Autoridades sanitarias de la República Democrática del Congo (RDC) temen que la inseguridad y la falta de recursos puedan favorecer brotes de enfermedades prevenibles que ya han azotado antes al país. La poliomielitis, aunque erradicada hace cinco años, tuvo una reaparición en África central.
La Organización Mundial de la Salud registró oficialmente 139 casos de polio en la RDC este año, pero se estima que serían muchos más. También se detectaron contagios en el norte de la República del Congo y en el sur de Angola. Se cree que ese último país fue el lugar de origen del último brote en la región.
Miles de vacunadores han sido enviados a los 16 distritos de la RDC en el marco de una campaña masiva de inmunización, que a su vez forma parte de un programa más amplio para alcanzar a 72 millones de niños y niñas en toda África.
El representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la RDC, Pierrette Vu Thi, llamó a un cese del fuego a las partes en guerra en el este del país para permitir que las vacunas alcancen a todos los niños menores de cinco años.
El nuevo brote no es exactamente una sorpresa.
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A inicios de este año, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo había alertado que "enfermedades antes erradicadas, como el mal de Chagas, la lepra y diversas plagas han retornado, y los números de casos podrían crecer entre 20 y 22 por ciento en las provincias orientales, donde todavía hay problemas y conflictos armados, si no se toman medidas urgentes".
En julio, el director financiero del Programa Expandido sobre Inmunización (PEI) de la RDC, había indicado a IPS que la carencia de fondos dificultaba la campaña de inmunización.
"De los más o menos 130 millones de dólares necesarios para cubrir las necesidades de vacunación de bebés de cero a 11 meses en 2010, el gobierno congoleño ha dicho que no será capaz de contribuir con más de uno por ciento", explicó.
"Nueve millones de bebés han quedado expuestos a serias enfermedades como la polio, que pueden dejarlos discapacitados para toda la vida", añadió.
El presupuesto total de la RDC para este año, ya recortado al mínimo, es de alrededor de 5.000 millones de dólares, y 50 por ciento es aportado por la comunidad internacional. Este país destina apenas 5,5 por ciento de sus recursos al sector de salud.
"En la Provincia Oriental, la más grande, más de 700.000 bebés no tuvieron acceso a vacunas desde inicios de 2009 hasta el primer trimestre de 2010. Esto los expone a la fiebre amarilla, a la tuberculosis, al sarampión, a la polio y a otras enfermedades", dijo Jean Paul Makala, del Ministerio de Salud Pública y encargado de estadísticas para el PEI.
Génie Bulenda, enfermera en Sainte Rita, centro de salud privado en la oriental ciudad de Bunia, es madre de una pequeña niña.
"El PEI dijo durante meses que no tenía suficientes reservas de vacunas y que no podría almacenar una cantidad tan grande por falta de electricidad (para la refrigeración). Mi hija, que nació en marzo de 2010, fue vacunada por primera vez recién cuando tenía dos meses, a comienzos de mayo", contó.
Por su parte, el epidemiólogo Claude Muhiga afirmó: "Han pasado años para que el país haya logrado cubrir todas las necesidades de inmunización infantil. Las consecuencias son claras en muchas aldeas: uno encuentra decenas de jóvenes con discapacidades físicas y mentales debido a que no fueron vacunados en edad temprana".
Muhiga señaló algunos de los factores que contribuyen a las brechas en los programas de inmunización.
La principal dificultad es "la falta de vacunas y de combustible" para los refrigeradores que las conservan, señaló.
Además, es difícil acceder a muchas partes del territorio debido a las malas carreteras y a los conflictos armados. También hay una carencia de personal capacitado y de centros de salud.
Como si fuera poco, muchos padres se niegan a vacunar a sus hijos por motivos religiosos o tradicionales.
"No conozco los orígenes o la composición de esos productos que vienen para nuestros hijos, y no necesito vacunarlos todo el tiempo. Usted puede ver que están en buena salud", dijo a IPS Sophie Mokill, madre de cinco pequeños.
"Es Dios quien protege a los niños, no las vacunas que nos traen de Europa", agregó.
Pero esta opinión no es compartida por Adeline Mpasi, residente del barrio peri urbano capitalino de Kitokimosi y cuya hija de cuatro años no puede caminar, paralizada por la polio.
"Cuando esta pequeña nació, mi familia vivía en Kasongolunda, en la Provincia de Bandundu, donde no había campañas de vacunación infantil. Fue demasiado tarde cuando su padre y yo nos dimos cuenta de que había quedado paralizada de sus miembros inferiores. Y los doctores no pudieron hacer nada", contó.