Barack Obama es una personalidad única en esta fase, incierta e insegura, por la que el mundo atraviesa. El sabe lo que quiere y hacia donde debe dirigirse. Tiene una cultura humanista excepcional y una visión realmente global de lo que es necesario para asegurar la paz y la convivencia entre diferentes -y aún rivales- actores en esta situación de crisis aguda que comenzó en los Estados Unidos y que aún afecta a la superpotencia.
Obama recibió una terrrible herencia de su predecesor y en dos años ha conseguido invertir radicalmente el cuadro, no obstante la agresividad de sus opositores internos, como los primarios e ignorantes del Tea Party, y en general de los conservadores del Partido Republicano. Pese a la derrota sufrida en las elecciones de mitad de su mandato, que le ha creado serios problemas con el Congreso,
el Presidente mantiene la calma y prosigue su camino, imperturbable.
Los portugueses contemplamos su actuación en directo, por TV, durante los dos días en que asistió en nuestro país a las cumbres de la OTAN y de Estados Unidos/Rusia y al acuerdo (histórico) con el Presidente ruso Dimitri Medvedev que selló una nueva relación entre Rusia y la OTAN. ¡Qué diferencia entre Obama y sus homólogos europeos, que casi desaparecían de la escena, de frente a la claridad,
simplicidad de sus posiciones y su visión global de un mundo de paz, prosperidad y coexistencia!
La dirigencia mayoritariamente conservadora que gobierna Europa -así como gran parte de la prensa contnental- nunca apreció especialmente a Obama. Al contrario de los ciudadanos europeos que siempre lo aclamaron, entusiastamente, en todos los países que visitó.
Hay que reconocer como Obama, en dos años, cambió la imagen de Estados Unidos en todos los continentes y todo lo que ha hecho por la paz y la convivencia entre los pueblos. Es un heraldo del multiculturalismo y un abogado de la pluralidad en un mundo global, a la vez que procura fortalecer las Naciones Unidas. Creó una relación especial con China en el Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague, que por otra parte fue mal interpretada por los europeos, y después con Rusia, como lo confirmó el encuentro con el Persidente Dimitri Medvedev y las conclusiones resultantes de la nueva relación entre la OTAN y Moscú que incluye los acuerdos de defensa antimísiles.
¿Quién, en los tiempos de la Guerra Fría, hubiera podido pensar en un panorama semejante?
Durante su gira en Asia -que ha adquirido una nueva centralidad merced a sus países emergentes- Obama visitó India, Indonesia, Corea del Sur y Japón, todos países democráticos con los que ha establecido fuertes lazos. Se ha tratado de una forma pacífica e inteligente de "cercar" a China asegurando que no habrá conflictos bélicos en los próximos años y que Washington es ahora, contrariamente a lo que era recientemente, un interlocutor de paz y un eventual mediador ante eventuales controversias.
Su estrategia hacia la OTAN, según quedó en evidencia durante la cumbre de Lisboa, es transformarla en una organización pacífica y de cooperación entre Estados enemigos en el pasado, como Rusia. Y ha concebido una salida para la guerra en Afganistán, semejante a la de Iraq, limitando la intervención de las tropas norteamericanas y aliadas, con el aval de Naciones Unidas, hasta el 2004. Hasta ahora no se había fijado una fecha al máxima al retiro.
Es obvio que el complejo industrial y militar estadounidense denunciado hace muchos años pòr el Presidente Eisenhower no quedará satisfecho. Empero, Obama ha dado un paso enorme en relación a la paz y para persuadir a Irán de que el mundo no acepta que continúe la proliferación de armas nucleares. Es cierto, por otra parte, que el Congreso estadounidense aún no ha ratificado el Start II, lo que no será nada fácil.
No hay dudas de que el terrorismo islámico debe seguir siendo combatido eficazmente, pero con inteligencia y otros medios que no impliquen a los Estados Unidos en guerras con Estados soberanos, que se sabe cuando comienzan pero no cuando y como acaban.
Así ha sido con las infelices guerras de Bush contra Afganistán e Iraq, a las que arrastró los Estados Unidos y Europa, que causaron estragos en las poblaciones de los dos países sin eliminar al terrorismo y ni siquiera a Bin Laden. (FIN/CPYRIGHT IPS)
(*) Mário Soares, ex Presidente y ex Primer Ministo de Portugal.