El frijol de la esperanza para África occidental

El frijol de ojo negro es la nueva estrella de los esfuerzos para mejorar la situación económica de las mujeres y de sus familias en África occidental, según investigadores.

Científicos reunidos la semana pasada en Dakar para participar de la Quinta Conferencia Mundial del Frijol de Ojo Negro coincidieron en que el producto tiene potencial para impulsar el desarrollo económico y aliviar la pobreza en la región.

Los participantes del encuentro, que concluyó el viernes, también subrayaron el potencial del frijol para mejorar la condición de campesinos, industriales y vendedores.

La investigadora Miriam Otto, estudiante de doctorado en el Departamento de Economía Agrícola en la estadounidense Universidad Purdue, presentó un estudio sobre la venta callejera de productos en base a frijol de ojo negro en Níger y Ghana.

La investigación de Otoo se concentró en la "akara" (una torta frita hecha en base a frijol de ojo negro), también conocida como "kossai". Este alimento es hecho casi siempre por mujeres que lo venden en las calles.
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Otoo recolectó información en Ghana y Níger en 2009 a través de entrevistas personales a 336 vendedoras. Los resultados del estudio indicaban que la producción de la akara es muy importante para el desarrollo económico por varias razones.

Por ejemplo, la investigación concluyó que las vendedoras ganaban entre cuatro y 16 veces más del salario mínimo en Níger y Ghana respectivamente gracias a ese producto.

Las vendedoras, la mayoría sin educación formal, se servían de esos ingresos para mejorar la salud, la educación y otras necesidades básicas de sus familias.

Además, generan una demanda anual de más de 1,2 millones de kilos de frijoles de ojo negro solo en Niamey, la capital nigerina, y así crean un dinámico mercado para los productores locales.

"Las vendedoras callejeras utilizan grandes cantidades de frijol de ojo negro, y sin embargo ha sido un sector grandemente ignorado por investigadores", dijo Otoo a IPS.

Además, subrayó la necesidad de mejorar el acceso de estas mujeres a créditos, a espacios en los mercados y a mejores tecnologías de procesamiento para poder atender la creciente demanda de los consumidores.

"Cuando las vendedoras callejeras han accedido a créditos, ha habido un envidiable récord de éxitos en sus empresas", señaló el estudio.

También indicó que, actualmente, hay muy pocos países africanos en los que grupos de la sociedad civil trabajen para brindarles préstamos a las vendedoras. El estudio por tanto recomendó la intervención del gobierno.

Aissatou Diagne Deme posee un molino que produce 800 kilogramos de harina de frijol de ojo negro al mes.

"Le proveo de harina a los panaderos y a las personas que la usan para preparar alimentos para los niños", dijo la empresaria a IPS durante una visita a su negocio ubicado en el corazón de Dakar.

"Tengo buenos pedidos, y me gustaría impulsar el mercado, porque hay un creciente interés en la harina de frijol de ojo negro", señaló.

Deme comenzó su negocio en su casa en 1994 con una inversión de 12.000 dólares, y ahora emplea a 52 mujeres y exporta harina a Europa.

Según el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA, por sus siglas en inglés), más de cuatro millones de toneladas de harina de frijol de ojo negro son consumidas en todo el mundo cada año, 70 por ciento de ellas en África.

Esta leguminosa, ignorada por muchos años debido a su escasa producción y promoción, regresa como el "cultivo maravilla" por su alto contenido en proteínas, su capacidad de adaptación ante el cambio climático y su uso como forraje para el ganado en África.

El Instituto de Tecnología Alimenticia en Dakar, que trabaja en colaboración con el gobierno de Senegal, está desarrollando un pan fortificado para reducir la deficiencia de proteínas entre los niños y niñas de las escuelas. El pan es fabricado con harina, frijoles de ojo negro y maní.

Pero, a pesar del renovado interés en este frijol, su oferta es aun pequeña para un uso comercial. Una de las razones es su alto costo de producción y su susceptibilidad ante insectos y enfermedades.

"La cantidad de frijol de ojo negro producida en este momento es insuficiente para su consumo", dijo a IPS Christian Fatokun, del IITA.

Bussie Maziya-Dixon, otro especialista del IITA, está de acuerdo. "En cuanto a la harina de frijol de ojo negro, hemos hecho muy poco, simplemente porque no tenemos suficiente producción para crear un excedente para otros usos", señaló.

"Cuando hay, no alcanza para la fabricación de productos tradicionales a los que la gente está acostumbrada", añadió.

Por su parte, el investigador Larry Murdock, dijo a IPS que había una posibilidad de cultivar variedades mejoradas del frijol que ofrecieran mejores cualidades para su procesamiento en harina. "Quizás algunas variedades serían mejores para los molinos, y esto significaría además una oportunidad para los cultivadores", dijo Murdock.

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