Una mujer tomó su lugar entre los soldados ante la tumba de un camarada caído en Sierra Leona. Colocó su fusil AK47 sobre el hombro y disparó con los demás hacia el cielo gris.
En ese momento, Mariatu Sesay se convirtió en la primera mujer del ejército de Sierra Leona en formar parte de un saludo militar con 21 armas para honrar a un soldado fallecido.
La escena resultó atípica, dado que no es común ver a mujeres en ese rol. Pero ahora es más habitual que integren las Fuerzas Armadas de la República de Sierra Leona, gracias a una política de género introducida para garantizar la igualdad de oportunidades, con el apoyo de la Women Peace and Security Network (red de mujeres por la paz y la seguridad), con sede en Accra, y el Fondo de las Naciones Unidas para la mujer (Unifem).
La de Sierra Leona es una sociedad patriarcal, donde la práctica, las costumbres y las leyes discriminan a mujeres y niñas.
El sometimiento de las mujeres empeoró con la guerra de 1991-1992. Un informe de 2004 de la Comisión por la Verdad y la Reconciliación señaló que el rol del ejército en la violación sistemática de mujeres y niñas constituyó una estrategia para sembrar el terror.
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Pero ahora el ejército cambió. «Estamos rompiendo las barreras que limitan a nuestras mujeres en las Fuerzas Armadas», dijo a Terra/Viva el jefe de Defensa, brigadier general Robert Yira Koroma.
El ejército ha introducido estándares flexibles para que las mujeres puedan pasar los procesos físicos que implica el reclutamiento.
Se estima que en el ejército hay 300 mujeres, en un total de 8.500 efectivos, dijo el coronel Michael Samura, a cargo del personal militar. Y avanzan cada vez más.
«Inicialmente enviamos a siete soldadas a (la occidental región sudanesa de) Darfur en el marco de las operaciones de mantenimiento de paz de la Organización de las Naciones Unidas. Pienso que esto es fenomenal, dado que nunca ocurrió en la historia de nuestro ejército», dijo Samura.
Koroma señaló que ahora hay cuatro mujeres que comandan secciones militares.
«Hemos instituido un consejo para manejar las quejas sobre acoso sexual. También hemos creado otro que es responsable de ascensos, para que ningún oficial pueda victimizar a ningún soldado, especialmente a las soldadas», dijo Koroma.
El gran desafío es el reclutamiento. «Una gran proporción de las mujeres en este país no tienen educación, pero el ejército no puede bajar sus estándares para absorber a más mujeres», sostuvo.
El requisito educativo es el certificado de la escuela primaria. El de la escuela secundaria se pide para los puestos de oficial.
La brigadier general Kestoria Kabia es la primera mujer combatiente con ese rango militar en la sub-región.
«Estamos intentando conseguir la mayor cantidad posible de mujeres interesadas en el ejército para que se integren a la fuerza, y también vemos que las que ya están en el ejército operan en condiciones favorables y no son discriminadas», dijo a TerraViva.
* Este artítculo fue originalmente publicado por IPS/TerraViva con el apoyo de Unifem y del Dutch MDG3 Fund.