Producir granos de café arábigo en las laderas del Monte Elgon, en el este de Uganda, es ahora viable gracias a que los agricultores se aseguraron un rápido acceso al mercado internacional. El comercio justo lo hizo posible.
Comunidades rurales en el este ugandés han ganado acceso al mercado mundial suministrando granos a la compañía británica Cafédirect, en la que fundadores, cultivadores y empleados comparten las acciones. Y consumidores a miles de kilómetros de benefician disfrutando del café elaborado en forma orgánica.
IPS visitó a los productores en el subcondado de Bulakasi, en el distrito de Bududa, a unos 275 kilómetros de Kampala, la capital ugandesa.
Stanley Nasasa, de 63 años, ha trabajado casi toda su vida como productor de café, pero siente que sólo ahora goza de los verdaderos beneficios. La razón: el comercio justo.
Nasasa es secretario de la sociedad cooperativa Bukalasi, que integra a su vez la cooperativa de café Gumutindo, organización de cultivadores que trabaja con Cafédirect para asegurar un acceso al mercado y mejores precios para los productores de la zona. Gumutindo significa "excelente café" en la lengua vernácula Lugisu.
Obtener precios justos para mantener su sustento es lo más importante para los agricultores, pues eso les permite edificar sus casas, educar a sus hijos y transformar a sus comunidades.
En el hogar de Nasasa, IPS descubrió por qué se había convertido en un defensor acérrimo del comercio justo. Su familia se acababa de mudar a una casa de ladrillos con piso de cemento, luego de haber vivido en una choza de lodo con techo delgado en un área propensa a deslaves.
"Compré esta porción de tierra a tres millones de chelines (1.300 dólares) y la casa hasta ahora me costó 10 millones de chelines (5.000 dólares). Estos son los frutos del comercio justo a través de Gumutindo", dijo a IPS.
Acompañado de su esposa Stella, Nasasa dijo que el dinero provino de ahorros luego de recibir precios justos y "primas sociales".
Gumutindo paga una prima social por cada kilogramo de café que entregan los productores, entregada en la forma de un bono que a su vez los agricultores pueden usar para apoyar proyectos de desarrollo comunitario.
"El acuerdo de comercio justo nos salvó de los rapaces intermediarios que le daban a los agricultores mucho menos que el precio del mercado del café. Hemos salvado una gran distancia, se lo puedo asegurar", dijo Nasasa a IPS.
"Hubo un tiempo en el que llevábamos el café todo el camino al mercado de Chebukube en Kenia. No era fácil, algunas personas perdieron sus vidas", dijo, refiriéndose a la época en que contrabandeaban el producto bajo el régimen de Idi Amin (1971-1979).
Las políticas de Amin causaron una crisis económica que afectó los mercados del café. Los agricultores almacenaron los granos en sus casas por la falta de mercados. Se vieron obligados a caminar a través de las montañas de la vecina Kenia para vender su café y poder sobrevivir.
Nasasa dijo que su nueva casa era un alivio para su esposa, que siempre tenía dificultades para subir a las zonas altas donde estaba su vivienda original. "La vida es mejor aquí. Vivíamos con miedo después de que varias personas cerca de donde estábamos murieran por los deslaves de marzo" de 2010.
Detrás de la casa hay una granja con dos vacas holandesas que producen leche para la familia y tres áreas protegidas donde se secan los granos de café.
Dentro de la casa de Nasasa hay una gran habitación reservada para almacenar y secar el café. Se agachó para mostrarle a IPS los granos, mientras sonreía y explicaba: "Seguro son grado AA, la mayor calidad de acuerdo con los estándares de Gumutindo".
A unos 50 metros de su casa vive Wilson Mabala, otro productor de Gumutindo. Consultado sobre los beneficios de vender café bajo las reglas del comercio justo, señaló: "Desde que me integré a Gumutindo hemos logrado mantener nuestras tierras usando estiércol orgánico. Estamos obteniendo un buen precio por nuestro café".
"Personalmente me he beneficiado mucho. Con mejores ingresos, envié a mis hijos a mejores escuelas de las que podía pagar antes", añadió.
La educación primaria en Uganda es gratis, pero muchos padres preocupados por la calidad de la educación optan por llevar a sus hijos a escuelas privadas donde asumen los gastos. Mabala dijo a IPS que gastaba más de un millón de chelines (500 dólares) al año en los estudios de su hijo.
Cerca de allí, IPS conoció un proyecto en el que la cooperativa Bulakasi incrementaba sus almacenes para poder guardar más granos de café.
Mabala, también presidente de Bukalasi, explicó IPS la expansión es financiada con las primas sociales de sus miembros.
"Los agricultores nos sentamos y decidimos expandir el almacén para hacer más espacio para el café. No se puede tener excelente café si se almacena mal", explicó.