El tiempo lo es todo cuando se trata de responder a desastres naturales. Especialistas mozambiqueños temen estar perdiendo información clave sobre los temblores que ocurren a diario en este país propenso a los sismos debido a problemas técnicos.
Tres de las cinco estaciones que registran los movimientos de tierra que hay en Mozambique no funcionan desde hace meses porque las lluvias y los relámpagos dañaron sus sismógrafos.
"En Mozambique puede haber un terremoto como el de Haití porque estamos en una región de mucha actividad sísmica", señaló Elias Daude, director de la Dirección Nacional de Geología (DNG, por sus siglas en inglés).
Este país está al final del Gran Valle del Rift, una fractura que se extiende por 3.000 kilómetros de largo, del norte de Etiopía al río Zambeze, y de entre 50 y 60 de ancho.
El Rift es un ejemplo inusual de una placa continental activa que se separa, proceso que causa terremotos como el que golpeó a la provincia mozambiqueña de Manica en 2006 y a Malawi y Tanzania en 2009.
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El distrito de Machaze, en esa provincia de la frontera con Zimbabwe, fue el epicentro del terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter que sacudió la zona en la madrugada del 22 de febrero de 2006.
Fue de la misma magnitud que el que destruyó la capital de Haití el 12 de enero y que dejó 200.000 personas muertas. El sismo de Chile del 27 de febrero fue de ocho grados en la escala de Richter.
Carlos Froi, un maestro que vive a 50 kilómetros de Machaze, recuerda cómo se sacudió su cama. "Salté por la ventana a medio vestir. El pánico era generalizado", dijo a IPS.
Cuatro personas murieron en el terremoto, 27 quedaron heridas y 160 edificios dañados, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
La dimensión del daño fue mucho menor en el propio Machaze, un distrito rural cuyos 90.000 habitantes están dispersos en 83 aldeas. Además, las tradicionales chozas de barro resistieron mejor el sismo que si hubieran sido de concreto.
"Si el terremoto de Machaze hubiera ocurrido en una capital provincial, no tengo dudas de que la situación hubiera sido similar a la de Haití", dijo Abdul Magid, técnico de monitoreo sísmico de la DNG.
CAPACIDAD DE RESPUESTA
El gobierno invirtió en mejorar la tecnología de la DNG después de ese terremoto. Los análisis de datos que deben enviar las provincias a Maputo ya no se harán más de forma manual sino digital.
La nueva tecnología acelerará el proceso, que llevará cinco minutos y no más 30, lo que mejorará la capacidad de respuesta, explicó Paulino Feitio, el primero y único especialista en terremotos de Mozambique.
Tras el movimiento telúrico de Machaze, Feitio, geólogo de profesión, realizó un posgrado en el Instituto Internacional de Sismología de Japón.
"Se necesitan al menos cinco estaciones que detecten la actividad sísmica en Mozambique", dijo Feitio a IPS.
Los sismógrafos dañados, que se enviaron tardíamente a reparar a Sudáfrica, son de Maputo y de las provincias de Nampula y Niassa. Los de Manica y Tete funcionan con normalidad. Este año está previsto comprar cuatro más, cuyo costo será de unos 38.000 dólares cada uno.
CELERIDAD
Los primeros 20 minutos después del terremoto son fundamentales para salvar vidas, y 80 por ciento de las búsquedas y tareas de rescate dependen de los esfuerzos locales, explicó Joao Ribeiro, director del Instituto Nacional de Gestión de Desastres.
El Instituto tiene una oficina cerca del aeropuerto internacional de Maputo que está abierta las 24 horas del día y lista para actuar ante cualquier desastre natural, en coordinación con la DNG.
"Somos un país pobre y no podemos construir mucha infraestructura, pero sí podemos preparar a nuestra gente para reaccionar mejor ante un desastre", señaló Ribeiro.
Tras las grandes inundaciones de 2000, el Instituto montó 402 comités de gestión de riesgos. Los entre 10 y 15 residentes que integraban cada uno estaban capacitados en primeros auxilios, en evacuación y refugio y sabían identificar las señales de desastre.
El Instituto organizará en mayo simulacros de terremoto en dos escuelas de Maputo y luego repetirá la experiencia en otras provincias. Además, los programas escolares incluirán información sobre la temática.
"La idea es juntar tradición y ciencia para que la gente entienda mejor los problemas", indicó Ribeiro.
Machaze ya se beneficia de la nueva política. "Ponemos vigas de concreto en las casas y reforzamos las chozas tradicionales", indicó Froi. La planificación de las aldeas es más rigurosa y hay normas de construcción, añadió.
Los habitantes de ese distrito creyeron que el terremoto fue un castigo de Dios o que fue provocado por los espíritus y los ancestros. Tras el trabajo de concienciación, la mitad de la gente aceptó que se trata de un fenómeno natural, relató.
Contar con información adecuada ayuda a que la gente reaccione mejor en casos de desastres naturales. El pánico es lo que más muertes causa durante un terremoto, explicó Feitio.
Mozambique no está preparado para un sismo como el de Haití ni como el de Chile, se lamentó. Falta mejorar las normas de construcción y hacerlas obligatorias para las empresas, reforzar las edificaciones existentes y preparar mejor a la población.
No hay tiempo que perder.
"Es inevitable que un terremoto cause un gran desastre en la región. No es cuestión de si va a ocurrir, sino de cuándo", sostuvo el especialista Christ Hartnady, de la consultora sudafricana Umvoto.
Si hay un sismo fuerte, las principales áreas urbanas que están sobre, o cerca de la falla, como la ciudad portuaria mozambiqueña de Beira, la capital de Malawi, la de Tanzania y hasta la de Kenia, se verían muy perjudicadas, indicó Hartnady, también ex profesor de geología de la Universidad de Ciudad del Cabo.
"Las consecuencias serían tan grandes en términos de vidas humanas y de pérdidas económicas que es inaceptable correr el riesgo de no estar bien preparados", sentenció.