La película «El día después de mañana» (The Day After Tomorrow), que mostraba al norte de Estados Unidos sepultado bajo metros de nieve tras un abrupto cambio del clima mundial, consolidó en la conciencia pública la asociación entre el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos.
Aunque el metro aproximado de nieve que cubrió a Washington D.C. y a toda la costa atlántica central de Estados Unidos en la última semana no se parece a las olas gigantescas y las paredes de hielo que acechaban a Jake Gyllenhaal y Dennis Quaid en ese filme de ciencia ficción, ha sido de todos modos un fenómeno excepcional que paralizó a la capital.
Uno de los efectos duraderos de lo ocurrido esta semana es el debate que ha provocado acerca del impacto del cambio climático y cómo el gobierno debería enfrentarlo.
Las escenas que se vieron en las calles de Washington esta semana parecían posteriores al Apocalipsis. Silenciosas, monocromáticas y vacías, representaban para algunos un mundo en que no se toma ninguna medida para frenar el cambio climático.
Otros, en cambio, vieron en este fenómeno invernal una posibilidad de negar el recalentamiento del planeta.
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El senador republicano James Inhofe, por ejemplo, declaró el miércoles al diario The New York Times que el tiempo reinante aumenta la duda sobre si el cambio climático es un fenómeno "inequívoco" o una suposición de los seres humanos.
Asimismo, comentadores de la cadena de noticias Fox News destacaron lo que consideraron la "inconveniente" conexión entre la gran nevada y la teoría del recalentamiento del planeta, según la cual la quema de combustible fósiles provoca un efecto invernadero que aumenta la temperatura de la Tierra y trastorna su clima.
Por otro lado, destacados científicos y activistas consideran que el tiempo extremo de la última semana contribuye a desacreditar a quienes niegan el cambio climático.
"Esta nevada récord no es de ninguna forma una prueba contra el cambio climático, y de hecho es muy coherente con él", aseguró Joseph Romm, funcionario del Departamento de Energía bajo la presidencia de Bill Clinton (1993-2001) y actual director del blog del "Progreso del Clima" del Centre for American Progress (Centro para el Progreso Estadounidense).
"No digo que el calentamiento del planeta sea la única causa (de las tormentas de nieve), pero estamos en una tendencia de calentamiento", sostuvo.
"Es absurdo afirmar en medio de una tendencia general al calentamiento que una tormenta de nieve es prueba de una tendencia al enfriamiento. Pero los anticientíficos intentan impulsar esa idea", dijo Romm.
De hecho, el aumento de la precipitación de nieve está completamente de acuerdo con las proyecciones climáticas, dijo Jeff Master, un meteorólogo que trabaja para WeatherUnderground.com.
Aunque las actuales tormentas se deben probablemente a la "variabilidad natural", no dejan de ser históricamente extraordinarias y es razonable esperar que el recalentamiento del planeta provoque más de estas tormentas en el futuro.
Romm estuvo de acuerdo. "Si calentamos el planeta y ponemos más humedad en la atmósfera, tendremos precipitaciones más intensas de las que se han observado en Estados Unidos y en el mundo", dijo.
En Washington, la precipitación intensa ha paralizado al gobierno federal desde el 5 de este mes. Todas las votaciones de la Cámara de Representantes se suspendieron por una semana, y el Senado sólo reanudó sus actividades el jueves.
Además, innumerables programas se han cancelado, desde discusiones de grupos de expertos hasta recitales.
Las escuelas de la zona de Washington tuvieron "días de nieve" que duraron al menos hasta el jueves inclusive, mientras que los funcionarios no esenciales del gobierno federal fueron autorizados a faltar al trabajo hasta este viernes.
Esta paralización del gobierno federal costó al gobierno unos 100 millones de dólares por día en productividad perdida, informó la Oficina de Gestión de Personal.
Al menos 20 muertes de la región centroatlántica fueron atribuidas a la tormenta, al igual que la falta de electricidad en unos 4.000 hogares el jueves de noche.
Numerosos vehículos quedaron atascados en bancos de nieve, el correo no se entregó, la basura no se recogió, las estanterías de las tiendas de comestibles se vaciaron y las filas para comprar alimentos evocaron numerosas referencias a la era soviética en diarios locales.
Entre los casi 80 centímetros de nieve caídos el sábado y los 25 adicionales del miércoles, este invierno se transformó en el peor de la capital de Estados Unidos desde que se tiene registro de las precipitaciones.
En lo que va de esta estación, cayeron en forma acumulada 141 centímetros de nieve, y se espera que esa cifra aumente con la nueva nevada pronosticada para este lunes.