Hace 11 años, tras dos y medio de matrimonio, Raloke Odetoyinbo supo que era VIH positiva. Entonces pensó que había perdido su oportunidad de tener hijos, pues no quería contagiarlos. Pero no renunció definitivamente a su sueño.
"En mi sociedad, lo que define la femineidad es tener hijos. Si una no puede tener hijos, su valor como ser humano se ve completamente disminuido", dijo Odetoyinbo.
Decidir quedar embarazada no fue una opción fácil para ella.
"Eso fue algo con lo que tuve que lidiar. Tuve acceso a información y me di cuenta de que si trabajaba con mis médicos tenía la oportunidad de tener un bebé que no estuviera infectado con VIH (virus de inmunodeficiencia humana)", señaló.
Fue afortunada de tener acceso a medicación antirretroviral efectiva para impedir la transmisión del virus al feto.
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Pero es consciente de que muchas mujeres en su país y el resto de África no tienen la misma suerte. Odetoyinbo, ahora directora de proyectos en la organización nigeriana Acción Positiva para el Acceso al Tratamiento, dice que quiere que otras mujeres VIH positivas tengan la misma oportunidad que ella de acceder a esas terapias.
Ésa es una de las razones por las que se integró a la recién lanzada Campaña para la Eliminación del VIH/Sida Pediátrico (CEPA, por sus siglas en inglés).
La CEPA es una red de organizaciones de la sociedad civil que aspira a eliminar el VIH/sida en niños, impidiendo la transmisión de madre a hijo mediante el acceso a fármacos antirretrovirales. También aspira a garantizar un mejor acceso al tratamiento y los cuidados para niños VIH positivos.
Esta campaña de tres años se centrará inicialmente en seis países: Uganda, Kenia, Tanzania, Mozambique, Zambia y Nigeria. De ellos, Kenia tiene el mayor número de niños VIH positivos: 155.000.
Graça Machel, presidenta del Consejo Panafricano de Liderazgo de la CEPA, dijo que a veces las enormes cifras enceguecen.
"No se trata de los números en mi mente. Son los ojos de los niños. A veces paso noches sin dormir porque sé que este niño no va a vivir otro mes", explicó.
Machel dijo a IPS que aunque los niños son vulnerables también son resilientes, y es responsabilidad de los adultos garantizar que los bebés no se infecten.
Las cifras muestran que la mayoría de los países industrializados han podido reducir las infecciones pediátricas a menos de dos por ciento. Pero actualmente, 90 por ciento de las nuevas infecciones en el mundo tienen lugar en África subsahariana.
Odetoyinbo señaló que, aunque el sexto Objetivo de Desarrollo de la ONU para el Milenio es frenar y revertir el avance del VIH/sida para 2015, la CEPA planea reducir 80 por ciento la cantidad de infecciones pediátricas para 2012.
"La única razón por la que tenemos tantos niños con VIH es que las mujeres son desatendidas. Necesitamos dar a las mujeres acceso a servicios de tratamiento y detección. No se le puede dar a alguien algo que una no tiene. Así que usted no le puede pasar el VIH a su hijo si usted no lo tiene", dijo Odetoyinbo.
También urgió a la población a hacer responsables a sus gobiernos. Dijo que Nigeria es un ejemplo de esto. "Es posible responsabilizar a un gobierno. Yo vi a gente cambiar la manera como se hacen las cosas. Así es como conseguimos un tratamiento gratuito (para el VIH) en Nigeria", señaló.
En 2005, el presidente nigeriano Olusegun Obasanjo aprobó terapias antirretrovirales gratuitas para sus conciudadanos VIH positivos, en un momento en que se estimaba que el país poseía 3,5 millones de personas viviendo con el virus.
La Organización Mundial de la Salud informó que durante 2008 casi 20.000 embarazadas VIH positivas recibían medicación antirretroviral en Nigeria. Todavía hay 210.000 mujeres VIH positivas que necesitan tratamiento.
James Kamau, del Movimiento de Acceso al Tratamiento en Kenia, señaló que ya es tiempo de que los dirigentes africanos hagan más para combatir la pandemia.
"Necesitamos dejar que los líderes africanos pongan su dinero donde dicen, en el sentido de que 15 por ciento de los presupuestos nacionales sean reservados (para la salud). No podemos dejar que digan que no pueden hacerlo", dijo Kamau.
Machel agregó que en toda África hay organizaciones de la sociedad civil que han sido influyentes en la lucha contra el VIH.
"En este continente realmente han logrado un impacto significativo en términos de influenciar al parlamento para aprobar legislación, y que el gobierno implemente planes y sistemas para asistir a varios programas", dijo.
Son necesarios los controles de los gobiernos para garantizar que los jefes de Estado estén abordando realmente la prevención del VIH/sida y el tratamiento de mujeres y niños VIH positivos, sostuvo.
"Pienso que necesitamos hacer esa clase de control. No es un momento para asumir compromisos sino para comenzar a hacer un seguimiento de los compromisos ya asumidos. Como organizaciones de la sociedad civil necesitamos desarrollar una capacidad para (poder llevar adelante nuestra tarea). Necesitamos tener información objetiva, creíble y que produzca evidencias", dijo Machel.
Aunque admitió que en algunos países las organizaciones de la sociedad civil tienen que afrontar una falta de recursos, tanto financieros como humanos, muchas entidades ya han demostrado ser efectivas a la hora de influir en las políticas gubernamentales.
Lydia Mungherera, médica y activista VIH positiva que trabaja para la Organización de Apoyo al Sida en Uganda, señaló que en su país la sociedad civil juega un rol significativo en guiar las políticas del gobierno.
"En nuestro país la sociedad civil está en cada comité planificador. Nos han dado participación como socios que trabajamos con el gobierno, y pienso que eso constituye una gran diferencia. Ahora sabemos qué está ocurriendo, y cuando las cosas van mal podemos ayudar con una solución", planteó Mungherera.
Para Odetoyinbo, la solución fue educarse a sí misma sobre sus opciones de tratamiento antes de embarazarse. Y hoy siente que tomó una decisión potenciada con la información correcta.
"Lo que más me importaba en ese momento era dar a luz. Yo tenía un fuerte deseo de tener un bebé", dijo.
Fue siete años después de su diagnóstico que decidió quedar embarazada, señaló.
"Yo vivía con VIH y tomé una decisión consciente. Me atreví a creer en la ciencia. Me atreví a trabajar con mi proveedor de servicios de salud. A ellos les llevó 10 minutos y 56 segundos sacar al bebé. Y mi bebé es VIH negativo", dijo Odetoyinbo.
Así que aunque ella fue afortunada de que su bebé no fuera VIH positivo, le preocupan las mujeres que no tienen el apoyo médico con el que ella contó durante la gestación.
"No sé cómo podría yo haber hecho frente a la situación si mi hijo hubiera sido VIH positivo. Puedo lidiar con mi estatus, pero no estoy segura de haber podido hacerlo si se tratara de mi hijo", expresó.
"¿Podemos atrevernos a decir basta? ¿Podemos pensar en los niños? ¿Podemos impedir que nuestros niños se infecten?", pidió.