Un fallo judicial concedió a las mujeres de Swazilandia el derecho a poseer y administrar propiedades por sí mismas.
Por el sistema de bienes gananciales de este país africano, hasta ahora muchas mujeres casadas quedan en la calle cuando sus maridos las echan de casa o venden sus propiedades sin siquiera informarlas.
En algunos casos, la esposa debe incluso pagar la propiedad, pero ésta no es legalmente suya porque estaba registrada a nombre del marido.
Dolly Ndlovu (nombre ficticio) se encontró en esta situación el año pasado, tras mudarse de su hogar matrimonial. Todavía está pagando la casa donde ahora su esposo vive con una amante.
En 1995, cuando solicitó el préstamo, Ndlovu no sabía en qué se estaba metiendo. Fue sólo 10 años después, cuando intentó usar la propiedad como garantía para pedir otro préstamo y comprarse un automóvil, que se dio cuenta de que en realidad la casa no era de ella.
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"Quedé conmocionada cuando el banco me dijo eso. Aunque yo era la única pagadora, mi esposo era el único dueño de la propiedad", dijo Ndlovu, directora de una escuela primaria y activista por los derechos de las mujeres.
El banco se negó a dejar de deducir de su salario las cuotas del préstamo cuando ella se mudó de la casa de cuatro dormitorios, porque la deuda está a su nombre.
Gracias a los esfuerzos de la activista por los derechos de las mujeres Doo Aphane, que desafió la Ley de Registro de Escrituras en base a la cláusula de igualdad contenida en la Constitución, otras mujeres del país ya no tendrán que experimentar lo que vivió Ndlovu.
El año pasado Aphane llevó al gobierno a la justicia, donde argumentó que las disposiciones de la Sección 16(3) de la Ley de Registro de Escrituras no sólo afectan su dignidad, sino que también la discriminan a ella y a otras mujeres casadas bajo el régimen de bienes gananciales en el país.
La Sección 16(3) impedía que esas mujeres registraran bienes inmuebles a su nombre y permitía que el esposo fuera el único administrador de la propiedad.
Aphane afirmó que esta disposición iba contra lo estipulado por la Sección 20 de la Constitución, que declara que todos son iguales ante la ley, mientras que la Sección 28 concede a las mujeres derechos iguales a los de los hombres en las actividades políticas, económicas y sociales.
La jueza Qinisile Mabuza otorgó la semana pasada a las mujeres casadas en régimen de propiedad ganancial el derecho a registrar propiedades a su nombre y a tener igual participación que sus esposos en su administración.
La magistrada ordenó al parlamento poner en marcha el proceso de reforma legal para que la Sección 16(3) de la Ley de Registro de Escrituras sea eliminada de los estatutos del país. Mabuza observó que desde la adopción de la Constitución en 2005 el Poder Legislativo tuvo tiempo suficiente "para embarcarse en agresivas reformas legales, especialmente las relativas a mujeres que fueron marginadas durante años en muchas áreas de la ley".
Pese a ser firmante de varios instrumentos internacionales que aspiran a dar poder a las mujeres —entre ellos la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres y el Protocolo sobre Género y Desarrollo de la Comunidad de Desarrollo de África Austral—, el gobierno de Swazilandia ha hecho poco por enmendar leyes que sometían a las mujeres a un estatus de inferioridad perpetua.
El movimiento feminista considera que el fallo sobre el registro de propiedades es un hito en el camino hacia la reforma de las leyes en el país y una oportunidad para el avance económico de las mujeres.
"Ahora las mujeres pueden usar su 50 por ciento de la propiedad que poseen en común con sus esposos como garantía para solicitar préstamos a fin de iniciar empresas", dijo Aphane. Aunque los títulos de propiedad abarcan a apenas 30 por ciento del territorio nacional, Aphane dijo que hay muchas actividades económicas que tienen lugar en áreas urbanas, por lo que este fallo servirá para mejorar la economía de Swazilandia.
Lungile Mzizi, gerenta de proyecto en el Foro de Mujeres Empresarias de Swazilandia coincidió totalmente con Aphane. Ahora las mujeres pueden aventurarse en grandes negocios, como la construcción, porque está claro quién posee qué en el matrimonio, dijo.
La Agrupación Parlamentaria de Mujeres también dio la bienvenida al veredicto. La parlamentaria y activista por los derechos femeninos Nonhlanhla Dlamini dijo a IPS que fue muy valiente que Aphane siguiera la tediosa ruta legal, porque muchas mujeres temían hacerlo.
"Estamos muy emocionadas por este fallo y nos aseguraremos de que las leyes que buscan proteger a las mujeres sean aprobadas en el Parlamento", señaló.
Dlamini declaró a IPS que el proyecto de Ley de Delitos Sexuales y Violencia Doméstica será una prioridad del debate parlamentario cuando el órgano legislativo reanude sus sesiones este mes.
Como este veredicto no tiene efecto retroactivo, no cambiará la situación de Ndlovu. Pero la consuela saber que su hija no tendrá que pasar por la misma experiencia que ella.