Plantando oasis en la tierra de las hamburguesas

Mientras 1.000 millones de personas sufren hambre en todo el mundo, uno de cada tres niños y niñas en Estados Unidos presentan sobrepeso, algo que preocupa cada vez más a la Casa Blanca.

El chef de la Casa Blanca, Sam Kass, muestra una calabaza cultivada en la huerta presidencial. Crédito: Matthew O. Berger/IPS
El chef de la Casa Blanca, Sam Kass, muestra una calabaza cultivada en la huerta presidencial. Crédito: Matthew O. Berger/IPS
La tasa de menores estadounidenses con sobrepeso u obesos se disparó en los últimos 30 años, y se ha convertido en un grave problema también para muchos otros países ricos.

Los temas de obesidad y salud ahora constituyen un desafío internacional, dijo Sam Kass, chef de la Casa Blanca y consejero en temas alimenticios y de salud para el presidente Barack Obama.

"No es sólo un desafío para Estados Unidos, aunque hemos estado lidiando con esto por un largo tiempo. Pero uno ve las tasas creciendo en todo el mundo, y eso va a pasar a ser un gran desafío ante el cual vamos a tener que trabajar juntos para lograr que todos los ciudadanos del mundo reciban los alimentos que necesitan para nutrirse", dijo a periodistas el martes.

La obesidad en niños y niñas puede afectar su salud emocional y física, causando enfermedades como diabetes, problemas cardiacos, presión arterial e incluso cáncer.
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En las comodidades de la vida moderna, la obesidad puede tener múltiples causas, como la falta de ejercicio o el consumo excesivo de comidas ligeras con demasiada sal o azúcar.

Con eso en mente, la esposa del presidente, Michelle Obama, lidera esfuerzos para enfrentar el problema desde diferentes ángulos.

En febrero lanzó una campaña llamada "Movámonos", con la misión de facilitar la asociación entre autoridades estaduales, el sector privado y organizaciones sin fines de lucro para tratar de solucionar el problema de la obesidad en la próxima generación.

El objetivo es disminuir dentro de 20 años la tasa de obesidad infantil del actual 30 por ciento a cinco por ciento —el nivel que existía en 1972—, informó el director ejecutivo de la campaña "Movámonos", Robin Schepper.

Para alcanzar esa meta se necesita un enfoque con varias puntas.

Schepper dijo que, cuando creció en Nueva York en los años 60 y 70, alrededor de 70 por ciento de los niños y niñas iban a la escuela en bicicleta, mientras que el resto lo hacía en automóvil.

"Ahora es al revés, así que no podemos decir que es sólo la comida. Puedes tener el mejor alimento, consumir frutas y vegetales, pero si no tienes aceras en tus barrios y no eres activo, es un problema", afirmó.

"Nos dimos cuenta muy pronto de que no hay recetas mágicas. No hay una sola cosa que podamos hacer para solucionar este problema. Es la conjunción de varios temas de la sociedad moderna", dijo por su parte Kass.

La educación, la planificación urbana y otras consideraciones adicionales a la salud deben ser tenidas en cuenta a la hora de buscar soluciones, afirmó.

En los primeros días de gobierno de su esposo, Michelle Obama inauguró una huerta en la Casa Blanca. Este acto simbólico habría incrementado el interés del público en plantar frutas y verduras en sus propios hogares, y ha sido usado para crear conciencia sobre la importancia de comer saludable.

La semana pasada se hizo la última cosecha de lo cultivado en la huerta, y se extrajeron más de 180 kilos de alimentos. Kass dijo que, desde su creación hace un año y medio, produjo un total de 906 kilos de frutas y verduras, lo cual es "mucho para un pequeño jardín" de 457,2 metros cuadrados.

Una porción de lo producido es usado en la cocina de la Casa Blanca, mientras que el resto es donado para ayudar a personas sin hogar en Washington.

Además de estos programas, la Casa Blanca llamó a los diversos sectores a invertir 400 millones de dólares en esfuerzos para facilitar el acceso a productos frescos y saludables en los llamados "desiertos de comida", barrios donde los alimentos procesados y las casas de comida rápida son las únicas opciones cercanas.

Por otro lado se procura la renovación –que debe hacerse cada cinco años— de la Ley para la Nutrición de la Infancia, que garantizaría financiamiento para programas alimenticios en escuelas.

Sin embargo, la renovación está estancada desde 2009 en el Congreso y parece poco probable que se apruebe antes de las elecciones legislativas de noviembre.

Críticos consideran que los esfuerzos de la Casa Blanca son más que nada simbólicos. Al final de cuentas, señalan, las iniciativas carecen del dinero necesario.

Algunos quieren cambios fundamentales en el sistema alimenticio estadounidense, que facilita el acceso a comidas no saludables a través de medidas como subsidios al jarabe de maíz y otros productos.

"Estamos en esto hace apenas nueve meses", se defendió Kass. "Creo que hemos hecho un progreso sustancial, pero obviamente tenemos un largo camino por recorrer".

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