EL RÉGIMEN REPRESOR DE KABILA NO MERECE UN ALIVIO DE SU DEUDA

Las juntas directivas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) decidirán en los próximos días, si condonar o no una parte significativa de la “odiosa” deuda de la República Democrática del Congo (RDC) acumulada en alto grado durante el régimen autocrático y cleptocrático del presidente Mobutu. Asimismo, los donantes bilaterales, a los que también se les debe importantes sumas, probablemente seguirán el ejemplo de los organismos internacionales. Pero la pregunta es si el actual régimen de la RDC, que viola repetidamente los derechos humanos, se merece esa ayuda.

Quienes defienden los derechos humanos, como nosotros, están normalmente a favor de un perdón de las deudas. A menudo, gobiernos de países ricos proporcionan apoyo, por razones políticas, a regímenes muy cuestionables, como el de Mobutu, respaldado por Estados Unidos durante la Guerra Fría a pesar de su atroz comportamiento en materia de derechos humanos. Estas deudas pueden impedir la ejecución de políticas progresistas de nuevos gobiernos , pero no deben ser condonadas si un gobierno no es digno de merecerlo.

Como además la RDC actualmente no está pagando los intereses ni el principal de su deuda, la condonación no significa permitir que ese gobierno emplee más dinero para la educación, la salud y el sistema judicial. Sería también dar una señal equivocada en este momento y debería ser postergada hasta que mejore la situación de los derechos humanos en la RDC.

Hace un mes que Floribert Chebeya, el principal defensor de los derechos humanos en la RDC, fue asesinado. En ese crimen están implicados altos funcionarios cercanos al presidente Joseph Kabila. Durante 20 años Floribert soportó valientemente la prisión, la tortura y las constantes amenazas de muerte por haber investigado, informado y tratado de responsabilizar a los gobiernos congoleses por casos de violaciones, asesinatos e indecible crueldad.

Nosotros conocimos a Floribert como colega en la lucha por los derechos humanos y como amigo. La respuesta del gobierno al asesinato de Floribert fue la de encargar la “investigación” al servicio secreto en oposición a la actuación de los fiscales. Fue anunciado que un mayor y un coronel fueron arrestados y que un general de la policía fue suspendido. Esta reacción política del gobierno de la RDC ante el crimen apaciguó a la comunidad internacional, pero no debería ser así.

Actualmente, sólo el mayor parece haber sido transferido a la custodia del fiscal y está ahora en prisión, donde ha sido visitado por funcionarios de Naciones Unidas, ante quienes proclamó su inocencia. El coronel supuestamente está todavía detenido en instalaciones del servicio secreto, a las cuales no tienen acceso los funcionarios de Naciones Unidas. En cuanto al general, ni siquiera se presentaron cargos contra él.

La respuesta política del régimen de la RDC al crimen contra Floribert Chebeya no es precisamente reconfortante. Está demostrado que declaraciones efectuadas por el gobierno de la RDC sobre casos de alto perfil en el pasado resultaron falsas. Esta situación incluye los asesinatos, las violaciones y las torturas (que quizás terminaron con la vida de Floribert) aún en curso que cometen las autoridades estatales y muchos otros atropellos contra los derechos humanos. La mayor parte de esos crímenes siguen impunes y las autoridades responsables gozan de impunidad.

Si las juntas directivas del Banco Mundial y del FMI, integradas por representantes de Estados miembro de la ONU, con Estados Unidos con el mayor derecho a voto, creen que la RDC ha satisfecho todas las condiciones para beneficiarse de la iniciativa en favor de los países pobres más endeudados (HIPC), ello preparará el terreno para una cancelación formal de la deuda congolesa. Lamentaremos que ellos ocurra, pues se perdería la oportunidad para influir sobre el gobierno de la RDC para que ponga fin a las extendidas violaciones de los derechos humanos cometidas por funcionarios estatales.

Para Estados Unidos, hay incluso una poco conocida ley que impide que se otorgue un alivio de la deuda cuando se registran en el país en cuestión sistemáticas violaciones de los derechos humanos. En honor de Floribert y de su lucha, las juntas directivas deberían votar un aplazamiento del condono de la deuda de la RDC hasta que el asesinato de Floribert sea investigado independiente y adecuadamente, que los responsables de ese delito sean llevados ante la justicia y que mejore la situación de los derechos humanos en la RDC. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Guillaume Ngefa, fundador y presidente de la primera asociación sobre derechos humanos de la República Democrática del Congo (RDC) , la Asociación Africana de Defensa de los Derechos Humanos, vive exiliado en Costa de Marfil. Kerry Kennedy es presidente del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos.

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