Pese al clamor universal para su reforma, el sistema financiero vuelve a comportarse como antes de la crisis, como si nada hubiera pasado. A mediados de octubre se informó que el monto de los derivados, el instrumento financiero de alto riesgo que fue el detonante de la crisis continuaba su expansión y totalizaba 445 billones de dólares: una suma escalofriante que equivale a 6,5 veces el Producto Bruto Mundial, escribe Roberto Savio, fundador y presidente emérito de la agencia de noticias Inter Press Service (IPS).
Algunos políticos han sumado su retórica a la tesis de la famosa reforma estructural del sistema financiero, coralmente exigida por las organizaciones de la sociedad civil, por religiosos de todo el mundo y por innumerables ciudadanos enfurecidos. El ministro italiano Giulio Tremonti, por ejemplo, lanzó la campaña de "un nuevo Bretton Woods". Sin embargo, ninguna reforma concreta se ha adoptado hasta ahora..
Entretanto, se acentúa otro riesgo sistémico: la creciente concentración financiera. Los mayores bancos supérstites están adquiriendo numerosos bancos pequeños en dificultades o quebrados. Sólo en Estados Unidos más cien bancos habían quebrado entre enero y octubre de este año. De esta manera los bancos que son "demasiados grandes para quebrar" y que por lo tanto se deben salvar con dinero público siguen creciendo y aumentando el riesgo de próximas quiebras.go sistémico: la creciente concentración financiera. Los mayores bancos supértites están adquiriendo numerosos bancos pequeños en dificultades o quebrados. Sólo en Estados Unidos más cien bancos habían quebrado entre enero y octubre de este año. De esta manera los bancos que son "demasiados grandes para quebrar" y que por lo tanto se deben salvar con dinero público siguen creciendo y aumentando el riesgo de próximas quiebras.