ningún tipo anestésico, informó el jefe ejecutivo del no gubernamental Movimiento por Acceso al Tratamiento en Kenia, James Kamau.
El activista señaló que los anestésicos se encontraban sólo en Nairobi y en hospitales generales provinciales. "En nuestras visitas por toda Kenia, hemos conocido casos en los que muchas clínicas operan sin usar anestesia. Sin duda, no deberíamos dejar que las personas, en especial niñas y niños, fueran sometidos a cirugías sin anestésicos".
La médica Frasia Karua, del Hospital Infantil Gertrude, dijo haber realizado un estudio en todo el país y concluyó que la falta de anestesias era real y rampante sobre todo en áreas rurales.
Por su parte, el vicepresidente de la Asociación Clínica de Kenia, Japheth Akwabi, indicó que "muchos pacientes eran operados sin esas medicinas esenciales".
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Los expertos y los grupos de la sociedad civil coincidieron en que la falta de presupuesto, la corrupción y la burocracia eran los principales factores de este problema.
Willis Akhwale, jefe de Control de Enfermedades del Ministerio de Salud, llamó a las empresas farmacéuticas con sede en África a jugar un papel más importante en el mercado mundial de medicamentos.
"Fabricar drogas localmente no sólo disminuirá los costos, sino que también reducirá el tiempo invertido para obtenerlas y tratar todos los males", señaló.
Akhwale afirmó que Kenia había ya tenido muchos momentos de escasez de fármacos, al parecer debido a los tediosos procesos de adquisición. "Es una vergüenza que muchos ciudadanos mueran por la falta de medicamentos básicos como los anestésicos, que son usados durante procedimientos quirúrgicos", señaló.
La paraestatal Agencia de Suministros Médicos de Kenia (KEMSA) tiene a cargo la planificación, obtención y distribución de las drogas para todas las instalaciones públicas del país. Pero sus autoridades afirman no tener suficiente dinero para cubrir a todo el territorio.
"Aunque el gobierno le dio al Ministerio de Salud un total de 870 millones de dólares para su presupuesto de este año, los anestésicos debieron esperar, así como otras drogas, mientras se gastaron 12 millones de dólares en la compra de antirretrovirales, dos millones para modernos equipos para estudiar cáncer cervical y de mama, y 79 millones para vacunas", dijo Munyu, jefe ejecutivo interino de KEMSA.
No obstante, destacó que la agencia había comprado un sistema de planificación por 1,5 millones de dólares destinado a facilitar la adquisición de medicamentos esenciales y artículos médicos básicos.
También servirá para seguir de cerca la escasez y la distribución de todas medicinas en más de 4.000 instalaciones públicas de todo el país. Pero esto no será implementado sino hasta septiembre.
El ministro de Servicios Médicos, Anyang Nyongo, aseguró que el gobierno era conciente de la situación y dijo que estaba buscando dinero de donantes para comprar suficientes medicinas, entre ellas anestésicos.
Pero, mientras, los pacientes sufren un terrible dolor.
Cuando Clare Anyango, de la Provincia Occidental, se quebró la mano, fue llevada a una enfermería local para ser operada sin anestesia.
"Fue como el infierno. Estaba sufriendo y pensé que el doctor me aliviaría el dolor. Pero cuando empezó a operar, el padecimiento se duplicó y tuve que aguantar casi una hora. No podría pasar por algo similar otra vez", dijo Anyango.
Gilchrist Lokoer, a cargo del Hospital de Distrito de Turkana, aseguró que la situación era peor allí. "Muchos pacientes vienen a nosotros por cirugía, pero en muchos casos carecemos de equipos para anestesia, de gases y de aerosoles para aliviar el dolor", indicó.
"Las suturas, la remoción de protuberancias y las circuncisiones las hacemos cuando los pacientes están completamente despiertos. Para casos más serios, los llevamos a los hospitales generales provinciales con buenas instalaciones y fármacos", dijo Lokoer.
Loise Mutai, pediatra, cardióloga y profesora en la Universidad de Nairobi, operó en marzo sin anestesia a una niña en Kericho, 300 kilómetros al oeste de Nairobi.
"Había ido al hospital de distrito de Kericho para diagnosticar los problemas cardiacos de la niña utilizando mis equipos. Detecté una anormalidad en el corazón de la pequeña y no podía dejar pasarla un día más", contó.
"Quedé impactada cuando descubrí que no había medicinas ni equipos de anestesia. Usando mis propios equipos pude operarla sin usar anestésicos. La niña sobrevivió, pero desarrollé una empatía especial con ella porque sabía el dolor que había sufrido", contó.