La red eléctrica de Tanzania es alimentada por gas, combustible diesel y energía hidráulica. Sin embargo, en los últimos años, este país ha sufrido severos apagones y medidas de racionamiento de energía en áreas urbanas debido a las sequías.
Al ver cómo se secaban los ríos en su nativa región de Kilimanjaro, Estomih Sawe decidió buscar alternativas de energía para los tanzanos.
"Sólo 10 por ciento de los habitantes de este país tienen acceso a la electricidad. Las personas como nosotros son afortunadas", dijo Sawe, sentado en su oficina con aire acondicionado en ésta, la capital tanzana.
"En áreas rurales, donde viven más de 80 por ciento de las personas, sólo dos por ciento tienen acceso a electricidad. Así que se puede imaginar la gran tarea que tenemos por delante", añadió.
Tanzania quema un millón de toneladas de carbón vegetal cada año, lo que equivale a eliminar 300 hectáreas de bosque al día.
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"Lamentablemente, el ritmo de la tala de árboles no es proporcional a los esfuerzos para reemplazarlos", afirmó Sawe. "Si haces el cálculo, 300 hectáreas por día, por 365 días, es igual a" 109.500 hectáreas anuales, añadió.
"Sólo somos capaces de plantar 25.000 hectáreas al año. Por tanto, es realmente un grave problema para nuestro ambiente", indicó.
Sawe creó en 1999 la TaTEDO (Organización de Tanzania por la Energía Tradicional, el Desarrollo y el Ambiente) para poner en práctica los conocimientos que adquirió en fuentes renovables al trabajar para el Ministerio de Energía.
"Uno de los principales problemas es la utilización de biocombustibles sólidos, entre los que se encuentran la leña y el carbón vegetal. La tecnología y el uso de estos son muy ineficientes", agregó.
Las estufas más utilizadas en Tanzania pierden más de 85 por ciento de la energía potencial de esos combustibles.
"El número de personas que mueren, particularmente mujeres, niñas y niños, por inhalar humo está creciendo", agregó Sawe.
"La Organización Mundial de de la Salud dice que más de 75 personas mueren diariamente en Tanzania por inhalar humo con estas tecnologías ineficientes", indicó.
Pero hacer cambios es complicado por diversos factores, incluyendo el género y la pobreza, según la Red de Energía para Hogares (HEDON).
La división del trabajo por género usualmente hace que las mujeres sean responsables de la mayor parte de las tareas domésticas, y ellas junto a los niños se convierten en los más afectados por la inhalación de humo.
Mientras, la influencia de las mujeres en la toma de decisiones en el hogar está limitada por su dependencia económica respecto de los hombres.
Según ONU-HABITAT, en los lugares donde es potenciado el papel de las mujeres, éstas tienen más probabilidades de adoptar mejores tecnologías para cambiar prácticas energéticas perjudiciales y mejorar las condiciones de vida de sus familias.
En la aldea de Igunhwa, en la septentrional región tanzana de Mwanza, se han formado varios grupos de mujeres que aprovechan sistemas de micro-finanzas y construyen estufas de barro más eficientes diseñadas por TaTEDO.
"Antes de que nos trajeran las estufas de barro usábamos las tradicionales de tres piedras para cocinar", dijo Florence Ngembwe, del grupo de mujeres Upendo.
"Uno de los problemas para usar las estufas de tres piedras es que necesitábamos mucha leña para cocinar, y son sólo las mujeres y las niñas las que recolectan la leña", añadió.
"También hay muchos impactos en la salud de las mujeres, debido al humo que inhalan mientras cocinan dentro. Gastaríamos mucho tiempo buscando madera en vez de hacer otras actividades productivas, y por lo general las niñas también harían este trabajo, con lo que no irían a la escuela", explicó.
Muchas de las mujeres involucradas en el proyecto dijeron que la construcción de estufas mejoradas les había ayudado en forma significativa. Ahora han reducido la carga de su trabajo, se debe recolectar menos leña y las nuevas estufas tienen chimeneas, lo que significa que hay menos humo en la cocina.
Según Sawe, más de 80 por ciento de los residentes urbanos en Tanzania usan carbón para cocinar. TaTEDO señala que, en Dar es Salaam, alrededor de 60 por ciento de las casas han recibido ayuda para mejorar las estufas.
"Es todo un desafío. Primero debes tratar con personas con medios limitados, con escasos ingresos. Acá hablamos de tecnologías en las que los costos iniciales son altos", dijo Sawe.
TaTEDO también trabaja en preparar combustibles alternativos con desechos de la tala de árboles y residuos agrícolas. "No tienes que cortar un árbol para hacer carbón", explicó Sawe.
La organización ha usado cáscaras de arroz y de coco, así como aserrín, para crear briquetas.
Con la introducción de las nuevas estufas, TaTEDO asegura haber salvado más de 4.500 hectáreas de árboles. Pero el cambio todavía es lento.
"Por supuesto hay problemas culturales. Si tratas con personas que han estado usando estufas de tres piedras por muchos años, es todo un esfuerzo cambiar a nueva tecnología, aun si ésta es muy buena", dijo Sawe.