Las instituciones de microfinanzas llenan una importante brecha en África, ofreciendo ahorros y préstamos a personas que el sistema bancario comercial no atiende.
Desde Guinea y Camerún hasta Kenia y Uganda, las personas se ven atraídas por las condiciones en que se ofrecen los microcréditos para iniciar pequeñas empresas.
La Asociación de Mujeres del Área de Chawama, que agrupa a 800 mujeres en empresas cooperativas, apeló a estas instituciones. La asociación se dedica a moler maíz en Chawama, localidad con unos 250.000 habitantes en las afueras de Lusaka, desde hace dos años.
El grupo recibió en donación un pequeño molino, conocido localmente como "chigayo", como parte de un proyecto de potenciación de mujeres del Ministerio de Género y Desarrollo.
"La mayoría de nuestras integrantes son viudas, pacientes de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) y trabajadoras del hogar con graves desafíos financieros", señaló Rebecca Mwanaza, vicepresidenta de la asociación. "Y este chigayo representa la única fuente de sustento para ellas".
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Las mujeres están agrupadas en 10 subgrupos que usan respectivamente una parte de las ganancias del molino para sostener otras actividades generadoras de ingresos: algunas fabrican felpudos, trapeadores o escobas, otras venden buñuelos o palomitas de maíz. Todos los ingresos son divididos entre las integrantes de cada subgrupo.
La asociación decidió avanzar hacia la producción de algo más elaborado, pero no podía apelar a los bancos comerciales, ya que no tenía el suficiente dinero como para el saldo mínimo necesario de 150 dólares para abrir una cuenta, y no estaba dispuesta a pagar altos intereses.
Por tanto, las mujeres decidieron abrir una cuenta de ahorro en Pulse Financial Services Limited, una institución de microfinanzas. La cuenta fue abierta con un mínimo de 200.000 kwacha zambianos (unos 40 dólares), sin cargos de administración y a un interés de seis por ciento.
Mwanza dijo estar feliz con el servicio de Pulse. "Hasta ahora ha sido excelente".
Además de cajas de ahorro, Pulse, creada en 2001, da préstamos a pequeñas y medianas empresas que cuenten con un sólido plan de negocios. Los créditos son a corto plazo, generalmente entre uno y seis meses, y cuanto mayor el plazo más alto el interés. Por un periodo de tres meses la tasa es de 75 por ciento, y préstamos con periodos de reembolso mayores a cuatro meses tienen intereses de hasta 100 por ciento.
Luego de que la asociación recibió su chigayo, pidió un crédito en Pulse. Para empezar, solicitó el equivalente a 100 dólares con el fin de comprar combustible diésel. Devolvió el crédito con intereses en dos meses, y la iniciativa molinera pudo funcionar por sí sola.
Evans Mwape, funcionaria del Ministerio de Género y Desarrollo dedicada al apoyo de comunidades, dijo que el trabajo de la cartera sería menos efectivo sin la existencia de las instituciones de microfinanzas como Pulse.
"Lo que el gobierno hace habitualmente es distribuir dinero en varios ministerios para proyectos de desarrollo. Este dinero está destinado a cuentas fijas", explicó a IPS.
"Esto significa que cuando entregamos un chigayo a un grupo de mujeres no le damos capital operacional. Depende de ellas encontrar el capital, y éste es el caso de las mujeres de Chawama, que debieron buscar dinero para combustible diésel por su cuenta", señaló Mwape.
Pulse Financial Services no es una organización benéfica, y no todos sus clientes devuelven los préstamos. "Es un gran problema cuando una persona no logra pagar el crédito", dijo Mwanza.
"Hubo casos de personas que no pagaron sus préstamos en sus localidades, y Pulse no dudó en quedarse con sus propiedades hipotecadas. Hubo gente que perdió sus coches y sus muebles, se lo aseguro", contó.
La asociación de Chawama tuvo la suerte de recibir capital, en la forma de un molino, como donación. Mwanza admitió que si el grupo hubiera pedido dinero para pagar todo o parte del costo de comprar un molino, probablemente no habría podido pagar el préstamo.
Pulse demostró ser la perfecta solución bancaria para la asociación, que ahora busca desarrollarse.
"Estamos pensando en pasar este chigayo de diésel a electricidad para reducir los costos de operación", dijo Mwanza. La asociación tiene previsto pedir prestados 300 dólares para comprar un motor eléctrico.