CAMBIO CLIMÁTICO: India firme de cara a Copenhague

En la cuenta regresiva para la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague, la disputa entre el Sur en desarrollo y el Norte industrializado sobre quién tiene más responsabilidad se hace cada vez más estridente.

Entre las 190 naciones que estarán representadas del 7 al 18 de diciembre en la capital danesa para tratar de alcanzar un nuevo acuerdo obligatorio de reducción de emisiones contaminantes sucesor del Protocolo de Kyoto —que expirará en 2012­, aún no existe unanimidad sobre cómo limitar los "gases invernadero", causantes del recalentamiento planetario.

La cantidad de apoyo financiero y de tecnologías limpias que las naciones ricas deberían transferir a las pobres para ayudarles a afrontar los efectos nocivos de las crecientes temperaturas todavía está en la nebulosa.

Pero la urgencia para salvar el planeta no es ignorada por nadie. La ciencia ha demostrado más allá de toda duda que las crecientes temperaturas pueden poner en peligro la vida en la Tierra. La comunidad internacional necesita mantener los niveles de emisiones bajos para ayudar a sacar al planeta del precipicio. Los patrones de lluvias y la actividad agrícola –ya rehenes de los caprichos de la naturaleza­están siendo gravemente impactados, afectando a millones de granjeros en todo el mundo y disminuyendo aun más los graneros.

India —prominente actor del Grupo de los 77 países que tienen una plataforma de negociación común­ha fundamentado su postura sobre dos principios claros.
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En primer lugar, que las actuales existencias de gases invernadero en la atmósfera son el resultado acumulativo de emisiones durante los últimos 200 años, por las cuales los países industrializados son enteramente responsables. Sólo sería justo, por tanto, que los recortes sean hechos por el Norte.

En segundo lugar, India argumenta que, ya que sus emisiones por habitante están por debajo del promedio mundial (1,9 toneladas), eclipsadas por las 3,9 toneladas de China y las 24,3 toneladas de Estados Unidos, ¿por qué debería ser presionada para hacer más recortes?

Por eso, si los países industrializados esperan que India firme un plan de reducción de emisiones de dióxido de carbono, sólo sería justo si lo pagan con dinero y transferencia de tecnología. Incluso la Convención reconoce la primera responsabilidad de las naciones del Norte en el recalentamiento planetario.

El pacto señala claramente que los países del Sur primero deben abocarse a trabajar por erradicar la pobreza a través del desarrollo económico, y los ricos deben ayudarlas en sus esfuerzos de mitigación de los efectos tanto a través de una compensación financiera como con transferencia de tecnología.

Actualmente, cerca de la mitad de los 1.300 millones de indios viven en aldeas sin acceso a la electricidad comercial. Además, más de la mitad subsisten con menos de un dólar diario, lo que supone una antítesis con el estilo de vida consumista de Occidente.

A pesar de esto, aumenta la presión sobre las economías del Sur para acordar un protocolo vinculante y con plazo para reducir emisiones. Éste fue uno de los temas manejados por la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Clinton, en su última visita a India en julio.

Esto llevó al ministro de Ambiente y Bosques indio, Jairam Ramesh, a señalar que su país no podía permitir que su agenda ambiental afectara su crecimiento y desarrollo. El problema climático, señaló, ha sido creado por el derroche de carbono de los países industrializados. Por tanto, el derecho de India a la expansión económica no puede ser afectado por recortes de emisiones diseñadas sólo para el progreso de Occidente, sostuvo.

Recientemente, el ministro reiteró la postura de su gobierno en un duro mensaje afirmando que "India se irá de las conversaciones de Copenhague si las naciones occidentales insisten en aplicar cualquier tipo de obligatoriedad legal sobre su trayectoria de las emisiones".

Al mismo tiempo, para que Nueva Delhi no sea vista como intransigente, Ramesh ha afirmado que su gobierno es bien consciente de su responsabilidad ambiental internacional. "Para nosotros, PIB no significa producto interno bruto, sino ‘producto ambiental bruto’. A menos que pensemos en un crecimiento verde, nuestro crecimiento no será sostenible", afirmó.

Se espera que Estados Unidos, ahora bajo la presidencia de Barack Obama, esté dispuesto a firmar un acuerdo que imponga restricciones a las emisiones.

Por tanto, inteligentemente, las naciones occidentales ahora han puesto toda la carga sobre India y China, a quienes responsabilizarán si se produce un fracaso en Copenhague.

Pero a pesar de la aparente postura pertinaz de India, este país se ha involucrado significativamente con la lucha al recalentamiento planetario a través de una directiva gubernamental llamada Plan de Acción Nacional sobre Cambio Climático, presentado el año pasado.

También financió esfuerzos de adaptación, como apoyo económico a los pequeños agricultores para que opten por cultivos adecuados a temperaturas más altas en todo el país. Además, Nueva Delhi prevé invertir dos por ciento de su PIB en medidas contra el cambio climático.

Sin duda, la política india, focalizada más en la "adaptación" que en la mitigación de los efectos, ahora se abocará a buscar formas de combatir la degradación ambiental y cambiar los patrones de cultivo.

El gobierno indio también buscará reducir la dependencia a los combustibles fósiles convencionales y a las importaciones de petróleo, optando por energías limpias.

El primer ministro Manmohan Singh ha dicho que su gobierno también propone crear una autoridad nacional de mitigación del cambio climático, que asignará y vigilará el cumplimiento de metas verdes para 2020 y que permitirán la reducción de las emisiones de gases invernadero.

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