Por lo general discriminados y maltratados, los inmigrantes benefician tanto a sus países de origen como a los que se han mudado, concluyó el Informe sobre Desarrollo Humano 2009, presentado este lunes.
La imagen generalizada de que los inmigrantes constituyen una carga para la sociedad no corresponde a la realidad, según el Informe, elaborado todos los años por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
El mensaje central del informe de 217 páginas es que se pueden lograr grandes avances para el desarrollo humano disminuyendo las barreras al movimiento de personas y mejorando el trato a los inmigrantes.
El trabajo subraya que todavía muchas personas en los países del Sur no tienen otra opción que abandonar sus hogares en busca de un futuro, y la emigración puede ser sumamente efectiva para mejorar sus ingresos, así como sus perspectivas de salud y educación.
El estudio concluyó que "aproximadamente 740 millones de personas son migrantes internos —en su propio país—, esto es, cuatro veces más que los que se trasladan internacionalmente".
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Y, entre los que se han trasladado fuera de las fronteras nacionales, "sólo un tercio se mudaron de un país en desarrollo a otro industrializado". Casi la mitad de este grupo son mujeres.
Por primera vez publicado en 1990, el Informe sobre Desarrollo Humano ofrece "un análisis para la elaboración de agendas" y "llama la atención internacional sobre temas que colocan a las personas en el centro de las estrategias para afrontar los desafíos del desarrollo hoy".
Tras haber dedicado sus ediciones anteriores particularmente al cambio climático y a la crisis mundial del agua, el informe de este año subraya el tema de las migraciones por primera vez.
En conversación con IPS desde Ginebra, Jean-Philippe Chauzy, jefe de prensa de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que contribuyó con el informe, celebró el "esencial y extremadamente oportuno mensaje (del reporte) a la luz de la actual recesión, que ha llevado a muchos países a incrementar en vez de disminuir las barreras a la movilidad" de personas.
Aunque las discusiones por lo general se concentran en las personas del Sur en desarrollo que emigran al Norte industrializado, la abrumadora mayoría de quienes abandonan su hogar en busca de un futuro mejor lo hacen para trasladarse dentro de su propio país.
Llamativamente, han comenzado a surgir nuevos países de destino o centros urbanos dentro de esas nacionesen el Sur en desarrollo. Un importante flujo migratorio llega a Costa Rica desde los demás países centroamericanos, y a Tailandia desde sus vecinos del sudeste asiático.
El informe confirma que los pobres son quienes más se benefician de las migraciones pero, contrariamente a lo que se piensa, son los que menos se trasladan: menos de uno por ciento de los africanos se han mudado a Europa.
La evidencia general, tanto histórica como contemporánea, sugiere que el desarrollo y los flujos migratorios van de la mano.
La directora del informe, Jeni Klugman, señaló que la frontera entre Estados Unidos y México no sólo divide a los dos países, sino que también marca una significativa diferencia de escala en el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
El más bajo IDH en un condado estadounidense fronterizo (el condado de Starr, en el meridional estado de Texas) está por encima del más alto registrado en el lado mexicano (la municipalidad de Mexicali, en el occidental estado de Baja California).
El IDH mide los logros promedio de un país usando como base indicadores básicos: expectativa de vida, alfabetismo adulto y matriculación escolar, así como el producto interno bruto por habitante.
El informe señala que las ganancias de los inmigrantes por lo general son compartidas con sus familiares y comunidades en sus lugares de origen.
"En muchos casos es en forma de efectivo remesaspero las familias de los migrantes también se benefician de otras formas", indica la investigación. Las llamadas "remesas sociales" son beneficios indirectos que reciben los familiares y sus comunidades, como una alta tasa de matriculación escolar y una mejora en el estatus de las mujeres.
La lista de 183 países según su IDH publicada este lunes por el Pnud es similar a la del año pasado. Al tope se encuentran Noruega, Australia e Islandia, mientras que en los últimos puestos se ubican Sierra Leona, Afganistán y Níger. Sin embargo, la información en la que se basó este estudio no contempla los efectos de la crisis financiera mundial.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2009 propone un "paquete central" de reformas que busca convertir a la movilidad de personas en una parte integral de las estrategias nacionales de desarrollo, contemplando una liberalización y simplificación de los canales legales tanto de las migraciones internas como de las internacionales para permitir que más personas poco calificadas puedan buscar trabajo en mejores lugares.
Ya se han flexibilizado regulaciones en Nueva Zelandia y Canadá, donde han demostrado ser exitosos varios programas temporales de beneficio a inmigrantes para el sector agrícola.
Los altos y por lo general desproporcionados costos administrativos asociados a las migraciones pueden estimular los cruces ilegales de las fronteras y el tráfico humano, que suponen una amenaza particular para la seguridad de mujeres, niños y niñas.
Estos costos, señala el informe, deben ser reducidos y al mismo tiempo se tienen que mejorar los beneficios para los inmigrantes y sus lugares de destino.
La violación de los derechos de los migrantes, así como su limitado acceso a servicios de salud y la propagada discriminación, siguen siendo un problema en muchos países de destino, y deben ser encarados en forma más seria por gobiernos, grupos de la sociedad civil y sindicatos, exhortó el informe.
El Pnud alertó además que los migrantes afrontan particulares desafíos en el actual clima económico.
Así como las economías tienden a invitar a inmigrantes en tiempos de escasez de mano de obra, optan por despedirlos primero en caso de una recesión. Esto ocurrió durante la actual crisis principalmente en Estados Unidos, Rusia y Alemania.
Por ejemplo, en países como Estados Unidos o Tailandia, inmigrantes pueden fácilmente encontrar empleos temporales, pero carecen de servicios básicos y están siempre en riesgo de ser deportados.
Por otra parte, el Pnud reconoce la controversia sobre el malestar que los inmigrantes pueden causar entre los trabajadores locales, al ocupar muchas vacantes, y los miedos que generan en los países de destino, como temor a la delincuencia y a una pérdida de la identidad cultural.
Otros problemas son la "fuga de cerebros" en los países de origen de los emigrantes, y la falta de determinación en estos a solucionar las dificultades internas que generan el flujo migratorio.
Sin embargo, Klugman, en conferencia de prensa la semana pasada, dijo que la investigación concluyó que "estas preocupaciones eran por lo general exageradas por los políticos".
Gran parte de la evidencia sugiere que "los efectos negativos son generalmente pequeños y podrían, en algunos contextos, estar totalmente ausentes", afirmó.