AGRICULTURA-NAMIBIA: Proteínas en la arena

Obed Kamburona ha intentado cultivar diferentes productos, pero el arenoso y seco suelo de Namibia se lo ha impedido siempre.

Chimwamurombe (derecha) y un agricultor local alzan un tubérculo de la marama. Puede llegar a pesar 10 kilogramos. Crédito: Moses Magadza/IPS
Chimwamurombe (derecha) y un agricultor local alzan un tubérculo de la marama. Puede llegar a pesar 10 kilogramos. Crédito: Moses Magadza/IPS
"Tengo una enorme granja, pero no puedo cultivar porque el suelo no es adecuado. Crío ganado y cabras", señaló.

Namibia es uno de los países más secos de África subsahariana. Sus dos desiertos, el Namib y el Kalahari, crecen cada año. Los suelos pobres y la escasez de agua son factores limitantes para agricultores como Kamburona. Este país importa 80 por ciento de sus alimentos de Sudáfrica.

Kamburona —quien vive en la región de Omaheke, 400 kilómetros al norte de Windhoek— fue uno de los primeros en ofrecerse como voluntario cuando se enteró de que la Universidad de Namibia había iniciado el cultivo experimental de judías de "marama".

Ése es el nombre en lengua setswana de la Tylosema esculentum, legumbre perenne presente en toda África austral, y que actualmente se encuentra bajo amenaza por la urbanización y sobre-explotación.
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En lugares donde todavía se cultiva, como Namibia, Sudáfrica y Botswana, la cosecha no está controlada y por lo general se hace dañando su tubérculo, rico en almidón.

Las semillas de esta planta tienen mucho aceite y son altamente nutritivas, con un contenido de proteínas de más de 30 por ciento. Pueden ser hervidas en una comida con maíz o convertidas en polvo para ser usadas en bebidas calientes.

Crece con fuerza en suelos profundos y arenosos como los que se encuentran en Omaheke.

Percy Chimwamurombe, investigador principal del proyecto sobre la marama, dijo que los cultivos experimentales comenzaron de forma entusiasta en febrero.

Chimwamurombe y otros dos científicos se unieron a 12 agricultores de la zona, incluyendo a Kamburona, para preparar dos hectáreas de tierra y plantar las semillas.

Cuarenta y cuatro agricultores más en todo el país trabajan en otros campos experimentales intentando domesticar la marama. El proyecto es financiado por el británico Kirkhouse Trust of the United Kingdom, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Universidad de Namibia.

"Se necesita urgentemente en todo el mundo la diversificación de cultivos, considerando los efectos del cambio climático en la agricultura. Todos nuestros cultivos y animales domésticos fueron alguna vez salvajes", dijo a IPS.

"Hemos visto cómo algunas plantas y animales se han extinguido. El nuestro es un intento por impedir que esto ocurra con las judías de marama", dijo Chimwamurombe a IPS.

Científicos de Estados Unidos señalaron a comienzos de los años 60 que la marama tenía posibilidades de ser domesticada. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, ya está siendo producido en Australia.

Chimwamurombe dijo que el primer objetivo era simplemente demostrar que la marama puede ser cultivada, cosechada y vendida. Su equipo estudiará el crecimiento y desarrollo de las plantas en los campos experimentales para seleccionar y luego reproducir las cualidades más adecuadas para una producción sostenida.

"La pobreza y el desempleo son los mayores desafíos en nuestra región. Gracias a sus altas proteínas y su almidón, la planta puede ser convertida fácilmente en un cultivo comercial, que genere empleos e ingresos a nivel nacional y de los hogares", señalan los investigadores.

Chimwamurombe indicó que en África austral hay una gran deficiencia de proteínas, y si la planta puede ser cultivada para convertirse en un cultivo económicamente viable, especialmente en tierra que ahora no se usa, sería una opción viable para agricultores en toda la región.

El proceso de investigación también permitirá el desarrollo de habilidades en el manejo de cultivos.

"La región de la SADC (Comunidad para el Desarrollo de África Austral) tiene muchos recursos, pero pocos expertos para que lideren su explotación. Se espera que el programa entrene a muchos científicos durante el periodo proyectado de 18 años", explicó Chimwamurombe.

Kamburona y otros agricultores comunitarios se han ofrecido como voluntarios para participar del plan, y confían que puede cambiar sus vidas.

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