SIDA-ZIMBABWE: Tratamiento detrás de la frontera

Un nuevo tipo de emigración se produce en Zimbabwe. Antes, las personas cruzaban la frontera con Sudáfrica y Botswana en busca de trabajo o huyendo de la represión. Hoy lo hacen para recibir tratamiento contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Las planicies de Ndolwane y Plumtree, en el sudoeste zimbabwense, comparten frontera con Botswana. Desde aquí, un creciente número de familias llevan a sus hijos infectados con el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) a países vecinos para recibir medicinas antirretrovirales.

Este fenómeno creció debido a que los programas del gobierno zimbabwense para proveer fármacos a pacientes con VIH no han podido cubrir la gran demanda, informan organizaciones religiosas.

"Esto demuestra cuán desesperadas están las personas para darle un tratamiento a sus hijos", señaló Khumbulani Khaphela, pastor de una iglesia evangélica que trabaja en Plumtree.

"Algunas familias, después de enterarse de que otras enviaron a sus hijos a través de la frontera, se aceraron a nosotros para que los ayudáramos a ir también", dijo.
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Se espera que las iglesias financien los viajes por motivos médicos como parte de sus esfuerzos para salvar a niños y niñas con VIH.

Los habitantes Plumtree están acostumbrados a la emigración. Hombres y mujeres de esta empobrecida zona se han visto obligados a dejar sus aldeas por falta de agua, alto desempleo y carencia de servicios médicos.

Miles han dejado sus hogares para trabajar en Botswana y Sudáfrica y enviar remesas a sus familiares.

Este fenómeno, según investigadores del sida y líderes locales, contribuyó a la propagación de la enfermedad, ya que los esposos que viajan en busca de empleo mantienen relaciones extramatrimoniales y regresan a su hogar con el virus. Esto ha hecho que muchos niños y niñas nazcan con VIH.

La emigración en busca de tratamiento para niños y niñas es también alimentada por el creciente número de enfermos en áreas urbanas que se trasladan a zonas rurales para recibir medicamentos antirretrovirales, ya que los hospitales allí tienen listas de pacientes más cortas que, por ejemplo, los de la ciudad de Bulawayo.

Sin embargo, los grupos religiosos señalan que también ha habido informes de casos en centros urbanos donde padres han optado por directamente tratar a sus hijos en el exterior.

"Por lo que escuchamos, es fácil para los niños con tuberculosis y VIH ser tratados en hospitales públicos en Sudáfrica", dijo Josphat Dakamela, anciano de una aldea en Plumtree. "¿Qué podemos hacer? Todos saben que no hay medicinas en el país (Zimbabwe), así que lo que está pasando no es una sorpresa".

A pesar de todo esto, las autoridades siguen afirmando que las infecciones de VIH disminuyen en este empobrecido país de África austral.

El gobierno zimbabwense ofrece tratamiento antirretroviral, pero no es fácil acceder a él, ya que los pacientes deben someterse a un riguroso proceso previo de selección antes de ser incluidos en las listas de beneficiarios.

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre los aproximadamente 160.000 niños y niñas con VIH en Zimbabwe, sólo uno de cada 16 tiene acceso a los medicamentos antirretrovirales, que pueden prolongar su vida.

Activistas locales dicen que muchos zimbabwenses que trabajan en países vecinos se niegan a buscar tratamiento allí porque, al no tener documentos, temen ser deportados.

Pero la situación es diferente para los niños y niñas. Los gobiernos de Botswana y Sudáfrica tienen iniciativas para proveer atención médica a todos los menores de edad, en el marco de sus esfuerzos hacia los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio.

"Muchos saben que el tratamiento para niños en los países donde se instalaron es gratuito, y han aprovechado esto para enviar a sus hijos enfermos", dijo Khaphela.

Esos padres son ayudados por traficantes que por años han explotado los porosos límites fronterizos para trasladar zimbabwenses a Sudáfrica.

"Llevar gente a través de la frontera nunca ha sido un problema, pero trasladar a niños de hasta seis años a Sudáfrica para recibir tratamiento es algo nuevo", dijo Mongameli Sibanda, dedicado a transportar emigrantes.

Señaló que algunos de los niños y niñas que traslada tienen visibles problemas de salud. Esto lo obliga a actuar con mayor urgencia. Ahora su trabajo puede ser de vida o muerte. "Es triste cuando tenemos a niños buscando tratamiento fuera del país. Estas cosas deben hacerse aquí" en Zimbabwe, sostuvo.

Trabajadores de la salud zimbabwenses se han quejado de que muchos padres postergan el tratamiento para sus hijos con VIH. Pero esto está cambiando lentamente en algunas áreas rurales.

"No podemos cruzarnos de brazos y ver cómo los niños y niñas mueren cuando sus familias tienen estas más que desesperadas alternativas. Seguiremos ayudando", dijo Khaphela.

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