Mientras el parlamento de Sudáfrica celebró por anticipado el Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este lunes, las mujeres de la empobrecida localidad de Kewtown, en esta austral ciudad sudafricana, temen perder sus hogares por la Copa Mundial de la FIFA 2010.
La municipalidad les notificó que demolerían sus casas para ampliar el espacio del estacionamiento del Estadio de Athlone, en Ciudad del Cabo. A otras les pidieron que dejaran sus apartamentos porque se les harían reformas.
Pero los residentes de la zona temen que sus viviendas, ubicadas en un lugar de privilegio en una de las ciudades sede de la Copa Mundial de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) se alquilen al público que llegará a presenciar el torneo.
El campeonato de fútbol durará un mes y comenzará el 11 junio de este año.
Varios proyectos fueron pensados para beneficiar a las mujeres mucho después del fin del torneo, señaló la ministra del Interior, Nkosazana Dlamini-Zuma, a los miembros del parlamento, a sus compañeros de gabinete y a representantes de organizaciones no gubernamentales que participaron en la conferencia del viernes "Legado para las Mujeres de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA 2010".
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"Hay un proyecto para reducir las emisiones de dióxido de carbono. La FIFA invita a la gente a participar. Las mujeres deben aprovechar la oportunidad. El país gastará mucho dinero en infraestructura. Ellas deben encontrar la forma de aumentar sus ingresos", indicó Dlamini-Zuma.
Por su parte, la viceministra de Desarrollo Económico, Gwendoline Mahlangu-Nkabinde, fue mucho más optimista. Prometió enviar a 10 empresas del sector de energías renovables e instituciones financieras de desarrollo para que ayuden a las mujeres a encontrar trabajo.
"A las que les interesan las energías renovables, las que quieren capacitarse e ingresar al sector, deben venir a verme", señaló.
La FIFA, de hecho, creó varios "proyectos para legar" en el país que se supone que dejarán beneficios económicos a los sudafricanos.
Los proyectos son una cortina de humo para esconder a las comunidades pobres que serán desplazadas por el campeonato internacional de fútbol, según cuatro mujeres de Kewtown, quienes se sienten abandonadas mientras el gobierno destina una gran cantidad de recursos para organizar un torneo de talla mundial.
Pamela Beukes, Rachel August, Charlene Paul y Mariam Michaels han vivido toda su vida en la localidad abandonada de Kewtown, considerada por el régimen del apartheid como área "de color".
El apartheid fue el régimen de segregación racial impuesto por la minoría blanca contra la mayoría negra en Sudáfrica.
Paul se enterará este viernes cuando vaya al Tribunal de Magistrados de la localidad de Wynberg, en el sur de Ciudad del Cabo, si ella y sus tres hijos podrán seguir viviendo bajo techo.
"No veo el beneficio que nos pueda dejar la Copa Mundial si vamos a perder esta propiedad", dijo a IPS.
Paul comparte una serie de cinco edificaciones, de una habitación cada una, con otros 18 adultos, niños y niñas. La mayoría nació y se crió en Kewtown. Como el ayuntamiento nunca les proporcionó viviendas, hace muchos años decidieron ocupar la construcción tras verla mucho tiempo vacía.
"No vemos la necesidad de demoler esta estructura cuando hay escasez de vivienda", insistió Paul.
Del otro lado del estadio, Mariam Michaels también teme que la Copa Mundial de la FIFA la dejé sin hogar. Hace dos semanas que autoridades municipales le pidieron que se mudara porque harían reformas. Ahora vive con sus dos hijas y cuatro nietos en un contenedor adaptado para la situación.
Es la primera vez en 30 años que las autoridades de Ciudad del Cabo realizan reformas en los apartamentos municipales que están cerca del estadio. Los trabajos consisten en pintar las fachadas ruinosas y arreglar cañerías y techos.
"Dicen que van a transformar nuestros apartamentos. Es para la Copa Mundial. Hace 27 años que vivo ahí, mis ventanas hace cinco que están rotas y el municipio nunca demostró ningún interés en arreglaras hasta ahora", dijo Michaels a IPS.
"Los funcionarios nos prometieron que las reformas sólo durarían seis semanas y que después podríamos volver. Pero no sé si eso va a ocurrir", apuntó.
Los residentes de la zona temen no poder regresar a sus apartamentos y que la municipalidad los abandone a su suerte. También les preocupa su seguridad.
Rachel August, una de las vecinas de Michael, dijo a IPS que de noche hay gente que corre entre los contenedores y tira piedras al techo de metal.
"El municipio nos dijo que no nos iban a desplazar por la Copa Mundial, pero no tenemos garantías. Sólo nos queda esperar y ver qué pasa. Si me dejan aquí, voy a armar un gran alboroto. Ese apartamento es mío desde hace 35 años y quiero volver", se enfadó August.
La dirigente comunitaria Pamela Beukes explicó que las mujeres sospechan de las verdaderas intenciones de la municipalidad porque la consejera Charlotte Tablisher propuso, en un principio, que los apartamentos fueran alquilados a los turistas que vinieran a ver el campeonato, pero las fuertes protestas la obligaron a abandonar la idea.
"Lo que nos deja dudas es que la gente pudo quedarse en sus apartamentos mientras se hacían las reformas, pero las autoridades insistieron en que nos mudáramos", explicó Beukes. "Como la gente está en contenedores y no en sus hogares, por ahora no podemos decir que la Copa Mundial nos haya beneficiado en algo", añadió.
La comunidad de Kewtown seguirá preocupada mientras duran las reformas, que terminarán a fines de este mes. Si para entonces no han vuelto a sus apartamentos ya tienen pensado realizar una marcha de protesta para reclamar sus derechos.