La promoción de los derechos de las mujeres a escala global debe apuntar a realzar su papel como individuos proactivos y como esencial y efectivo canal de desarrollo y paz. Esto requiere la protección de sus derechos fundamentales. Antes que nada, del derecho a que no sean sometidas a violencias.
Italia ha sido siempre particularmente activa en el tema y ha presentado una serie de iniciativas para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres, que constituye una verdadera pandemia mundial. Y yo estoy personalmente comprometido en ello como miembro de la Network of Men Leaders, creada el año pasado por el Secretario General de la ONU dentro del ámbito de la campaña Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres.
Una de las principales prioridades de Italia fue la de combatir y prevenir la mutilación genital femenina (FGM). Esta práctica es todavía un enorme desafío en muchas partes del mundo. En África, algunas culturas tradicionales la consideran beneficiosa puesto que creen que asegura a las jóvenes un matrimonio adecuado y promueve la castidad y el honor de la familia. En algunos países de Europa, antes no afectados por esta práctica, ella se ha vuelto relativamente común en los últimos años. En Italia, por ejemplo, tenemos ahora una cifra estimada de 35.000 casos de FGM.
El problema de la mutilación genital femenina ha sido desatendido durante siglos. Era considerado una especie de tabú, y el hecho de que era a menudo asociado con tradiciones ancestrales o mitos religiosos hizo más difícil toda forma abierta de discusión acerca de esa práctica. El analfabetismo, la falta de información y la pobreza han contribuido enormemente a desatender este problema.
Afortunadamente, durante la última década el interés y el compromiso contra esta práctica han alcanzado una nueva fase. La FGM es ahora generalmente considerada una violación de los derechos humanos y de la integridad física. Somos ahora más capaces de hacer frente al problema de un modo global en lugar de local o regional.
Desde la década de los 80, Italia se ha comprometido activamente en programas para combatir y prevenir la FGM, para comenzar en Somalia. En 2004 comenzamos una asociación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dirigida a crear un marco político, legal y social para impulsar el abandono de la práctica de la FGM. Somos ahora uno de los donantes clave de los programas de la ONU en este campo, incluyendo el programa conjunto de UNICEF y UNFPA sobre la FGM.
Tenemos interés en reforzar nuestra asociación global en este tema. El desafío es enorme y requiere un enfoque integral, así como una amplia serie de estrategias para poder enfrentarlo eficazmente. Un elemento crucial para es la comprensión de las dinámicas social y cultural vinculadas a la FGM. Tratar de simplemente imponer comportamientos por medio de la ley no es suficiente: tenemos que ir a las raíces del problema y trabajar con acciones positivas, especialmente en el campo de la educación y en campañas de concienciación pública.
Deseo aclarar que no hay paternalismo alguno en nuestra actitud ni tenemos deseo alguno de imponer estándares occidentales a culturas tradicionales. Nuestro objetivo es ni más ni menos que el de apoyar la iniciativa africana en esta cuestión y fortalecer un proceso que África ha comenzado por sí misma largo tiempo atrás.
Por otra parte, no comenzamos desde cero. Podemos ahora sacar ventaja de varias iniciativas que han surgido en los últimos meses: en septiembre 2009 hemos sostenido en Nueva York la primera reunión ministerial sobre FGM, que contó con un grupo inicial de 14 países comprometidos a escala nacional e internacional a respaldar la lucha contra la FGM; dos meses después, el gobierno de Burkina Faso, junto con Italia y la organización no gubernamental No Peace Without Justice, organizó una reunión regional de alto nivel en Ouagadougou titulada Hacia una prohibición global de la FGM; en marzo 2010, un encuentro lateral en los márgenes de la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres fue co-presidido por los ministros de Asuntos de Género de Egipto, Italia y Senegal, y una resolución sobre Terminar con la mutilación genital femenina presentada por el Grupo Africano fue adoptada por consenso y respaldada posteriormente por el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC). Y en mayo último tuvo lugar en Dakar una Conferencia Interparlamentaria con la participación de parlamentarios y miembros de la sociedad civil de 28 países africanos, y allí se aprobó una declaración en la cual se instaba, entre otros, a la Asamblea General de la ONU a adoptar una resolución para prohibir la FGM en el mundo a partir de este año.
Todas estas iniciativas han creado un impulso único que la comunidad internacional debería ser capaz de aprovechar. Creemos que ha llegado la hora de presentar una resolución ad-hoc sobre la FGM en esta próxima sesión de la Asamblea General de la ONU.
Tal resolución debería ser breve y tocar un seleccionado número de prioridades. A saber, entre otros, una prohibición solemne de la FGM , una referencia a los principales instrumentos legales y culturales a esos efectos, un llamado a la comunidad internacional y al sistema de la ONU y la creación de un sencillo mecanismo de seguimiento.
La cuestión principal, sin embargo, es que el organismo supremo de las Naciones Unidos se pronuncie claramente sobre este tema ya que ello constituiría de por sí solo un importante logro. Esta es una de las metas que nos hemos propuesto para la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU y confío en que la comunidad internacional sea capaz de alcanzarla. (FIN/COPYRIGHT IPS)
(*) Franco Frattini es el ministro de relaciones exteriores de Italia.