Mosquitos esterilizados para luchar contra el paludismo

Después de haber frenado el azote de las moscas de la fruta, la tsé-tsé y la barrenadora en América, investigadores estudian si una técnica de esterilización de insectos puede también usarse para controlar el paludismo, que mata a un millón de personas cada año, gran parte de ellas en África.

La malaria afecta especialmente a África. Crédito: John Robinson/IPS
La malaria afecta especialmente a África. Crédito: John Robinson/IPS
En los años 50, científicos que buscaban formas de erradicar insectos invasivos que atacaban frutas, verduras y animales de granja comenzaron a usar radiación para hacer que esas plagas se volvieran estériles.

Entomólogos y otros investigadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) prueban si esta técnica puede ser utilizada también para reducir las poblaciones de mosquitos que transmiten el paludismo o malaria. Se llevan a cabo experimentos en los laboratorios de esa agencia en el este de Austria, aunque los científicos subrayan que su trabajo está en etapa inicial.

"Lo que estamos haciendo no va a solucionar el problema de la malaria en África, eso puedo asegurarlo", reconoció Marc Vreysen, director el proyecto para el control de pestes de insectos administrado en conjunto por la AIEA y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Pero un avance en esta investigación podría fortalecer las defensas tradicionales contra la enfermedad, añadió Vreysen desde el complejo de laboratorios, 35 kilómetros al sudeste de Viena.
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Aunque la AIEA es mejor conocida por inspeccionar instalaciones nucleares y analizar tratados de no proliferación, sus investigadores también participan de otras actividades, como el uso de tecnologías atómicas y aparatos de medición precisa para desarrollar técnicas más eficientes de irrigación de cultivos, mejorar diagnósticos médicos y calibrar equipamiento científico.

También capacitan a otros científicos del Sur en desarrollo.

La investigación sobre la malaria se ha enfocado en el Anopheles arabiensis, una especie de mosquito que crece en la cuenca del Nilo en Sudán.

El gobierno sudanés solicitó asistencia a la AIEA para reducir la prevalencia de la malaria en la región. Más de 500.000 casos anuales de paludismo son reportados en ese país de 43 millones de habitantes, y la enfermedad causa la muerte de unas 32.000 personas al año, según el Fondo Global, sociedad público-privada que canaliza dinero para combatir la malaria, el sida y la tuberculosis.

Investigadores en el laboratorio austriaco crearon una colonia de mosquitos Anopheles para los experimentos, que implican un meticuloso proceso restringido por la relativamente corta vida de los insectos –menos de un mes—y el puñado de horas en que el procedimiento de esterilización es óptimo.

En el laboratorio, los mosquitos son separados por sexo. Los machos reciben una ráfaga de más de 100 Gray de radicación de cobalto, dosis letal para un ser humano. Luego son ubicados en cajas donde se los mezcla con las hembras e inician el apareamiento.

"Es como una discoteca abarrotada", dijo Jérémie Gilles, entomóloga francesa y una de las ocho investigadoras que participan del proyecto.

La técnica de esterilización ha sido usada exitosamente para eliminar otras pestes, por lo general especies invasivas, impidiendo la reproducción.

Gilles y sus colegas admiten que su investigación es un largo camino pero están confiados en que puede funcionar en el terreno. Un invernadero está siendo construido en esta fría parte de Austria para crear un más auténtico hábitat para futuras pruebas.

Sin embargo, es posible que lo que funcionó en la erradicación de otras pestes, como la tsé-tsé Glossina ausenti de áreas más confinadas como la isla de Zanzíbar, en el océano Índico, no sirva con mosquitos en regiones tropicales más vastas de África, América del Sur y Asia.

Con 3.000 especies de mosquitos en el mundo, 50 de las cuales transmiten la malaria, investigadores de la AIEA afrontan grandes desafíos. Técnicas efectivas con especies de Sudán pueden no ser aplicables en otras partes. Los mosquitos machos infértiles reintroducidos en la naturaleza pueden no ser tan activos en el apareamiento como sus pares fértiles.

Éste es el primer gran proyecto enfocado en los mosquitos Anopheles machos, cuya principal función en su corta vida es la reproducción. Son las hembras las que buscan sangre y transmiten los parásitos que infectan a los humanos.

Aunque la técnica consume mucho tiempo y es costosa en comparación con las medidas preventivas, los científicos destacan sus ventajas.

Harold Townson, de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, escribió en una reciente edición del Malaria Journal que la técnica podría brindar una solución más duradera que otros métodos de erradicación y prevención.

Los mosquitos, por ejemplo, pueden desarrollar inmunidad ante los pesticidas y, con el tiempo, las medidas profilácticas pueden hacerse inefectivas contra los parásitos.

Vreysen, quien trabajó en el proyecto de erradicación de la tsé-tsé en Zanzíbar, reconoció que podrían pasar 10 años antes de que su equipo pueda darle un uso práctico a las investigaciones. "Estamos lejos, lejos de la meta", dijo. Mientras, se necesitará una mejor prevención y tratamiento.

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