AGUA-ZAMBIA: Próspero proyecto comunitario en Lusaka

Habitantes del Complejo de Viviendas de George, en la capital de Zambia, recuerdan los malos años 90, cuando se produjeron varios brotes de enfermedades transmitidas por agua.

Un grifo comunitario en Lusaka. Crédito: Koni Benson/IPS
Un grifo comunitario en Lusaka. Crédito: Koni Benson/IPS
La mala administración y el escaso mantenimiento hicieron que la infraestructura en los asentamientos urbanos densos y de bajos ingresos colapsara. Los habitantes entonces recurrieron a usar agua de pozos pocos profundos y que se podían contaminar fácilmente.

Pero, en 1995, financiamiento japonés permitió el lanzamiento del Proyecto de Suministro de Agua en George, supervisado por una comisión de 60 miembros designados por la propia comunidad y que comenzó a trabajar en coordinación con la Compañía de Agua y de Alcantarillado de Lusaka.

Quince años después, las necesidades básicas son cubiertas por los estimados 200.000 habitantes: ocho perforaciones y embalses proveen de agua a 385 centros comunales, permitiendo a cada familia del asentamiento utilizar 250 litros por día, detalló el administrador del proyecto, Lengwe Mwapem.

"Tenemos unas 16.500 viviendas que participan del sistema prepago. Aparte, hay unas 2.000 propiedades conectadas individualmente. Bombeamos 240.000 litros en la mañana y la misma cantidad en la tarde para aquellos que van a los grifos comunales", informó.

"Los que tienen conexiones individuales gozan de más horas de suministro, un promedio de 16 al día", añadió.

El proyecto cubre sus propios costos, que rondan los 6.000 dólares mensuales. Los habitantes compran una tarjeta cada mes a unos 10.000 kwacha zambianos (dos dólares) con la que pueden acceder a 7.500 litros de los grifos públicos.

Hay muchos que no pueden comprar la tarjeta en forma regular, y entonces pagan 200 kwacha por cada 20 litros, un precio siete veces mayor que el de la suscripción mensual.

Rose Malama, una de las residentes, cree que el proyecto beneficia a la comunidad, pero todavía tiene reservas, comenzando con los precios.

"Sólo tengo una familia pequeña. Si necesito agua para lavar ropa tengo que traer más agua. Pero si no la preciso para eso, entonces son tres o cuatro contenedores nada más, unos 100 litros", contó.

Muchos residentes se ven en la encrucijada entre usar menos de los 250 litros diarios que le permiten sus tarjetas mensuales o directamente comprar la cantidad de agua que van a usar pero a un precio más alto.

Los miembros del Comité de Agua de George son elegidos para un periodo de cinco años por la comunidad. Su mandato es garantizar que el proyecto funcione de manera eficiente y dirigir tareas de mantenimiento.

En cada zona es designado un supervisor que sigue de cerca el sistema y garantiza la disponibilidad de agua. Los supervisores también denuncian conexiones ilegales y vigilan que nadie saque agua sin haber pagado.

Mwape explicó que el equipo emplea principalmente a residentes, que controlan las operaciones diarias de la instalación. El Comité y la compañía estatal también contratan a contadores, técnicos y otros especialistas.

"Tenemos reuniones cada dos semanas para hacerles una reseña de cómo esta unidad se desempeña en materia de ingresos. Les damos tareas específicas sobre áreas a seguir o indicamos las propiedades que han sido desconectadas para constatar si siguen en esa situación", informó.

"Todavía tenemos 8.000 (casas) que no cuentan con tarjetas y no tienen conexiones individuales", añadió.

George es quizás un típico asentamiento irregular de África austral. Las dificultades técnicas para suministrar agua en este barrio denso y no planificado se agravan por varias prácticas de piratería.

Mwape señaló que algunos residentes con conexiones individuales hacen grandes ganancias vendiendo el agua por su cuenta, aprovechando la tasa mensual accesible y comercializando el líquido a más alto precio.

"La venden a un promedio de 300 kwachas el contenedor de 20 litros, mientras que nosotros estamos suministrando los 20 litros a 20 kwachas. Lo que nosotros recibimos en un mes, ellos lo hacen en un día", explicó.

Para afrontar el problema de las conexiones y las ventas ilegales, se creó un comité de seguridad que trabaja en cooperación con la policía.

En George perviven algunos pozos cavados a mano y, como consecuencia, explicó Mwape, todavía se registran casos de cólera en la temporada de lluvias. Pero el proyecto comunitario ha reducido drásticamente el problema y pocos residentes todavía usan fuentes de agua sucias.

Varios habitantes que hablaron a IPS a condición de mantener el anonimato dijeron que debería haber más transparencia sobre la comisión de 20 por ciento de los ingresos que retornan al Comité cada mes. Subrayaron la importancia de informes sobre los gastos de mantenimiento, accesibles a toda la comunidad.

"Queremos responsabilidad. Queremos saber a dónde va el dinero", señalaron.

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