Seis meses después de que fracasaran los esfuerzos en Copenhague para alcanzar un acuerdo vinculante contra el recalentamiento planetario, delegados intentan rescatar las negociaciones en esta occidental ciudad alemana.
Sin embargo, permanecen los desacuerdos sobre la reducción de emisiones en los países en desarrollo y sobre los fondos para la adaptación ante el cambio climático.
"La de Copenhague fue una conferencia horrible", reconoció el secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Yvo de Boer.
"Este año se buscará restablecer la confianza, y por eso es importante que comiencen a fluir los 30.000 millones de dólares para comenzar. Eso sería un motor de confianza en el proceso", añadió.
De Boer señaló que todavía falta definir un claro marco para que se desembolsen los fondos necesarios. También se requiere de una mayor claridad sobre cómo obtener los 100.000 millones de dólares anuales que el Acuerdo de Copenhague prevé tener disponibles para 2020.
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Un documento publicado el 7 de junio por el Project Catalyst, de la ClimateWorks Foundation y la Fundación Europea del Clima (ECF, por sus siglas en inglés), sugiere que se necesitarán entre 21.000 y 54.000 millones de dólares en los próximos tres años para apoyar programas de mitigación, adaptación y protección de los bosques en el Sur en desarrollo Además, se necesitarán entre 100.000 millones y 190.000 millones adicionales en inversiones privadas.
Este dinero debe ser destinado a iniciativas como el brasileño Fondo Amazonia, que busca reducir 80 por ciento la deforestación en esa región, y a promover la utilización en el Sur de fuentes de energía renovables, así como la creación de fábricas, edificios, vehículos y electrodomésticos más eficientes.
De esta manera, el Norte industrializado pagaría los costos de la adaptación al cambio climático para aquellas naciones que tienen menos responsabilidad por los gases invernadero, pero son los más vulnerables a sus efectos.
Project Catalyst subrayó que cumplir las promesas de apoyar la adaptación del Sur es clave para mantener la confianza y lograr progresos hacia un acuerdo vinculante.
Hasta ahora, 28.000 millones de dólares de fondos públicos han sido prometidos para el plan Fast Start diseñado por el Acuerdo de Copenhague.
Parte de estos recursos vienen en la forma de préstamos, pero 25.000 millones serán efectivamente donaciones para afrontar el cambio climático entre 2010 y 2012. Los principales contribuyentes son Japón (con 11.000 millones de dólares), la Unión Europea (9.600 millones), Estados Unidos (5.100 millones), Noruega (1.800 millones) y Australia (500 millones).
Qué parte de estos fondos son verdaderamente "nuevos y adicionales", como establece el Acuerdo de Copenhague, todavía no está claro.
"Definitivamente menos de los 25.000 millones de dólares, pero no sabemos cuánto", dijo a IPS el investigador Ramzi Elias, del ECF. "Los países usan diferentes definiciones de adicional y generalmente no son transparentes ni en su financiamiento contra el cambio climático ni en su ayuda al desarrollo", añadió.
También está por determinarse cómo se canalizaría el financiamiento a los beneficiarios. Los países en desarrollo quieren un nuevo fondo independiente que distribuya el dinero de acuerdo con las necesidades. Pero las naciones industrializadas prefieren entregarlo a través de instituciones ya existentes, como el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
De Boer puso en duda que se pudieran alcanzar adecuadas metas de mitigación en la próxima década, y subrayó la necesidad de una planificación a largo plazo. "En Copenhague, los líderes hablaron de una reducción de las emisiones de 80 por ciento para 2050", señaló.
Las discusiones en Bonn, que se extenderán hasta el 12 de este mes, tienen el objetivo de negociar un texto para la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas, que se realizará en diciembre próximo en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún. De Boer, quien ha encabezado la Convención desde 2006, no estará presente. A fines de este mes, cederá su puesto a la costarricense Christiana Figueres, quien ya ha jugado un importante papel en la creación del Mecanismo de Desarrollo Limpio.
El nombramiento de Figueres es considerado un reconocimiento de la importancia de los países del Sur en desarrollo tras el debate de Copenhague.
"Unas 25.000 personas mueren a diario de hambre o de causas relacionadas. El cambio climático sólo exacerbará esto", dijo De Boer. "Sigue siendo importante establecer la arquitectura internacional para enfrentar esto".