CONGO: Expansión portuaria expulsa comunidad pesquera

El Puerto Autónomo de esta meridional ciudad congoleña expulsará a los residentes de una aldea de pescadores para ampliar sus instalaciones, asestando un duro golpe a su modo de subsistencia y cerrando uno de los mercados donde las personas más pobres adquirían proteínas a buen precio.

Varios cientos de metros pintados de rojo y blanco rodean la aldea conocida como Village des Popos, no muy lejos del cuartel de Nzoko. Las autoridades portuarias sostienen que son propietarios del terreno en cuestión desde 1939, pero sus residentes, la mayoría inmigrantes de Benin, no quieren irse.

"Pesco aquí desde mi juventud y no sé adonde iremos", se lamentó el anciano pescador Joseph Takpo.

"Es nuestra vida. ¿Cómo vamos a vivir lejos del mar?", protestó sentada en su choza de chapa corrugada Charlotte Makaya, una congoleña casada con un pescador beninés.

Adelar Sossou arregla varios paquetes de pescado al lado de su canoa.
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"Mientras esperamos que nos echen del todo seguimos pescando", señaló Sossou mientras regateaba un precio con uno de los pocos clientes que se aventuró a la aldea.

"Solíamos venir todos los días a comprar pescado fresco barato. Ahora no hay mucho más que sardina", señaló Clémentine Milandou, residente de Pointe-Noire.

La ampliación del puerto se realizará gracias a un fondo de 14,5 millones de dólares aportados por donantes internacionales. Según sus autoridades, hay reuniones con los residentes de la aldea desde 2008.

"Fue un desalojo coordinado y humano, tras considerables demoras", reza un comunicado del director general del puerto, Jean-Marie Aniele.

Al Alto Tribunal de Pointe-Noire dictaminó en octubre que los residentes de la aldea debían marcharse a riesgo de tener que pagar una multa de 110 dólares al día.

Según sus residentes, en Village des Popos viven 8.000 personas, aunque el gobierno sostiene que no son más de 5.000, la mayoría de Benin, pero también hay congoleños.

Una gran parte de los pescadores se mudaron a casa de familiares en Pointe-Noire. Pero otros, y en especial las mujeres, siguen allí, sin lugar a donde ir en una ciudad ya agobiada por la falta de vivienda.

"Las personas con chozas de madera recibieron el equivalente a entre 110 y 125 dólares", explicó Joseph Itsalou-Mombo, director comercial del Puerto Autónomo de Pointe-Noire. "Pero algunos creen que tendrían que recibir miles", apuntó.

Hasta ahora sólo 504 personas fueron indemnizadas. "Las otras no quisieron el dinero. Pero ahora regresaron y estamos armando una lista más grande", dijo Itsalou-Mombo a IPS.

"Hace años que viven allí", remarcó Christian Mounzéo, presidente de la Coalición por la Paz y los Derechos Humanos, con sede en esta ciudad. "Subsisten de su trabajo en el sector informal. La indemnización no es suficientes para ellos", explicó.

"Deben darse cuenta que esta gente vende pescado barato y permiten que los pobres de Pointe-Noire vivan mejor", señaló.

Los pescadores artesanales capturan 12.000 toneladas al año, más que las 9.000 de los barcos industriales, según cifras oficiales.

Un pollo congelado importado cuesta unos cuatro dólares y el equivalente en pescado, entre seis y ocho, asciende a un dólar en Village des Popos.

El cierre del mercado tendrá consecuencias sobre la dieta de las personas más pobres de esta ciudad.

Para evitar dejar a los residentes de Village des Popos sin nada, las autoridades portuarias les ofrecieron un lugar en Loango, a 30 kilómetros de esta ciudad, donde están construyendo un depósito para el equipo de pesca.

"No es un lugar para vivir sino para guardar los motores de las embarcaciones, las redes y otros artefactos", explicó Itsalou-Mombo. No hay ningún lugar para que puedan vivir los benineses.

Si se hubiera avanzado con las indemnizaciones, la gente se habría arreglado para conseguir una choza en la ciudad, arguyó. Pero un terreno cuesta unos 1.000 dólares en el área perirubana de esta ciudad, 10 veces más que el monto entregado.

Muchas personas están dispuestas a asentarse en otro lugar, pese a los inconvenientes. "Ahora hay que formar cooperativas. No sé si podremos pescar de forma individual allí", señaló el anciano pescador Takpo.

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