El alcalde de la capital de Zimbabwe, Muchadeyi Masunda, afronta grandes desafíos. Cuando asumió el cargo en julio de 2008, una de sus prioridades era resolver la crisis del agua.
Pero, conforme el año llega a su fin, muchas áreas en Harare todavía no tienen un racionamiento estable del precioso líquido. Incluso el propio alcalde, encargado de supervisar el abastecimiento de miles de hogares, carece de agua en su casa.
"Yo tampoco poseo agua en mi vivienda en Chisipite (un suburbio donde residen la mayoría de los funcionarios de gobierno y diplomáticos). Algunos de mis vecinos tienen, pero nosotros hemos estado sin ella desde hace un tiempo", dijo a IPS Masunda.
Harare necesita 1.000 megalitros de agua por día. La planta de Obras Sanitarias de Morton Haffray tiene capacidad para suministrar 614 megalitros diarios, mientras que la estación de Prince Edward provee 100.
Pero, con la actual escasez de energía y de químicos para el tratamiento del agua, la producción actual combinada de las dos plantas es de 600 megalitros, y una significativa proporción de estos se pierde debido a fugas en las cañerías.
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"El problema son las fugas", confirmó Masunda. "Estamos perdiendo más de 40 por ciento del agua tratada por culpa de éstas". A causa a estos escapes, poco más de un tercio del agua necesaria por día llega efectivamente a sus usuarios industriales o domésticos. Para resolver el problema, el Consejo Municipal de Harare lanzó en octubre un programa para reemplazar viejas cañerías en el centro de negocios de la ciudad.
El plan comenzó con un buen ritmo, pero pronto se estancó. Ahora se ven por todas partes montículos de tierra y cañerías descubiertas en las calles, lo que constituye un riesgo tanto para automovilistas como para peatones.
Representantes de los habitantes de la ciudad critican el enfoque de la municipalidad para resolver el problema.
Uno de ellos, Mariet Moyo, sostuvo que el Consejo, en vez de "sólo cavar", debería encarar la capacidad de bombeo, y sugirió una mejor administración de los fondos para mejorar el sistema.
"A nosotros, como residentes, nos parece que las ganancias del agua están siendo mal utilizadas. No se vuelcan a un uso correcto, sino para otras cosas", afirmó.
En lo que el gobierno y los habitantes de la ciudad parecen coincidir es en la necesidad de la colaboración de todos para combatir la contaminación de los recursos hídricos, que consideran la raíz del problema de Harare.
"Debido a la contaminación industrial y doméstica, tenemos que procurar un cóctel entre ocho y nueve químicos para tratar el agua", afirmó Masunda.
"La gente tiene que hacer su parte también. Debe ayudar a no contaminar el sistema. Pueden hacer esto no tirando basura por todos lados y disponiendo en forma adecuada las aguas servidas. Si podemos tratar a éstas, reduciríamos la cantidad de químicos" necesarios, añadió.
Por otra parte, en la apertura oficial del Parlamento, el 6 de octubre, el presidente Robert Mugabe acusó a los intermediarios de ser los causantes del aumento en el costo del agua.
"La dependencia en los intermediarios para obtener los químicos que tratan el agua han sido un factor que aumenta el costo del suministro. Para obviar este problema, el gobierno centralizará la obtención de los productos", anunció.
Apoyando a esta medida, Masunda afirmó: "Cuando se trata de obtener algo, tenemos que juntar nuestras manos. Esto nos ayudará a hablar con una sola voz. El suministro no tiene nada que ver con política. Todos tenemos que hacer una estimación y racionalizar estas cosas".
Ni Mugabe ni Masunda especificaron quiénes eran los intermediarios, pero en una reciente conferencia de prensa, el ministro de Recursos Hídricos, Samuel Sipepa, dijo que estaban relacionados con influyentes funcionarios de gobierno.
"Para cuando los químicos llegan a Harare o Bulawayo (en Sudáfrica, donde se compran), su precio es 10 veces más caro. Estos químicos serían muy baratos pero hay demasiados intermediarios. Estas personas se han vuelto muy ricas vendiendo químicos para tratar el agua", dijo Nkomo.
El gran desafío para Masunda y su equipo de consejeros hoy es asegurar que las viejas cañerías sean sacadas y las zanjas cubiertas antes de que comiencen las lluvias.
Como señaló Moyo, "a esta altura del año, los tractores están mejor en la granja que aquí" en la capital.