Un grupo de expertos de Estados Unidos llamó a poner como prioridad en las políticas sobre cambio climático a la lucha contra la deforestación, y pidió al gobierno de Barack Obama que asuma el liderazgo.
La bipartidista Comisión sobre Clima y Bosques Tropicales, integrada por representantes del gobierno, del sector privado, de la ciencia y de la sociedad civil, presentó su informe "Protecting the Climate Forests: Why Reducing Tropical Deforestation is in Americas Vital National Interest" ("Proteger los bosques climáticos: Por qué reducir la deforestación tropical es de vital interés nacional para Estados Unidos").
El trabajo enumera los cambios que se deben incorporar a la política estadounidense para impedir el catastrófico recalentamiento planetario.
La Comisión plantea un amplio plan inicial para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación, a través de asociaciones internacionales e incentivos de preservación para las naciones en desarrollo.
El plan marco propone asignar 1.000 millones de dólares antes de 2012 para enlentecer la deforestación en los países pobres, y 14.000 millones de dólares anuales para 2020. Por lo menos dos tercios de este financiamiento propuesto procederán de fuentes privadas.
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"Enlentecer la deforestación es la opción más redituable de todas las acciones para reducir las emisiones de carbono. Necesitamos proteger nuestros bosques. Nuestro futuro en común depende de eso", dijo John Podesta, copresidente de la Comisión y presidente del Centro para el Progreso Estadounidense.
El informe presentado el miércoles es el último de una serie de esfuerzos por influir en los políticos de Washington antes de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará del 7 al 18 de diciembre en Copenhague.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que funciona en la órbita de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señaló que la deforestación es causante de 17 por ciento de las emisiones anuales de carbono, casi lo mismo que las emisiones del sector transporte en el mundo.
La Comisión concluyó que frenar la deforestación será más efectivo y menos caro que transformar el transporte mundial.
"Si nos movemos ahora, y de modo efectivo, reduciremos la demanda de una acción más cara en una fecha posterior", dijo Thomas Pickering, ex embajador de Estados Unidos en la ONU.
En el reporte figura como fundamental la recomendación de establecer un programa interno de comercialización de créditos de carbono que extienda permisos de emisión de gases contaminantes a cambio de invertir en programas internacionales de reducción de emisiones.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un programa interno de este tipo y un proyecto similar espera la aprobación del Senado, pero sus partidarios no están seguros de que esto se logre antes de la cumbre de Copenhague.
"Necesitamos ir a las negociaciones internacionales con una posición fuerte, pero, lo que es más importante, necesitamos actuar ahora", dijo Podesta.
Los compromisos internos son vistos como pasos cruciales para crear apoyo para un marco global sobre cambio climático.
En Washington se está generando un impulso para una puesta a punto de las políticas climáticas. El presidente Obama firmó el lunes una orden ejecutiva para que las agencias federales controlen las liberaciones de gases invernadero y establezcan objetivos a fin de reducir sus emisiones para 2020.
A la orden ejecutiva de la Casa Blanca le siguió la difusión de un estudio el martes señalando que una mayor eficiencia energética, el aprovechamiento de las energías renovables, la conservación forestal y el uso sostenible de la tierra en todo el mundo pueden lograr hasta 75 por ciento de la reducción necesaria de las emisiones mundiales para 2020, permitiendo ahorrar 14.000 millones de dólares.
Tras décadas de marginación en la escena política estadounidense, el ambientalismo ha sido ahora reconocido como un importante aspecto de la seguridad nacional, así como una oportunidad para que Washington recupere la iniciativa de fijar prioridades para la comunidad internacional.
Las empresas estadounidenses participan con intensidad en el cada vez más lucrativo mercado de la "economía verde".
Los principales emisores de gases invernadero, como las aerolíneas, las empresas de energía y los fabricantes de camiones, compiten para mostrarse respetuosos del ambiente.
Pero las iniciativas políticas han quedado rezagadas respecto de los esfuerzos de la sociedad civil.
La resistencia del lobby industrial y de la Cámara Estadounidense de Comercio a menudo obstaculiza la adopción de normas ambientales. Las críticas más duras a este tipo de regulaciones proceden de quienes están preocupados por su eventual impacto económico.
Según los críticos, los programas de créditos de carbono inhibirían la recuperación económica. Pero el informe de de la Comisión trata directamente esas inquietudes.
"Está muy claro que éste es un grupo conservador en lo fiscal", dijo Nigel Purvis, director ejecutivo de la Comisión y presidente de Climate Advisors.
Al considerar las recomendaciones del reporte, "la rentabilidad fue clave", agregó.
Los bosques son importantes fuentes de secuestro de carbono. Los árboles absorben dióxido de carbono a medida que crecen y lo liberan cuando mueren.
Se estima que los bosques del mundo contienen 283 gigatoneladas de carbono, más que la atmósfera terrestre. Los científicos calculan que anualmente se pierde tres por ciento del área forestal total del planeta.