El guardameta de la selección nacional de fútbol de Camerún en tres copas del mundo, Joseph Antoine Bell, jugaba a la pelota de pequeño para mitigar los síntomas del paludismo. Ahora se sumó a la campaña Unidos Contra la Malaria para acabar con la pandemia que mata a un niño cada 30 segundos en África.
Bell y sus amigos se criaron en Camerún en una zona de paludismo endémico y creían que jugando al fútbol podrían librarse de la enfermedad.
"Como ducharse y respirar, la malaria era para nosotros parte de la vida. Cuando te sentías mal, ibas al campo a jugar, con la esperanza de que desapareciera", contó el ex jugador, elegido guardameta africano del siglo por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS, por su sigla en inglés).
La campaña pretende aprovechar la pasión por el fútbol para formar alianzas con deportistas, equipos, autoridades futbolísticas, gobiernos y aficionados con el fin de acabar con el paludismo en África.
La Copa Mundial de 2010 en Sudáfrica, que se jugará por primera vez en un país africano, presenta una buena oportunidad para sensibilizar y tomar medidas contra el paludismo.
[related_articles]
Cada 30 segundos muere un niño de malaria en África. Eso significa que durante los noventa minutos reglamentarios de cada partido de la Copa Mundial morirán en promedio 180 niños debido a esta enfermedad, que es prevenible y tratable.
"El 90 por ciento de las muertes derivadas del paludismo ocurren en África. De esa cifra, 85 por ciento son niños menores de cinco años", informó Herve Verhoosel, director de relaciones exteriores de Roll Back Malaria Partnership, organización fundadora de la campaña Unidos contra la Malaria (UAM).
La enfermedad agrava la pobreza en el continente y cuesta al menos 12.000 millones de dólares en pérdidas directas, lo cual es un freno para el crecimiento económico, agregó Verhoosel.
"El mundo le prometió a África que acabaría con las muertes por malaria en 2015. Esa es la meta", señaló Christina Vilupti Barrineau, directora de campaña de la UAM.
¿Cómo puede el fútbol acabar con el paludismo? "El fútbol es religión. Los jugadores son héroes en este continente y en todo el mundo. Cuando hablan, la gente escucha", sostuvo Vilupti Barrineau. El deporte es considerado un ejemplo de vida sana, agregó.
"El fútbol es el ejemplo más potente de cooperación y construcción de un equipo para ganar. No se trata sólo de los jugadores. También están los espectadores y las autoridades. Todos contribuyen para que el partido sea bueno", manifestó Bell.
"Con el fútbol podemos llegarle a todos, hacer que participen, que se sientan importantes y que piensen en qué pueden hacer para ayudar a combatir el paludismo", dijo.
Los gobiernos comienzan a ver cómo puede funcionar esta asociación. "En una reunión que tuvimos en Ghana con ministros y otros funcionarios, el ministro de Deportes no pudo asistir porque estaba enfermo de malaria", comentó Vilupti Barrineau.
"Le dije a los delegados presentes que ese fue el mejor discurso que él podría haber dado. Desde entonces contamos con el apoyo de todos los ministros, que se comprometieron a dormir bajo mosquiteros", explicó. Los mosquiteros tratados con insecticidas son eficaces para prevenir la picadura del mosquito trasmisor de la enfermedad.
Junto a Bell, los jugadores de Estados Unidos Landon Donovan y Abby Wambach, UAM eligió a Charles Ssali, un futbolista ugandés de 12 años, como uno de sus embajadores.
Ssali, un sobreviviente del paludismo, integra la gira de lanzamiento de la campaña y lleva su mensaje a Nueva York, Bruselas y Adis Abeba, entre otras ciudades.
Gracias al fútbol jugó en torneos en Dinamarca y Suecia, pero eso habría sido imposible de no haber sobrevivido al paludismo a la edad de cuatro años. Ssali ahora duerme bajo un mosquitero y alienta a sus compañeros y quien conozca a hacer lo mismo.
La malaria es una enfermedad febril que puede ser recurrente y Bell dijo que afectó su juego. Sin embargo, puso énfasis en el impacto que la enfermedad tuvo en su aprendizaje cuando era niño. El paludismo es la principal causa de ausentismo escolar en las zonas endémicas, lo cual actúa contra la enseñanza primaria universal, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
"Cuando era niño y padecía malaria, no podía ir a la escuela. Por eso es importante combatirla. Implica menos días de enseñanza y quizás menos éxito", agregó.
De los niños que sobreviven al paludismo cerebral, más de 200.000 desarrollan discapacidades cognitivas cada año, informó Vilupti Barrineau. "Eso significa que estamos perdiendo a quienes podrían haberse convertido en héroes como Joseph (Antoine Bell) o Charles (Ssali)", advirtió.
Los fondos destinados a la prevención y el tratamiento del paludismo crecieron en el último quinquenio, pero persisten deficiencias importantes en las zonas más afectadas por la enfermedad.
El Plan de Acción Global contra la Malaria sostiene que entre 2007 y 2009 hubo un déficit de fondos de 1.600 millones de dólares. Se calcula que en 2010 África tendrá 2.680 millones de dólares para combatir la enfermedad.
Bell y Vilupti Barrineau convocaron a los líderes africanos a asumir responsabilidades en este sentido.
"África no padece una única enfermedad. Sólo porque estemos combatiendo el paludismo no significa que olvidemos la lucha contra la corrupción. Si no tratamos la corrupción, entonces el dinero no se destinará a la malaria. Debemos tener resultados, al igual que los países los esperan de sus clubes de fútbol", dijo Bell.
Por primera vez, los socios privados de UAM donarán dinero al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. Entre ellos están Coca Cola África, el fabricante de combustible sintético Sasol y la empresa de celulares MTN.
Otros socios de UAM ya forman parte de la lucha contra el paludismo. La empresa textil de Tanzania A to Z produce mosquiteros tratados con insecticidas, y Sumitomo Chemicals elabora el producto aprobado por la Organización Mundial de la Salud que se aplica a los mosquiteros, además de diversos tipos de insecticidas de larga duración.