«Quiero asegurarme de que mis hijos vivan mejor que yo», dijo a IPS el albañil Daniel James, de 35 años, quien vive en Trinidad y Tobago pero quiere probar suerte en Estados Unidos.
Sin embargo, no le interesa radicarse allí definitivamente. "Quiero enviarle dinero a mi familia y volver cuando pueda satisfacer sus necesidades", dijo James a IPS, agregando que si no logra obtener la visa para ingresar a Estados Unidos, lo intentará con Gran Bretaña, "donde por ser caribeño las cosas serán un poco más fáciles".
Por su parte, Joan Bobb* insiste en que no viajará al exterior para que la miren "con desprecio", ni se empleará "en algún negocio de comidas rápidas".
"Soy una profesional y no trabajaré en un entorno donde no se aprecie mi profesionalismo. No migraré simplemente por migrar ni trabajaré limpiando las casas de otros, cuidando niños o ancianos", aseguró.
Bobb, de 29 años, acaba de licenciarse en ciencias sociales por la University of the West Indies. Según ella, la "tarjeta verde", que concede la residencia legal en Estados Unidos y que obtuvo hace años, tiene sus ventajas. Pero "en definitiva yo no iré allí para vivir", destacó.
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"Quiero conservarla porque ayudará a mi hija", explicó a IPS.
James y Bobb no son los únicos caribeños que se enfrentan a estas difíciles opciones. Por ejemplo, de los ciudadanos más educados de Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago, entre 40 y 70 por ciento se han radicado en el exterior.
El año próximo, una comisión liderada por el ex primer ministro de Jamaica P.J. Patterson (1992-2006) analizará las últimas tendencias migratorias, con la esperanza de alentar a los países de la Commonwealth (mancomunidad británica de naciones) a elaborar "políticas mutuamente beneficiosas" para abordar este controvertido asunto político y económico.
Los 54 miembros de la Commonwealth son anfitriones de unos 45 millones de migrantes internacionales.
"La emigración de trabajadores de la salud oriundos de países en desarrollo afecta a los sistemas de salud locales y pone en peligro la implementación de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio", señaló la comisión, basándose en datos brindados por el "Atlas de Salud Mundial" de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estos muestran que la emigración de médicos y enfermeros es una de las más altas, y que más de 40 por ciento de los que trabajan en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proceden de pequeños estados insulares pobres, y también de África.
De los 20 países donde la emigración de enfermeros supera 50 por ciento, 19 son pequeños estados insulares en desarrollo, y ocho de los 10 que ostentan las cifras más altas de enfermeros expatriados se encuentran en el Caribe.
La Comisión de Ramphal sobre Migraciones y Desarrollo en el Caribe es la primera iniciativa del Centro Ramphal, una organización de expertos independientes creada en 2008. La entidad lleva el nombre del guyanés Shridath Ramphal, ex secretario general de la Commonwealth.
La comisión, de siete miembros, incluye a George Vassiliou, ex presidente de Chipre (1988-1993) e integrante del Consejo Europeo sobre la Tolerancia y la Reconciliación. Y también a John O. Ouche, fundador y presidente del Centro Africano de Políticas sobre Migración y Desarrollo, y al diplomático Farooq Sobhan, ex secretario de Relaciones Exteriores de Bangladesh.
Patterson dijo que la acción de la Commonwealth en materia de migraciones se debe a que la versión moderna de esa mancomunidad, que agrupa a ex colonias británicas, es "producto de la migración de sus pueblos y el sabio manejo de esta poderosa fuerza humana es uno de los mayores desafíos para el desarrollo y la gobernanza en el siglo XXI".
Las percepciones sobre las migraciones son diversas, agregó, y una de las tareas de la comisión consistirá en subrayar los aspectos positivos de las migraciones internacionales, lo que incluirá impulsar el desarrollo mediante las remesas enviadas a los países de origen.
En 2007, las remesas recibidas por los países de la Commonwealth totalizaron 73.000 millones de dólares. De ellos, 85 por ciento fueron enviados a los 49 países menos adelantados de esa mancomunidad.
Actualmente estas remesas constituyen una parte integral de muchas economías locales. Jamaica, por ejemplo, recibió 2.100 millones de dólares en 2007, lo que representó 19 por ciento de su producto interno bruto.
Patterson dijo que, al mismo tiempo, la comisión "observará aspectos negativos como la fuga de cerebrosde países en desarrollo, así como el hecho de que la migración ilegal e indocumentada puede reducir la capacidad de un gobierno de regular su economía y administrar las finanzas y los servicios públicos".
"Se sabe poco sobre cómo promover el regreso de los migrantes, alentar las interacciones entre la diáspora o equilibrar las preocupaciones sobre seguridad fronteriza con la necesidad de atraer migrantes requeridos por las economías de los países receptores", agregó.
Según Patterson, está cada vez más claro que el cambio climático afectará los patrones migratorios, y las investigaciones señalan que si no se evitan los pronosticados aumentos de temperatura es posible que 1.000 millones de personas se vean obligadas a trasladarse para el año 2050.
"Las migraciones forzadas por motivos vinculados al clima afectarán en particular a la Commonwealth, debido a la alta proporción de estados miembro que son pequeñas naciones insulares. La perspectiva de cambios climáticos vuelve aún más importante que los gobiernos se unan para abordar las migraciones" lo antes posible, sostuvo.
La comisión planea presentar un informe a los líderes de la Commonwealth cuando estos se reúnan, en noviembre de 2011.
"La comisión presentará una declaración sobre políticas migratorias dentro de la Commonwealth para la próxima década, que también puede influenciar la política en el plano mundial", dijo Patterson.
* Nombre cambiado a pedido de la entrevistada.