Dos cineastas de Hollywood se unieron a una reina de Medio Oriente y a un multimillonario de la informática y diplomáticos estadounidenses para reclamar un mundo sin armas nucleares a los gobernantes que se reunirán la semana próxima en Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibirá en Washington a 47 gobernantes, entre los que estarán, el presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, el de China, Hu Jintao, el de Francia, Nicolas Sarkozy, y la canciller (jefa de gobierno) de Alemania, Angela Merkel, para analizar cómo mantener las armas nucleares fuera del alcance de organizaciones terroristas.
También participarán India y Pakistán, pero no Corea del Norte e Irán.
Con vistas a la Cumbre de Seguridad Nuclear, los organizadores de Global Zero, una iniciativa internacional que aboga por la eliminación del armamento atómico, realizaron el jueves una conferencia de prensa en esta ciudad estadounidense.
El acontecimiento giró en torno al nuevo filme documental "Countdown to Zero" (cuenta regresiva a cero), dirigido por la realizadora británica Lucy Walker y producido por Lawrence Bender, quien también trabajó en la afamada película sobre el cambio climático "Inconvenient Truth" ("Una verdad incómoda"), conducida por el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore (1993-2001).
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Bender, además, produjo varios filmes del director estadounidense Quentin Tarantino como "Inglorious Basterds" ("Bastardos sin gloria").
El documental fue financiado por el multimillonario canadiense Jeff Skoll, fundador del sitio de Internet de remates EBay, quien también contribuyó con otros filmes como "Food, Inc." y dramas como "Charlie Wilsons War" ("Juegos de Poder").
Los promotores de la película, que incluye entrevistas a ex jefes de Estado como Jimmy Carter, Mijaíl Gorbachov, Tony Blair y Pervez Musharraf, concluyeron que "nuestra única opción es erradicar hasta el último misil".
"Las armas nucleares perdieron su utilidad política y militar", señaló el ex embajador de Estados Unidos, Richard Burt, también representante de este país en las negociaciones del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Start, por sus siglas en inglés) con la desaparecida Unión Soviética en 1991.
"El peligro ya no es que haya un conflicto nuclear, sino la propagación de materiales" radioactivos, añadió, al tiempo que presentó a varias figuras como la reina Noor Al Hussein, de Jordania, y el general John J. "Jack" Sheehan, ex comandante supremo de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En el peor periodo de la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética poseían 19.000 armas atómicas, suficientes para destruir el mundo cientos de veces. Ambos fueron reduciendo sus arsenales hasta tener 2.200 cada uno.
Obama y Medvédev se comprometieron a disminuir sus ojivas nucleares hasta 1.550 en siete años tras suscribir el jueves el nuevo Start, en una ceremonia realizada en Praga.
Obama, además, hizo pública la nueva estrategia de su gobierno al divulgar la nueva versión del documento Revisión de la Política Nuclear, que limita las posibilidades en las que Washington puede usar esa tecnología.
Este país no podrá usar más armas atómicas contra países signatarios del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TPN) que cumplan con sus obligaciones, renuncia a las pruebas de tecnología y a la fabricación de nuevas ojivas y obliga a Washington a tratar de que el Senado ratifique y de que entre en vigor el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
En la ceremonia de firma del Start en Praga, Obama y Medvédev aumentaron la presión sobre Corea del Norte e Irán, países no signatarios del TPN, y dieron a entender que se exponen a represalias si no lo firman.
Obama pidió sanciones "inteligentes" y "fuertes" de las Naciones Unidas. Medvédev, por su parte, declaró que "por desgracia, Teherán no reacciona al despliegue de propuestas constructivas de acuerdo. No podemos mirar para otro lado".
Pero no coincidieron en todo, discreparon sobre el escudo antimisiles que Estados Unidos pretende construir en Europa para proteger a Occidente de Irán.
Los realizadores Bender y Skoll explicaron que su interés es conseguir que la mayor cantidad de gente firme la declaración de Global Zero, que pide la eliminación total de las armas nucleares y que se aíslen los materiales radioactivos, para salir del impasse.
En un avance del documental, cuyo estreno está previsto para el 9 de julio, se puede ver a políticos y ciudadanos de a pie decir uno tras otro: "Zero" (cero).
Al ser consultado si mostraría el filme en Corea del Norte e Irán, Bender señaló que le encantaría. Por su parte, la reina Noor, quien suele viajar a Siria, señaló que le complacería colaborar para que los gobernantes de Medio Oriente miren el documental y firmen la declaración.
El propio Obama debería hacer más, según activistas, quienes consideran que usa la nueva política nuclear de su gobierno, la firma de un nuevo Start y la cumbre sobre seguridad de Washington para aparecer como un político menos belicista, pero su actitud frente a Corea del Norte e Irán revela que podría hacer más contra la proliferación nuclear.
"Tiene una postura típica de los halcones, es un halcón disfrazado de paloma", señaló Greg Mello, director ejecutivo del Grupo de Estudio Los Alamos, donde está el laboratorio en que el gobierno de Estados Unidos desarrolló por primera vez armas nucleares.
"La nueva estrategia trata de reconciliar los ideales liberales con la realidad conservadora de la política nuclear de este país. Nada cambiará", añadió.
Desde el punto de vista numérico y proporcional, el gobierno de George W. Bush (2001-2009) redujo más el arsenal nuclear que el de Obama, remarcó Mello, al relativizar el significado del acuerdo de Praga.
"La nueva estrategia trata de mantener la estabilidad nuclear mundial como escenario para seguir aplicando una política de mano dura", sostuvo.