Dada la impopularidad de los anticonceptivos en Namibia, el aborto voluntario es moneda corriente en este país, donde hace 10 años fracasó una iniciativa gubernamental para despenalizarlo.
El misoprostol, un fármaco contra la úlcera conocido en Namibia por su marca comercial Cytotec, se ha convertido en el método favorito para inducir el aborto.
Cada píldora se vende en las farmacias a unos 14 dólares, pero también se las puede comprar en las calles de Windhoek. Médicos que realizan abortos ilegales empleando este medicamento cobran entre 140 y 200 dólares..
Monisha, una estudiante de la Universidad de Namibia que solicitó ser identificada con este nombre ficticio, decidió practicarse un aborto. Su compañero sexual estaba casado.
"Mis padres me habrían matado si lo hubieran sabido que estaba embarazada de un hombre casado. Y yo tampoco estoy lista para ser madre
todavía soy una estudiante", dijo Monisha, de 22 años.
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En su segundo mes de embarazo, con ayuda de una amiga, compró cinco pastillas de Cytotec a un vendedor ambulante del barrio capitalino de Khomasdal. Pagó el equivalente a 113 dólares.
El vendedor le indicó que se insertara tres píldoras en la vagina y que ingiriera las otras dos, recordó la joven. También le recomendó que evitara acudir a un centro médico si se le presentaba alguna complicación. Él mismo podría ayudarla en ese caso.
No fue necesario. Monisha interrumpió su embarazo sin mayores inconvenientes. "Fue como un mal periodo. Por supuesto que sentí algún dolor, pero tomé calmantes", relató la estudiante.
El Cytotec sólo se puede vender con prescripción médica, según las leyes namibias. Pero hay farmacias que lo comercializan sin reclamársela al cliente.
Una farmacéutica de la capital que pidió ser identificada como Merja dijo que sólo vende esas píldoras a clientes recomendados por amigos.
"No se las puede vender a cualquiera porque una no sabe quién es policía y quién no. Es un negocio bastante riesgoso, pero ¿qué puedo hacer? Necesitamos el dinero extra y, al mismo tiempo, le brindamos un servicio a mujeres que lo necesitan con desesperación", señaló.
"No matamos bebés. Sólo vendo Cytotec a aquellas mujeres cuyo embarazo tiene menos de tres meses, para minimizar el riesgo de complicaciones", agregó.
Merja dijo que compra un paquete de Cytotec, que contiene 56 píldoras, por el equivalente de 50 dólares, y que vende cada pastilla a 14, lo que le permite ganar 734 dólares por paquete.
Según ella, la mayoría de sus clientes son estudiantes de la universidad y del Politécnico de Namibia.
Monisha no tuvo problemas, pero muchas mujeres sufren consecuencias del aborto como hemorragias por desgarro cervical y perforación uterina, dijo a IPS un médico del hospital de Katutura que pidió reserva de su identidad porque a los profesionales de la salud se les prohíbe informar a la prensa.
Entre las complicaciones más comunes atendidas en Katutura figuran las infecciones que se desarrollan cuando dentro del útero quedan partes del feto.
"Una infección pélvica puede derivar en fiebre persistente durante varios días que determina una hospitalización prolongada, y dejar cicatrices en los órganos del área", agregó.
En algunos casos severos, mujeres fallecen por sangrado excesivo, dijo el médico.
El ministro de Salud y Servicios Sociales, Richard Kamwi, dijo que el aborto ilegal constituye un problema sanitario serio en Namibia. Las muertes por esta causa son mucho más comunes entre mujeres jóvenes.
"Cincuenta y nueve por ciento de las mujeres que mueren por complicaciones relacionadas con el aborto tienen menos de 25 años. Esto es consistente con otros informes según los cuales mujeres cada vez menores recurren al aborto inseguro o incluso cometen suicidio tras tener un embarazo no deseado", dijo Kamwi.
Sam Ntelamo, director de la Asociación de Paternidad Planificada de Namibia, dijo que el abandono de bebés y el infanticidio es actualmente motivo de preocupación. Además, consideró que la falta de datos confiables y de registros hace imposible estimar el alcance real del aborto inseguro.
Pero "las estadísticas policiales y la información anecdótica sugieren que el problema es significativo", agregó. "Bastante a menudo oímos sobre cuerpos de bebés recién nacidos hallados en sumideros en los alrededores de Windhoek. Son revelaciones que conmocionan", dijo Ntelamo.
El experto atribuyó el aumento de los abortos a la falta de acceso de las y los jóvenes a servicios de salud reproductiva.
En 1999, el gobierno de Namibia analizó la posibilidad de despenalizar el aborto voluntario, aunque la dejó de lado tras constatar un fuerte rechazo del público.
El gobierno alentaría la inmoralidad si despenalizara la interrupción voluntaria del embarazo, según Ndawana Hausiku, un ciudadano namibio entrevistado por IPS.
"El aborto no debe legalizarse nunca en Namibia. Las mujeres cometerían asesinato a diestra y siniestra. Matarían a bebés inocentes. Si a nuestras madres les hubieran dado la oportunidad de decidir sobre nuestra vida o nuestra muerte, muchos de nosotros no estaríamos aquí. Es muy poco africano", dijo.
Las leyes namibias admiten el aborto voluntario sólo en caso de incesto, violación o riesgo de muerte elevado para la embarazada.
"El proyecto de ley que hace años fue rechazado por el público debe ser desempolvado", dijo a IPS La directora de la organización feminista Sister Namibia, Liz Frank. "Es necesario lanzar una campaña para explicarle al público las ventajas de la despenalización."
"Actualmente, el Ministerio de Salud gasta enormes sumas en legrados practicados luego del abortos. Mientras, muchas mujeres fallecen o quedan con lesiones que amenazan sus vidas luego de someterse a abortos clandestinos. Las mujeres deberían tener acceso a abortos seguros", agregó.
Apenas cuatro países africanos permiten hoy el aborto a demanda durante los primeros tres meses de gestación: Sudáfrica, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Túnez.