Pequeños agricultores de Malawi que han quedado fuera de un programa de subsidios del gobierno recurren a medidas desesperadas para obtener semillas y fertilizantes, incluso intentando vender sus órganos o a sus parientes cercanos como esclavos.
Las lluvias comenzaron a caer en Malawi, marcando el inicio de la temporada de cultivos, y el gobierno continúa implementando un plan de subvenciones agrícolas que en los últimos años ha convertido a este país en el granero de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral.
El programa, introducido en 2004, está destinado a pequeños agricultores que no pueden pagar por sí solos insumos de producción a los precios del mercado.
Sin embargo, muchos granjeros están quedando fuera del programa, y recurren a medidas desesperadas para acceder a esos productos.
Jolam Ganizani, agricultor de 21 años del central distrito de Ntchisi, se encuentra detenido luego de haber querido vender a su madre como esclava y utilizar el dinero para comprar fertilizantes o semillas.
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El fiscal policial Peter Njiragoma dijo a la prensa local el mes pasado que Ganizani había confesado haberse encontrado en una situación de pobreza tan grave que pensó que vendiendo a su madre podría solucionar sus problemas.
"Quería usar el dinero obtenido de la venta de su madre para comprar insumos agrícolas que lo ayudarían a plantar muchos cultivos y cosechar más", explicó Njiragoma.
Según la policía, Ganizani trabajaba con un herborista en Mozambique, quien le sugirió que su madre podría ser usada como esclava por empresarios.
Malawi es un país sumamente vulnerable al tráfico humano debido a sus altos niveles de pobreza y su baja tasa de alfabetización, según la organización no gubernamental Red de Malawi Contra el Tráfico Infantil.
El coordinador de la Red, Maxwell Matewere, dijo a IPS este mes que muchas mujeres y niños sufrían explotación y eran traficados dentro y fuera del país.
Pero Ganizani no es la única persona desesperada por acceder a insumos para sus actividades agrícolas. Pilirani Lazarous, de 22 años, recibe atención médica luego de que se cortara sus órganos sexuales en noviembre y los ofreciera a la venta con el fin de obtener dinero para comprar fertilizantes para su huerto de una hectárea.
Hablando desde una cama del Hospital Central de Kamuzu, Lazarous, padre de un niño, dijo a IPS que no estaba en la lista de beneficiarios del plan de subsidios ya que no había llegado a tiempo para registrarse. Por tanto se había visto obligado a conseguir de alguna manera el "caro fertilizante".
Dijo haber escuchado que existía un mercado de venta de órganos sexuales, y que decidió extraérselos y venderlos por su cuenta. "Lamentablemente, la primera persona a la que me acerqué me denunció a la policía. Fui llevado de inmediato al hospital, y ahora estoy triste porque no puedo comprar el fertilizante a pesar de que estoy amputado de por vida", dijo Lazarous.
Según la policía, ni Ganizani ni Lazarous tienen problemas psiquiátricos. Se trata de dos casos de personas que atraviesan una situación desesperada.
Los beneficiarios del programa reciben dos cupones, uno para acceder a semillas baratas y otro para los fertilizantes.
Con estos pueden comprar una bolsa de cinco kilos de semillas a apenas 65 centavos, y una bolsa de 50 kilos de fertilizante a sólo tres dólares. En el mercado, la bolsa de semillas cuesta 12 dólares, y la de fertilizantes 33.
Más de 60 por ciento de los 13,1 millones de habitantes en este país viven por debajo de la línea de pobreza, según la Organización de las Naciones Unidas.
A comienzos de este mes, dos mujeres, también de Lilongwe, fueron hospitalizadas tras recibir disparos de guardias de seguridad cuando intentaban acceder a fertilizantes.
La policía confirmó el incidente, explicando que las víctimas eran parte de una gran multitud que esperaba recibir sus insumos. "Los guardias intentaban controlar a la gente y terminaron disparando a dos mujeres por accidente", indicó un reporte policial.
Ha habido muchos informes de falta de productos subsidiados en distintas partes del país.
Legisladores exigieron al ministro de Agricultura, Peter Mwanza, que explicara por qué los insumos no estaban disponibles en varios lugares. El funcionario atribuyó esa falta a "problemas de transporte".
El secretario principal del Ministerio de Agricultura también señaló que muchos granjeros compraban rápidamente los artículos, lo que dificultaba el suministro a nivel nacional.
El gobierno señaló que 1,6 millones de hogares agrícolas serían beneficiados con el plan de subsidios este año.
A pesar de los desafíos en su propio país, el presidente de Malawi, Bingu wa Mutharika, también encabezando la Unión Africana, llamó a los gobiernos del continente a subvencionar el sector agrícola. "Los insto, ministros de Agricultura y Finanzas, a ponerse de pie y luchar por subsidios", afirmó.
"No hay forma de que un agricultor africano pueda sobrevivir sin subsidios", dijo Mutharika en la cumbre de ministros de Agricultura africanos, celebrada en este país en octubre pasado.
Malawi sufrió una severa escasez de alimentos en 2005, cuando más de cinco millones de personas sufrían hambre. Pero, apenas tres años después, el programa de subsidios permitió un importante aumento de las cosechas.