LOS PAÍSES MENOS DESARROLLADOS TAMBIÉN DEBEN EMERGER

El extraordinario ascenso de las economías emergentes se ha convertido en un tópico habitual en los debates públicos. Sin embargo, no hace mucho tiempo China, Indonesia, Brasil y Turquía –para nombrar sólo a unos pocos países- no eran tomados en consideración por muchos inversores extranjeros. Hoy en día, cuando el mundo está saliendo de su peor recesión en décadas, esta recuperación debe mucho al fuerte crecimiento registrado en estas naciones.

En cuestión de años, las economías emergentes han sacado a millones de personas de la pobreza. Su consumo doméstico alcanzó niveles récord, lo que incrementó grandemente lo que incentivó la demanda global de materias primas.

El ascenso de las economías emergentes es una de las tendencias determinantes de nuestro tiempo. Y suscita el deseo de que nuevos miembros se sumen a este grupo de naciones.

Si ello sucediera, hay 48 candidatos a tomar parte en este desafío.

En el vocabulario de las Naciones Unidas, esos son los “países menos desarrollados” (LDC), 33 de ellos en África, 14 en Asia y uno (Haití) en El Caribe. Normalmente, se los menciona para poner en evidencia todos los males que padecen: enfermedades endémicas y pobreza, escaso capital económico y humano, mal gobierno y conflictos civiles.

Aunque son los países más vulnerables del mundo, los LDC tienen lo que es necesario para convertirse en un nuevo polo de expansión de la economía global, o sea un abundante y mayoritariamente joven fuerza de trabajo, los más apreciados recursos naturales (petróleo, metales, otros minerales, productos alimenticios y tierras arables) y un creciente impulso para atraer inversiones.

Por muchos motivos un cambio positivo está teniendo lugar y arraigándose en algunos LDC. Durante los últimos diez años han experimentado un vigoroso crecimiento económico. Algunos de esos países ya están ubicándose en buenas posiciones en la lista de los futuros ejes comerciales mundiales.

Pero con más de la mitad de sus 900 millones de habitantes que sobreviven con menos de un dólar diario, los países menos desarrollados necesitan hacer más de lo que han hecho hasta ahora. Necesitan profundizar el sendero de las reformas económicas en las que se han embarcado y al mismo tiempo combatir la corrupción y movilizar los recursos domésticos.

Por otra parte, los socios desarrollados de los LDC deben mantener y consolidar el apoyo económico que les brindan. Debe también continuar la tendencia positiva de varias décadas en cuestión de financiamientos provenientes de la Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA). Deben ser honrados los compromisos previos de los países ricos en cuanto a eliminar todas las barreras comerciales aplicadas a los productos de los LDC. A través de la adopción de regímenes especiales, los países desarrollados deberían también estimular la expansión de sus empresas en los sectores productivos de los LDC. Incentivos fiscales, recompensas por la transferencia de tecnología, la facilitación del acceso al crédito y al mercado para los inversores locales y extranjeros son algunas de las medidas que pueden emplear los países ricos.

Afortunadamente, las economías recién emergentes en el mundo pueden, y lo hacen, jugar un papel en el resurgimiento de los LDC. La cooperación Sur-Sur en la forma de inversiones y de acuerdos comerciales con los LDC está en vías de sobrepasar las entradas económicas provenientes del Norte y también se está incrementando la ayuda al desarrollo.

En la conferencia de la ONU que se celebrará entre el 9 y el 13 de mayo en Estambul, los dirigentes mundiales aprobarán un nuevo plan de acción para los LDC que reemplazará al anterior, acordado en Bruselas hace 10 años. Cuando esta reunión está por comenzar vale la pena hacer notar que, así como las economías emergentes ayudaron mucho a evitar que la crisis económica global se agravara aún más, los países más vulnerables del mundo pueden convertirse en la línea de defensa del mundo contra futuras conmociones económicas. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Cheick Sidi Diarra,

Secretario General Adjunto y Alto Representante para los Países Menos Adelantados, los Países en Desarrollo sin Litoral y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo

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