Cuarenta y ocho países prohibieron la pesca comercial de al menos dos especies de tiburones en riesgo de extinción, pero el atún de aleta azul del océano Atlántico recibió poca protección al término de una reunión internacional de 10 días en la capital de Francia.
Greenpeace Internacional y otras organizaciones ambientalistas criticaron duramente a la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) por no tomar las acciones necesarias para salvaguardar al aleta azul, víctima de la sobrepesca.
"Estamos muy desilusionados", dijo Oliver Knowles, encargado de campañas por los océanos de Greenpeace.
"Nos gustaría sugerir que la CICAA eliminara la palabra conservación de su nombre porque ha demostrado no ser capaz de mantener las poblaciones de atún de una manera sostenible", dijo a IPS al cierre de las sesiones a puertas cerradas de la conferencia, a la que no pudieron acceder activistas ni periodistas.
Ambientalistas habían llamado a los 48 miembros de la CICAA a suspender la pesca industrial de atún en el este del Atlántico hasta que se adoptaran sistemas de captura sostenibles y se constatara una recuperación de la especie.
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Además esperaban ver una reducción de la cuota anual de pesca, de las actuales 13.500 a 6.000.
La CICAA aprobó una leve reducción, a 12.900 toneladas para 2011. Esta cifra le da al atún de aleta azul 30 por ciento de oportunidades de recuperación, según la Comisión, pero otros señalan que no es suficiente para detener la caída de la población de la especie, que disminuyó 80 por ciento desde 1970. La directora de políticas internacionales del Grupo Ambiental Pew, con sede en Washington, Susan Lieberman, dijo a IPS que las nuevas cuotas "no eran suficientes" debido al "engaño" general que existe en la pesca del atún de aleta azul.
"A pesar de la información basada en sólida ciencia, que muestra cuán amenazadas están estas especies, y pese a todas la reciente evidencia de fraudes, de lavado de dinero y de pesca ilegal, una vez más se le negó al atún de aleta azul del Atlántico la protección que necesita desesperadamente", afirmó.
Un reciente informe del Consorcio Internacional para Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) señaló que la pesca ilegal de atún de aleta azul entre 1998 y 2007 generó unos 4.000 millones de dólares para los involucrados.
Grupos ambientalistas responsabilizaron a la Unión Europea (UE) y en particular a Francia, que organizó la conferencia, por lo que consideran una política fallida a favor de esa especie.
El mes pasado, la comisaria de la UE para Asuntos Marítimos y Pesca, Maria Damanaki, propuso reducir la cuota de capturas de atún de aleta azul a 6.000 toneladas, lo que le daría a la especie una mayor posibilidad de recuperación para 2022, según conservacionistas.
Pero el bloque dio marcha atrás a esta propuesta, señalando que debía también considerar los intereses de los pescadores.
"La reunión de este año de la CICAA produjo resultados que representan un paso en la dirección correcta para la administración sostenible del atún de aleta azul y de otras especies", afirmó Damanaki en una declaración.
"Esto es importante no sólo para las aguas y las reservas de (los países que integran) la CICAA, sino para el manejo de la pesca en todo el mundo y para la UE como un todo", añadió.
Añadió que el nuevo acuerdo le había "permitido a la UE mantener su parte en la pesca". Esto "es una buena noticia para nuestros pescadores y nuestra industria, y refleja el rol de liderazgo que ha asumido la UE para la recuperación de las reservas", sostuvo.
Pescadores franceses dijeron a periodistas locales que su sustento se vería amenazado si se reducían las cuotas.
Durante el encuentro, Francia se resistió a las iniciativas de otros estados miembros para que cediera en sus cuotas la cantidad de atún que pescó en exceso en el pasado. No obstante, la CICAA decidió que este país debía ceder 1.500 toneladas anuales durante los dos próximos años en compensación, según Greenpeace.
"Las decisiones que debemos tomar a veces pueden ser muy duras de aceptar para la industria", dijo Pierre Amilhat, jefe de la delegación de la UE al inicio de la conferencia.
"Pero yo sé que la mayoría de los pescadores entienden que, aunque la conservación pueda causar dificultades en lo inmediato, nosotros aquí trabajamos para apoyar sus intereses a largo plazo", añadió.
Organizaciones ambientalistas dijeron que Japón también se había retractado de sus promesas hechas a comienzos de este año para proteger el atún de aleta azul en la reunión de la CICAA. Ese país asiático importa cerca de 80 por ciento de las capturas de esa especie en el mar Mediterráneo.
En marzo había prometido que aprovecharía la reunión en París para demostrar su compromiso con la conservación.
La delegación japonesa informó que Tokio había suspendido la compra de productos con "información inconsistente sobre su pesca, transferencia, empaquetado, cosecha y exportación".
"Fue una dura tarea para los funcionarios de gobierno japoneses. No podremos repetir este difícil ejercicio el año próximo", adelantó la delegación.
En relación con los tiburones, la CICAA adoptó una propuesta que prohíbe la retención de la especie oceánica de punta blanca en la pesca indiscriminada con grandes palangres.
Esto quiere decir que esos tiburones fácilmente identificables deben ser devueltos al océano si son atrapados. Lo mismo se aplica a seis tipos de tiburones martillo, excepto si se trata de pesca de subsistencia.
"Es un paso bueno y positivo para la conservación de esas especies", dijo el director de conservación mundial de tiburones para el Grupo Ambiental Pew, Matt Randa. "Pero aún tenemos que recorrer mucho para decenas de otras especies".
Conservacionistas señalan que millones de tiburones son pescados al año, principalmente por sus aletas, que son usadas para una sopa muy consumida en Asia. Las poblaciones de esos animales habrían caído 70 por ciento en todo el mundo, según algunos estudios.