En la reunión del G-20 a realizarse en Pittsburg el 24 y 25 de este mes algunos líderes de ese grupo de los mayores 20 países, como el francés Nicolas Sarzoky, la alemana Angela Merkel, el brasileño Lula Da Silva y el chino Hu Jintao requerirán la reforma y la reducción del casino global. Ellos piden que se restrinjan las enormes primas, que se reduzca el enorme grado de exposición de los bancos, que se frenen las excesivas asunciones de riesgos y que se regulen los derivados que son simples apuestas, como los intercambios de créditos impagos. Todo ello es necesario, pero insuficiente escribe la economista Hazel Henderson ( www.EthicalMarkets.com), autora de Ethical Markets: Growing The Green Economy (2007) y coautora del ndice sobre calidad de la vida Calvert-Henderson ( www.Calvert-Henderson.com).
El entero sistema de las finanzas globales debe ser reestructurado. China ha correctamente conducido el debate sobre la necesidad de eliminar progresivamente la dependencia del dólar estadounidense y de crear una moneda de reserva global más estable, lo que es apoyado por la Asamblea General de la ONU. Más allá de esto, el británico Lord Adair Turner ha pedido la creación de un pequeño impuesto a las transacciones financieras para frenar la especulación. Tal impuesto fue recomendado por James Tobin en los años 70 y por Larry Summers en 1989 y se lo considerada el mejor medio para reducir la especulación y emplear los miles de millones que aportaría a favor del desarrollo de los países del Sur, para reembolsar a los contribuyentes por sus rescates e invertir en un plan ecológico para la reducción de las emisiones de carbono, el llamado "Global Green New Deal", apoyado por muchos gobiernos, inversores privados, sindicatos y organismos de las Naciones Unidas.