Bailarinas y actrices de África austral crean conciencia sobre el cambio climático, fomentan el cultivo de árboles y ayudan a construir escuelas a través de las obras que representan en distintas localidades de la región. También defienden un espacio mayor para las mujeres en el arte.
La directora artística Mary Manzole relató cómo una compañía de baile de mujeres de Zambia recurrió al teatro para promover el desarrollo y motivar a los pobladores de la comunidad de Kamoto, en la provincia Sur de ese país de África austral, a plantar más de 5.000 árboles y construir tres salones de clase en tres años.
Manzole habló durante el Festival de Mujeres en la Danza y el Teatro de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), realizado en Johannesburgo a principios de marzo.
Organizado por las Iniciativas de Teatro de África Austral (SATI, por sus siglas en inglés), el festival se propone destacar el papel de las artistas de la SADC en la unificación y la transformación de la región.
TEATRO CON IMPORTANCIA SOCIAL
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"Se descuida a las artistas, pese al gran trabajo que realizan para unir y desarrollar a nuestras comunidades", dijo a IPS Mpo Molepo, secretaria de SATI. "Sólo necesitan reconocimiento y apoyo", apuntó.
"Tienen que tener las mismas oportunidades que sus compañeros varones", sostuvo.
Manzole señaló que su grupo dedica tiempo a la comunidad y hacen "investigación de base" para identificar los problemas que la afectan. Luego la compañía de teatro escribe y representa obras para crear consciencia sobre esas situaciones.
La Comunidad Artística de Kamoto identificó en 2002 el grave problema de la deforestación en la Provincia Sur de Zambia y el mal estado de los salones de clase en la Escuela Elemental de la aldea de Chiyumu.
"Con el cambio climático hubo una gran deforestación y recurrimos al teatro para motivar a la gente a plantar árboles. Después de nuestra obra, comenzaron a cultivar y cambió el patrón de lluvias en toda la provincia", indicó.
"Eso cambió la agricultura de la provincia, que durante años solía comprar maíz a otras zonas ahora lo vende", explicó Jean Shamende, una de las integrantes del grupo.
"Gracias al dinero que nos dejó la obra construimos tres edificios con salones de clase en la Escuela Elemental de Chiyumu, que luego cedimos al gobierno", dijo Manzole a IPS.
Ghetto Artists, una compañía de mujeres jóvenes de Botswana, representaron una de sus obras "Strengh of a Woman" ("La fuerza de una mujer") durante el festival. El argumento versa sobre la verdadera vida trágica y los abusos sufridos por una adolescente.
"Vemos su impacto positivo en Botswana", indicó la directora de la obra Saone Bokitshane. "Niñas agredidas revelan su situación, algunas buscan ayuda y padres y hombres confiesan. Jóvenes de ambos sexos vuelven a la escuela", añadió.
"El arte es muy poderoso. Puede curar a la gente, educar a la comunidad y reconstruir un país. Es hora de que nuestro gobierno financie a las mujeres artistas para que hagan obras sobre" el virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), sostuvo.
"Las obras realizadas por mujeres pueden detener la propagación de la epidemia", añadió Bokitshane.
El público que participó en el festival pudo ver y discutir varias obras, incluida Lumba, una de Zambia sobre una jefa indígena del siglo XIX que levantó un ejército femenino para combatir a una tribu enemiga y que es considerada una gran profeta.
También se presentó "Ebony y Ivory" (Ébano y Marfil), de Zimbabwe, que trata sobre dos mujeres y el trauma y el desequilibrio emocional causado por la guerra, la violencia y la tortura.
Además hubo representaciones y compañías de baile sobre la vida de mujeres de Lesotho y Sudáfrica.
ARTISTAS PERJUDICADAS
El festival también fue una oportunidad para destacar los problemas que afrontan las propias artistas como la desigualdad de género en el sector. Hay apenas cinco por ciento de mujeres dirigiendo y produciendo obras, según la Unión de Derechos del Artista.
El festival fue la conclusión de una investigación encargada por el SATI en Lesotho, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Seychelles, Swazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe.
La profesora y actriz tanzana Amandina Lihamba estudió si en los ámbitos literario y artístico de África austral había un espacio para la participación de las mujeres.
"Los hombres son más respetados en el teatro. No hay igualdad para las mujeres en el sector", señaló Nakedi Ribane, coordinadora de género del Sindicato de Trabajadores Creativos de Sudáfrica.
"Nuestros gobiernos no se toman en serio" el arte, señaló Eugene Malotana, directora de la Fundación de Artistas de África austral.
Felicia Lumka coincide con ella. La actriz forma parte del elenco de "Infancia de jueves", una obra sudafricana sobre una joven que cae en la indigencia, sufre abusos y es obligada a prostituirse cuando la abandona su adorada madre.
Lumka se preguntó por qué los gobernantes de la SADC no le pueden prestar la misma atención al arte que al fútbol. También reclamó a los gobiernos que encarguen más trabajo a las mujeres y, a las autoridades y los empresarios que inviertan más en la industria cinematográfica.