Brasil ha logrado cumplir con anticipación la meta de reduccción de la pobreza acordada en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) establecidos en Nueva York en septiembre del 2000 por 170 jefes de Estado y de Gobierno convocados por las Naciones Unidas. El plazo fijado para el cumplimiento de la meta es el año 2015.
Políticas públicas orientadas a hacer de Brasil un país sin miseria, han sido adoptadas con el mayor vigor en los últimos ocho años a partir de un proyecto que ha garantizado el desarrollo económico junto con inclusión social.
Por primera vez en muchas décadas en nuestro país el crecimiento económico y la distribución de la renta caminaron codo a codo y hoy suman 28 millones las personas que dejaron atrás la pobreza extrema en este período, al mismo tiempo que 29 millones de personas ascendieron socialmente a la clase media en esta nación de 192 mllones de habitantes.
Pero aún nos queda mucho por hacer. Tenemos la absoluta convicción de que alcanzar la condición de nación desarrollada impone como requisito la erradicación de la miseria y exige que todas las brasileras y los brasileros tengan acceso a condiciones de vida que les aseguren dignidad y ciudadanía.
La superación de las llagas históricas de pobreza y desigualdad en el mundo requiere, asimismo, una correlación internacional de fuerzas más favorable a cambios de esta naturaleza. Por esta razón, estamos convencidos de que la nueva relación política de Brasil con el mundo es la otra faz de las transformaciones sociales. En efecto, nuestro país es parte del grupo de las veinte mayores economías del mundo, el G20, creado en 1999, del BRIC integrado por Brasil, Rusia, India y China, y del IBSA, integrado por India, Brasil y Sudáfrica.
El compromiso que hemos asumido acerca de la erradicación de la miseria será perseguido prioritariamente durante los próximos años. Una nueva geopolítica global debe tener en cuenta los desafíos contemporáneos internacionales: la victoria contra la pobreza y las desigualdades, así como la concreción de un modelo de desarrollo ambientalmente sustentable, son algunos de esos desafíos.
También sabemos que no puede haber paz sin desarrollo económico y social. En razón de sus realizaciones en el pasado reciente y de acuerdo con la posición que ocupa en el presente, Brasil sabe que tiene una enorme contribución que dar al futuro del planeta. (FIN/COPYRIGHT-IPS.TerraViva)
(*) Dilma Rousseff, candidata presidencial del gobernante Partido de los Trabajadores de Brasil, ex ministra de Energía y ex jefa de gabinete del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Credito Fotografico: Roberto Stucker Filho