SWAZILANDIA: La tuberculosis se cura en casa

La iniciativa de formar agentes de salud para que colaboren con la atención a los enfermos de tuberculosis multirresistente en Swazilandia permitió que muchos pacientes como Ntombikayise Mabelesa continuaran con el tratamiento.

Mabelesa, de 36 años, recorría todos los días 30 kilómetros en autobús y cinco más a pie para llegar a la clínica de Mhlosheni, donde le administraban una inyección. El costo del viaje, el equivalente a tres dólares, era demasiado para ella.

"Se me hacía difícil ir al centro de salud todos los días porque estaba sin trabajo", recordó Mabelesa. En el mismo lugar recibía su asignación mensual para comprar medicamentos.

"A veces me sentía muy débil para caminar y pedía para dormir en las casas que estaban cerca de la clínica, pero la gente no siempre estaba afín por temor a infectarse", relató.

La situación hizo que comenzara a faltar. Su estado de salud se agravó y dificultó el tratamiento, que ya era complejo.
[related_articles]
"De alguna manera perdí la esperanza porque me costaba recibir la atención necesaria debido a que estaba desempleada y no tenía a nadie a quien recurrir", añadió.

Se registraron más de 11.000 casos de la enfermedad en el país en 2009, según cifras del informe de este año del Programa Nacional para el Control de la Tuberculosis, de los cuales más de 300 presentaron resistencia a diversos medicamentos

Además, cinco pacientes mostraron una resistencia severa a los fármacos.

No hubo tratamiento contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) ni contra la tuberculosis en las 21 clínicas de la región de Shiselweni hasta 2007, cuando llegó la organización Médicos sin Fronteras (MSF) a colaborar con el Ministerio de Salud.

Los pacientes debían trasladarse hasta el hospital estatal de Hlathikhulu o a las clínicas de Matsanjeni y Nhlangano. Los centros de salud tienen pocas camas y no tienen quirófanos.

MSF capacitó a 80 agentes de salud comunitarios para estar cerca de los pacientes para asesorarlos sobre el tratamiento.

Mabelesa está entre los 25 pacientes que reciben inyecciones a domicilio. Especialistas de MSF visitan de vez en cuando a las personas enfermas y a los agentes de salud para supervisar que la medicación sea la adecuada.

"No tuve ninguna complicación con el tratamiento a domicilio hasta que lo terminé en julio", relató. "Sólo sentí los efectos secundarios como inestabilidad psíquica", añadió Mabelesa, quien, además, tiene VIH y recibe antirretrovirales.

Por casos como el de ella, MSF promueve una iniciativa para que algunas tareas realizadas por el personal médico las hagan practicantes.

Desde su introducción hace tres años, la nueva modalidad de atención ayudó a descentralizar la atención del VIH y la tuberculosis. Los agentes de salud se encargan de tareas básicas como recolectar esputo e informar a los pacientes.

Pero no basta con eso, remarcó Aymeric Péguillan, jefe de la misión de MSF en Swazilandia, porque algunos pacientes todavía están muy lejos de los centros de salud y deben recibir tratamiento en sus casas.

"Ahora pueden recibir tratamiento a domicilio gracias a los practicantes", añadió.

Pero el director del programa para la tuberculosis, Themba Dlamini, no está convencido de que sean agentes de salud los que suministren las inyecciones en vez de las enfermeras.

Es complicado administrar los medicamentos para la tuberculosis multirresistente porque se inyecta en las nalgas, donde hay nervios muy sensibles y, si no se hace bien, puede causar problemas de invalidez, explicó Dlamini.

"Hay personas que pueden tener una reacción contra la inyección y sólo hay medicación para frenarla en los centros de salud", añadió.

Además, los practicante no pueden pararse frente a un tribunal y explicar qué pasó con un paciente que sufrió complicaciones a causa del tratamiento, indicó Sibusiso Lushaba, secretario general de la Asociación de Enfermeras de Swazilandia.

"Necesitamos una política sobre el cambio de tareas para que las organizaciones tengan un marco al que ceñirse", remarcó Lushaba. "El gobierno le pidió a MSF que ayudara a implementar la iniciativa, pero no hay pautas que pueda seguir", añadió.

Péguillan señaló que MSF seguía las instrucciones nacionales sobre la atención de la tuberculosis multirresistente y el apoyo al tratamiento comunitario. Las normas permiten que los agentes de salud colaboren con la administración de medicación en el país.

"La atención a domicilio no se considera como primer opción", señaló Péguillan. "Pero cuando uno debe lidiar con pacientes como Mabelesa, tienen que tomar una decisión, observar cómo el paciente abandona el tratamiento o encontrar una solución práctica", subrayó.

Dada la enrome cantidad de personas con tuberculosis multirresistente, el hospital de Manzini, donde se suministra tratamiento específico, no puede hacer frente a la demanda porque sólo tiene capacidad para 50 pacientes, por lo que no hay más remedio que administrar la medicación a domicilio.

Los agentes de salud no trabajan solos y están sometidos a una estricta supervisión diaria por enfermeras de MSF, remarcó Péguillan.

"Las complicaciones no son exclusivas de las personas que reciben atención a domicilio", indicó. "Todos los pacientes sufren efectos secundarios. Debo mencionar que recibimos 100 por ciento de adhesión al tratamiento", añadió.

Mabelesa es prueba de ello.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe