El único satélite de Sudáfrica, que desde hace un año orbita alrededor de la Tierra, representa para los científicos el comienzo de una revolución espacial en este país.
Llamado SumbandilaSat, "explorador" en venda, fue diseñado para ser el puntapié inicial de un programa espacial en expansión.
La experiencia de Sudáfrica es modesta y experimental. Pero los científicos esperan que la agencia espacial impulse el sector y fortalezca al país en general.
Gracias a los 5.600 giros alrededor de la Tierra desde su lanzamiento en septiembre de 2009, SumbandilaSat creó 186 imágenes, procesadas y compiladas por el Centro de Aplicaciones Satelitales (SAC, por sus siglas en inglés), en Hartebeesthoek, desde donde se controla el satélite.
El doctor Corné Eloff, responsable del Centro de Observación de la Tierra, de SAC, señaló que la calidad de las imágenes no es muy buena, pero combinadas con las de otros satélites permiten llevar un registro de todo, desde el crecimiento de asentamientos informales hasta el nivel de las represas de Sudáfrica.
[related_articles]
"Podemos ver cada casa de Sudáfrica", indicó el responsable de SAC, Raoul Hodges, mostrando dos fotografías, una de la década del 60 y otra actual. Ambas presentan pruebas gráficas que permiten registrar los programas estatales de vivienda.
"Luego diremos bien, ¿qué cambió realmente? ¿Qué construyó el gobierno?", apuntó.
Antes del lanzamiento de SumbandilaSat, el SAC no tenía un proceso automatizado para procesar imágenes satelitales. Se necesita uno, pero los científicos deben aprender a colorearlas y ajustar su tamaño.
"Lo principal es tener la mayor cantidad posible de imágenes y usarlas para dominar su procesamiento", explicó Eloff. En una etapa posterior se automatizará todo.
SumbandilaSat está controlado por SAC, pero en breve será supervisado por la Agencia Nacional Espacial Sudafricana (Sansa, por sus siglas en inglés), que se creará antes de fines de este año, indicó Hodges.
SAC se fusionará con ella el 1 de abril de 2011.
El principal objetivo del programa espacial es que sirva de catalizador del progreso científico, incentive la investigación y sirva a estudiantes de instituciones de educación superior. También que ayude a crear puestos de trabajo en este país con 25 por ciento de la población económicamente activa desempleada, indicó Eloff.
"Nuestro principal objetivo es estimular la industria para promover el desarrollo social", añadió.
Poco después del lanzamiento de SumbandilaSat, la Universidad de Tecnología de la Península del Cabo inauguró su Programa de Ingeniería de Sistemas Satelital para formar científicos en el sector emergente.
Eloff espera que haya cada vez más programas como ese con el lanzamiento y la expansión de Sansa.
La agencia prevé poner dos satélites más en orbita para 2018, indicó Eloff. El Centro consulta a la comunidad científica para determinar qué capacidades deben tener los satélites, explicó Hodges.
"Hay mucho entusiasmo en Sudáfrica al respecto. Estamos entrando en un área científica y tecnológica que nos estaba vedada", remarcó Eloff.
El programa espacial permitirá que nuevas industrias se beneficien de la proliferación de imágenes satelitales detalladas, señaló Chris Engelbrecht, profesor de física de la Universidad de Johannesburgo.
SumbandilaSat es experimental. Representa una oportunidad para que SAC controle un satélite, lo lance y lo mantenga en el espacio, una tarea esencial que no había asumido nunca, explicó Eloff.
El Centro está habituado al control de satélites, indicó Hodges. Alrededor de 90 por ciento de de ellos surcan el espacio aéreo sudafricano rumbo a la atmósfera.
Por 60.000 dólares los científicos de SAC guían los satélites durante sus primeros días en órbita.
SAC ofrece ese servicio para satélites fabricados por programas espaciales internacionales y empresas privadas. Pero SumbandilaSat es el primero que el Centro puede considerar suyo.
"La misión es mantener el satélite en funcionamiento y organizar todo nosotros", dijo Farhad Hassim, técnico de operaciones satelitales.
Sin embargo, no todo es color de rosas. Tres de los sensores de color de las cámaras del satélite fallaron tras dos meses de estar en el espacio y todas las fotografías que envío, que suelen abarcar un área cuadrada de 45 kilómetros de largo, están teñidas de rojo.
Pero eso no es raro debido a la naturaleza experimental del artefacto, señaló Eloff.